¿Son posibles las ciudades sostenibles?
Pero, ¿cómo son esas ciudades posibles cuando se prevé que en pocos años albergarán a más del 75% de la población mundial de un planeta que advierte a gritos que está llegando al límite? La directora de Sostenibilidad Ambiental de la UAH, María Jesús Salado García, se ha referido a este asunto en las últimas jornadas sobre Biodiversidad, Paisaje y Territorio celebradas en Alcalá de Henares.
María Jesús Salado. |
El problema viene de largo…Desde el año 1972 se habla de la necesidad de poner límites al crecimiento y la imposibilidad de que la población siga creciendo sin límite alguno… ‘Pero en esta coyuntura las ciudades son un problema ambiental pero también un motor de la transición hacia un urbanismo más sostenible y no solo porque sean el centro neurálgico del desarrollo económico, de los servicios y la industria, sino porque también se dan otro tipo de interacciones, sociales, culturales, de poder, de innovación… que favorecen ese cambio de modelo’, señala la profesora de la UAH.
¿Y cómo tienen que ser esas ciudades ‘vivibles’, habitables? En opinión de la experta las alternativas ya están marcadas en los ODS de la Agenda 20-30. ‘El número 11 de los ODS se refiere a la ciudades y comunidades sostenibles, resilientes e inclusivas. Esto significa que no podemos solo pensar en consumir menos energía, menos agua, en reciclar y avanzar hacia un modelo de economía circular. También es necesario imbricar los objetivos sociales y, en ese sentido tenemos que recordar que un amplio porcentaje de ese 75% de población urbana sigue viviendo en infraviviendas y eso tenderá a aumentar, a medida que crece también el déficit de infraestructuras y servicios para la comunidad’.
Una de las primeras cosas que hay que planificar es hacia dónde y cómo crecen las ciudades. ‘En el dónde hay que respetar los espacios naturales de una forma más explícita a como se ha venido haciendo hasta ahora. Los planeamientos urbanos deben partir del respeto a los espacios más valiosos, estén o no protegidos, porque siguen existiendo espacios que son una pieza importante en el funcionamiento del ecosistema, y tener en cuenta los servicios ecosistémicos (bienes y servicios que los ecosistemas nos ofrecen: madera y otras materias primas, por ejemplo) o no (polinización de las abejas, por ejemplo))’. Al mismo tiempo, es necesario el desarrollo de infraestructuras verdes o conjunto de elementos naturales, semi-naturales o construidos diseñados como una red (tejados y paredes verdes, huertos urbanos, jardines…). El resto, lo que queda en el territorio urbano, es el ‘hacia dónde’ se debe crecer.
En cuanto al cómo, hay que planificar ciudades más compactas, más verticales, evitando urbanizaciones de viviendas bajas, muy poco sostenibles desde el punto de vista social y medioambiental. ‘Se trata ni más ni menos de regresar al modelo de las ciudades mediterráneas. Densidad media, con una mezcla de usos, con mezcla de zonas residenciales, zonas de servicios y zonas de trabajo. Y con una presencia de infraestructura verde a escala urbana, sin obviar elementos más novedosos como la agricultura urbana’, agrega Salado.
Por otra parte, estima que las ciudades deberían cejar en su empeño de crecer hacia fuera y hacer lo que se ha hecho a lo largo de la historia de la humanidad: reconvertir los espacios ya existentes a las nuevas necesidades, dando nuevos usos a entornos que ya no se utilizan tanto a nivel residencial como a nivel de actividad económica, apoyando a nuevos sectores económicos que surgen a medida que las grandes industrias dejan de tener uso.
Salado también rechaza los modelos de ciudades basadas solo en un sector o servicio económico. Por ejemplo, ciudades especializadas casi exclusivamente en el turismo, porque ‘eso tampoco es sostenible ni a nivel ambiental ni a nivel social’.
Publicado en: Reportaje