Manuel Domínguez-Rodrigo, ‘Olduvai es como un supermercado fosilícelo’

Manuel Domínguez-Rodrigo, catedrático de Prehistoria en la Universidad de Alcalá, codirige junto a Enrique Baquedano el Instituto de Evolución en África (IDEA) que tiene como objetivo apoyar la investigación española en ese continente. Además, es el director del Olduvai Paleoanthropology and Paleoecology Project (TOPPP) un proyecto que ha permitido descubrir grandes hallazgos en la prestigiosa garganta de Olduvai (Tanzania), la Cuna de la Humanidad.

 - ¿De qué se ocupa el Instituto de Evolución en África? 

- Se encarga de canalizar una parte de la investigación sobre evolución humana que se desarrolla en África por parte de investigadores españoles. 

El Instituto nace como lugar de investigación del proyecto Olduvai Paleoanthropology and Paleoecology Project (TOPPP) que se realiza en la garganta de Olduvai, el lugar más importante para estudiar el origen del género humano. Es un proyecto muy fructífero, ya que es una zona que contiene gran cantidad de materiales, yacimientos y fósiles muy bien preservados.

El equipo que trabaja allí es muy amplio. Aparte de los expertos de la Universidad de Alcalá, contamos con investigadores del Centro Nacional de Evolución Humana (CENIEH), de la Universidad de Valladolid, de la Complutense y también trabajamos con la Universidad de Carolina del Norte. A nivel no institucional disponemos de la colaboración de una red de investigadores europeos que proceden de Francia, de Italia, Escocia o Dinamarca.

- ¿Qué es lo que hace especial al yacimiento de Olduvai? 

- La garganta de Olduvai es un inmenso desfiladero de casi 35 km que fue descubierto en 1911 por un entomólogo alemán cuando Tanzania era colonia alemana. En 1913 comenzó a ser estudiado por el primer equipo de paleontólogos y geólogos alemanes, pero en 1914 estalló la I Guerra Mundial y, cuando finalizó, Tanzania pasó a ser colonia británica, por lo que comenzó a trabajar en la zona la británica familia Leakey hasta que se jubilaron en 1986, que es cuando empiezan a trabajar en la zona algunos equipos americanos. 

En estos yacimientos residieron los primeros miembros del género humano, lo que nos permite estudiar cómo vivían hace 2 millones de años y comparar la evolución con otros yacimientos más recientes del último millón de años.

La Universidad de Alcalá llegó al yacimiento en el año 2006, cuando hacía medio siglo que no se descubría algo, pero en los últimos 6 años hemos duplicado el número de yacimientos que existían en la parte más antigua, lo cual es muy bueno porque nos permite excavar con la tecnología existente yacimientos que han sido fundamentales pero que no podíamos trabajar porque ya se habían excavado anteriormente.

-¿Qué tipos de restos habéis encontrado?

- Tenemos de todo. Olduvai es como un supermercado fosilícelo. Hemos encontrado miles de restos de animales de todo tipo, desde los más pequeños hasta los de mayor tamaño, como los elefantes. También hallamos miles de herramientas de piedra con los que estos humanos realizaban sus actividades y procesaban el alimento. Además, hemos descubierto restos de distintas especies humanas como de Homos Habilis, de Homo Erectus, o de Parantrophus, que eran unos Australopithecus robustos de los que hemos encontrado algún esqueleto parcial. 

Lo que más se conoce de la evolución humana son las partes del cráneo y de los dientes porque se conservar mejor que otras partes del esqueleto porque no se separan y los carnívoros no los despedazan. 

Estos descubrimientos se encuentran en el Museo Nacional de Tanzania y, cuando retomemos el proyecto en enero, continuaremos estudiándolos.

- ¿Qué es lo último que habéis descubierto?

- Los yacimientos más nuevos son espectaculares porque están muy bien preservados, son zonas donde vivieron los primeros homínidos y se han preservado tal cual ellos los vieron. Hemos recuperado sus restos tal cual ellos lo abandonaron, pero 2 millones de años después, lo que nos permite estudiar cómo se movían, cómo compartían alimento o cómo estaban socialmente organizados. Por ejemplo, la manera en que consumen los animales nos dice mucho de cómo se organiza socialmente un grupo humano, así podemos aproximarnos al mundo social de unos homínidos que antes estaban vetados porque no teníamos conocimientos de yacimientos de este tipo.

- ¿Cómo estaba estructurado ese mundo socialmente?

- Es algo muy curioso, era un mundo muy cohesivo, es decir, no había unidades familiares separadas como tenemos ahora en nuestra especie. En la actualidad, en un campamento recolector de cazadores trabajan todos juntos, pero a la hora de organizar el espacio, cada familia tiene su choza y cuando se reparte el alimento se hace en unidades en función del número de familias. Hace 2 millones de años no existía esa forma de organizarse, no había familias individuales sino un grupo que seguramente funcionaba como una gran familia y casi todos los miembros estaban relacionados de alguna manera. Se portaban de manera muy similar a como se comporta una manada de leones cuando caza una presa: todo el grupo participa y consume la presa, no hay separaciones claras en unidades distintas como sucede en nuestra especie. 

Olduvai interior
Miembros del equipo trabajando en las excavaciones

- Ahora se está hablando de la inteligencia artificial en paleontología, ¿cómo la usáis?

- Nuestro grupo es muy multidisciplinar y trabajamos paleontólogos, biólogos, especialistas en sedimentología, arqueólogos especializados en biología molecular…no es una arqueología clásica. 

IDEA es pionero en la aplicación de herramientas de la inteligencia artificial en el mundo de la arqueología y la geología. Hemos readaptado técnicas de inteligencia artificial de otros campos al mundo de la arqueología, como por ejemplo la medicina computarizada.

Con estos métodos hemos conseguido, por un lado, duplicar el número de yacimientos gracias en buena parte al uso de herramientas de Inteligencia Artificial que son capaces de observar el terreno y, por otro lado, la Inteligencia Artificial nos sirve para interpretar qué les ha pasado a los fósiles de manera mucho más exacta. Los expertos, en el mejor de los casos, éramos capaces de determinar que un hueso había sido mordido por un carnívoro, pero, con la Inteligencia Artificial podemos incluso saber qué tipo de carnívoro lo hizo. 

No debemos olvidarnos de la arqueología futurista que es la arqueología biomolecular. Disponemos de expertos que son capaces de recuperar moléculas en sedimento que había desparecido, lo que nos permiten estudiar qué tipo de vegetación o elemento orgánico había en un punto en concreto.

Además, nuestra última investigación revela que estos primeros hombres no eran carroñeros. Durante 40 años hemos debatido si los primeros humanos eran cazadores o carroñeros. Ese debate nunca pudo terminarse porque los expertos no éramos capaces de ponernos de acuerdo, sin embargo, el empleo de la Inteligencia Artificial nos ha permitido determinar que los seres humanos, en este periodo, no eran carroñeros y, si hubiera habido algún caso, hubiera sido fácilmente detectable. De hecho, el primer y único caso en estos yacimientos lo hemos detectado gracias a la IA.

Publicado en: Reportaje