A análisis la situación de Latinoamérica, envuelta en procesos electorales cruciales

El pasado 20 de mayo se celebraron elecciones en Venezuela, el día 27 le tocó el turno a Colombia,donde Iván Duque, uribista, y Gustavo Petro, izquierdista, se disputarán la presidencia en una segunda vuelta el día 17 de junio. El día 1 de julio los mexicanos están convocados a las urnas y en octubre votan los brasileños.  América Latina está en un momento crucial para decidir su destino político, económico y social y el profesor de la UAH y director del Instituto Universitario de investigación en Estudios Latinoamericanos (IELAT), Pedro Pérez Herrero, analiza para el diario digital de la UAH el paisaje que se vislumbra.

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 Pedro Pérez Herrero.

En su opinión, no es un paisaje muy sereno. ‘No sabemos hacia dónde vamos, pero es preocupante por diferentes motivos’, dice. Entre esos motivos está el cambio que se está produciendo en el escenario internacional: ‘las reglas de tráfico están variando, el Estado-Nación como articulador de las relaciones internacionales está mutando. Las grandes multinacionales fijan los criterios de las relaciones internacionales’, señala, y argumenta que no hay nada más que comparar los ingresos y el capital de las grandes corporaciones internacionales y el PIB de algunos países medios. ‘Las 5 compañías con más capital que cotizan en Wall Street superan el PIB de países como Colombia, Venezuela o Argentina y tienen una gran capacidad para influir en la toma de decisiones de grandes países o grandes conglomerados, como la Unión Europea’.
Otro motivo que apunta es la desafección política: ‘los ciudadanos cada vez confían menos en los gobiernos como mecanismo de resolución de los problemas, produciéndose un distanciamiento que es evidente en los países de América Latina’. Pérez Herrero se refiere también al aumento de la ‘informalidad’, ya que ‘muchos trabajadores no solo no tienen contratos dignos y cobran menos, sino que además han visto recortados los servicios públicos. Surge la pregunta ¿para qué votar, para qué pagar impuestos si ello no repercute en la mejora de la calidad de vida del votante?’ El alejamiento entre políticos y ciudadanos cada vez es mayor y, en esa perspectiva, resulta complicado atraer simpatías y animar a que la gente vote.

Todo esto influyó en América Latina. ‘En el período 2000-2013 al aumento de la desafección por los partidos políticos tradicionales se sumó el alto nivel de pobreza y desigualdad. Como consecuencia, se generaron escenarios propicios para la aparición de personajes que prometieran soluciones mágicas en el corto plazo. Políticos como Chávez y Maduro en Venezuela; Correa en Ecuador; los Kirchner en Argentina; Lula y Rousseff en Brasil, Ortega en Nicaragua… alcanzaron democráticamente las presidencias de sus respectivos países apoyados de forma masiva con el voto de sus ciudadanos. Fueron tiempos de bonanza económica debido al alto precio en los mercados internacionales de las materias primas que exportaba América Latina. El alto precio del petróleo fue de gran ayuda para los países productores de crudo. El bajo precio del dinero en los mercados internacionales ayudó a los países no productores de petróleo a solucionar sus bajos ingresos fiscales. Los beneficios obtenidos se destinaron a apoyar a los más necesitados y a alimentar las ‘clientelas’. La pobreza se redujo en algunos casos, pero la desigualdad creció de forma preocupante. La corrupción creció exponencialmente. Fue la etapa del `socialismo del siglo XXI’. A los ‘ranchitos’ de Caracas llegaron médicos y maestros (muchos de ellos cubanos), recursos, comida. La energía era abundante y barata. Parecía que el maná caía del cielo’.

En el período 2014-2017 se dieron importantes cambios. En algunos países subieron al poder presidentes con políticas económicas ortodoxas. En diciembre de 2015 Macri sustituyó a Cristina Fernández de Kirchner en Argentina; y en agosto de 2016 Michel Temer sustituyó a Dilma Rouseff. ‘En estos países el déficit en las cuentas públicas se redujo, la inflación se controló, la deuda se contrajo, pero la población comenzó de nuevo a sufrir. La corrupción se generalizó, la informalidad se extendió, la violencia y la inseguridad se cronificaron y la epidemia del narcotráfico invadió casi todo’.
En otros países permanecieron los gobiernos con políticas económicas de aumento del gasto social. En Nicaragua Daniel Ortega continúa gobernando desde 2007, pero con problemas sociales. En 2014 Sánchez Cerén ganó la presidencia en El Salvador en representación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. En 2015 el Frente Amplio revalidó el mandato en Uruguay y el Movimiento al Socialismo en Bolivia. En mayo de 2017 Lenín Moreno subió al poder en Ecuador al frente del Partido Alianza País (creado por Rafael Correa).
En República Dominicana se dio un continuismo comandado por Danilo Medina (subió a la presidencia en 2016) y en otros países aparecieron nuevos personajes y partidos independientes. Juan Carlos Varela ganó la presidencia en Panamá en 2014, liderando el Partido Panameñista. En 2016 Jimmy Morales ganó la presidencia de Guatemala en representación del Frente de Convergencia Nacional.

Este año los precios de las materias primas han ido bajando y el precio del dinero ha ido subiendo. El precio del petróleo (que se redujo hasta los 30 dólares el barril en años anteriores) ha subido hasta los 80 dólares en la primavera de 2018. Todo ello ha provocado cambios en el escenario político. En 2018 Abdo Benítez ganó las elecciones en Paraguay al frente del Partido Colorado; Juan Orlando Hernández revalidó su mandato en Honduras; en marzo de 2018 Piñera desbancó a Bachelet en Chile y Martín Alberto Vizcarra sustituyó a Pedro Pablo Kuczynski en Perú tras la dimisión por corrupción de éste; en abril de 2018 subió al poder Miguel Díaz Canel sustituyendo a los hermanos Castro; el 8 de mayo de 2018 tomó posesión de la presidencia de Costa Rica Carlos Alvarado Quesada al frente del partido Acción Ciudadana de corte socialdemócrata; el 20 de mayo Nicolás Maduro ganó de nuevo las elecciones con un alto porcentaje de abstención y la falta de reconocimiento de muchos países por la falta de transparencia y el 27 de mayo tuvo lugar la primera vuelta de las elecciones en Colombia enfrentándose el bloque en pro de la paz (liderado por Santos) y en contra de la paz (liderado por Uribe).  ‘Los gobernantes pueden optar por regresar a las políticas de expansión del gasto público –generadoras de un crecimiento del déficit- para reducir la inquietud social; subir los impuestos -complicado de realizar dado que las clases medias han perdido parte de su capacidad adquisitiva y la informalidad ha reducido los impuestos directos- o acudir de nuevo a la deuda externa, generadora de inflación. Es el drama en el que vive Argentina en este momento. Macri ha pedido dinero al FMI para salir de la situación, pero el FMI le exige ahora que haga recortes. Parece que estamos ante una tormenta perfecta’.
El paisaje que contempla Pérez Herrero a corto plazo es un paisaje dominado por partidos con menos proyectos de país y más tacticismos estratégicos para ganar las elecciones; un retroceso del papel de las mujeres (las urnas han dado el adiós a Bachelet, a Rousseff, a Cristina Fernández de Kirchner …); una reducción del poder de los viejos partidos, un avance de las grandes coaliciones (sopa de siglas) con eslóganes atractivos (‘Chile, vamos’, de Piñera; ‘Acción Ciudadana’, de Carlos Alvarado en Costa Rica; `Todos por México’, integrado por el PRI, PANAL y los Verdes) y uniones de partidos de derecha y de izquierda para derribar al enemigo (`México al Frente’ integrado por el PAN y el PRD) en contra de Andrés Manuel López Obrador.

Pérez Herrero reclama fijar la atención en los procesos electorales que tendrán lugar en México el 1 de julio y en Brasil el 7 de octubre (ambos países suman más de la mitad del PIB del conjunto de
América Latina) para ver si se consolida el viraje hacia las posiciones actuales de recorte del gasto público, o se vuelve a las políticas de aumento del gasto social. ‘Los que opten por arreglar las cifras macro temen un aumento de las movilizaciones sociales; los que se decidan por expandir las ayudas sociales se podrán encontrar con políticas internacionales aislacionistas y fuga de capitales. El convulso y cambiante escenario internacional complicará mucho la situación. La situación no es fácil. Lo importante será ver qué tendencia se impone’, concluye.

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