Natividad Cid lleva 5 años jubilada. Con sus 65 años, ha abierto el baúl de sus recuerdos acudiendo a las clases de la Universidad para los Mayores.
- Universidad para los Mayores
Ricardo Sánchez-Pardo acaba de cumplir 68 años y después de 51 años trabajando decidió que éste era el mejor momento para estudiar.
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Félix Arribas, acaba de cumplir 64 años y ha finalizado ya sus estudios de Humanidades. Técnico de mantenimiento de aviones en Iberia, nunca había pasado antes por la Universidad.
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Florencia Álvarez tiene 70 años. Recién graduada en Humanidades, piensa ahora en iniciar otros estudios en la Universidad para los Mayores.
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A sus 73 años, este Ingeniero Aeronáutico ha completado con éxito los 3 cursos del programa de Ciencias y ahora, el de Humanidades. Así nos cuenta su experiencia Manuel Castelbón.
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Pasión Arenas tiene 62 años y es ama de casa. Acaba de graduarse en el programa de Humanidades.
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Antonio es un experto en materia universitaria. Además de la carrera que se sacó en su juventud en la Universidad Laboral de Córdoba, ya cursó Ciencias y un Estudio Propio en la Universidad para Mayores de la UAH.
Alfonso dedicó a las Ciencias Físicas su primera juventud y, ahora, mientras disfrutra de su prejubilación ha dejado el "rollo tecnológico" para entregarse a las Humanidades. Atraído por la propuesta más "coherente" que para los mayores tiene la UAH, viene cada semana a estudiar desde Madrid.
José María quiere aprovechar su jubilación prematura para potenciar el área de letras por el puro placer de aprender. Confiesa con humor que no estudia, sino que sólo se dedica a ordenar los apuntes.
Aurelio es uno de los tantos prejubilados que pueblan las aulas de la Universidad para Mayores de la UAH, decidido a aprovechar todo el tiempo libre del que dispone ahora que ha tenido que dejar de trabajar.
Rosa sale corriendo de su trabajo para poder llegar a las clases de Humanidades. Es su primer año en la carrera y, a pesar del enorme sacrificio que le representa, la mueven las ganas que tiene de aprender y la deuda pendiente de no haber podido estudiar en su juventud.
Mercedes Arenal confiesa que no veía la hora de jubilarse para poder apuntarse a la Universidad para Mayores. Ir a la facultad también la ayuda a salir de casa y tener nuevas obligaciones ahora que ya no trabaja.
Nieves Sánchez cuenta que la Historia y el Arte son su vocación frustrada, que en su casa hay un excelente ambiente de estudio porque todos aman los libros, y califica de estupenda la labor de los profesores que le han tocado en este, su primer curso de Humanidades.
Antonio Gracia es viudo, no estudiaba desde muy pequeño, y confiesa que se apuntó a la Universidad para Mayores, sobre todo, para combatir la soledad. Ya ha hecho muchos amigos y se muestra feliz con la aventura que le aporta conocimientos y nuevas relaciones sociales.
Mariano Barrio vive en Coslada y a sus 66 años por fin se puede poner a estudiar, porque ya lo había intentado y se le truncó. “Hace tiempo cursé primero y segundo de Periodismo en la Complutense y lo tuve que dejar porque trabajaba en Iberia y tenía horarios rotativos”.
Félix Arribas, alumno de tercero de Humanidades, confiesa que durante las vacaciones no ve la hora de volver a clase y con esta decisión ha conseguido, al menos, no empezar a envejecer. Está orgulloso de pertenecer a un grupo de alumnos que escuchan "embobados" al profesor.
Manuel Antonio Fernández Polonio se define como un "hombre de Ciencias", que estudió Ingeniería en su juventud, y que ahora se ha volcado por las Humanidades porque es una carrera que "sensibiliza mucho más" . Disfruta con plentitud de esta nueva experiencia que le permite seguir activo durante la jubilación.
A Lola todos la señalan como la "jefa" de la clase y ella asume su cargo con mucho entusiasmo. Cursa tercero de Humanidades y, con el final de la carrera en el horizonte carcano, ya piensa en ir a por más. "Si hace falta, vengo hasta con muletas", asegura.
Censi Cano se declara una amante de los libros de Historia y a pesar de que cursa el último año de Humanidades no piensa cerrar su aventura académica ahí. Y ya ha animado también a varias amigas a que se sumen a la aventura de estudiar en esta etapa de la vida.
Tomás descubrió que hay vida después de trabajar. Cuando le prejubilaron decidió que no iba a quedarse en casa y que necesitaba "matar" el tiempo. Por eso, tomar la decisión de apuntarse a la Universidad para Mayores no le costó en absoluto y además, le hace sentir muy bien consigo mismo: "Tus hijos han llegado, donde tú no has llegado y esta iniciativa hace que te complementes".