
La UAH gana el Moot Court de Derecho Tributario 2025
Los ganadores de la competición, Marcos Abellán y Antonio Moreno, cuentan cómo vivieron todo el proceso, su reacción a la victoria y sus planes de futuro. Son estudiantes de cuarto curso del Doble Grado en Derecho y ADE y del Grado en Derecho, respectivamente
-Acabáis de ganar el Moot Court, ¿cómo habéis recibido la victoria?
-Con enorme ilusión. Escuchar “Universidad de Alcalá” en el veredicto del Tribunal tras la final fue algo muy emocionante, realmente indescriptible.
Al rato y cuando ya empezamos a asimilarlo, sentimos mucho reconforte. Nos invadió la sensación del trabajo bien hecho y, afortunadamente, la alegría de que fuese recompensado con el premio máximo: ganar el campeonato.
Estos últimos días, compañeros y profesores de toda la Facultad de Derecho aprovechan para felicitarnos y, siendo sinceros, nos llena de orgullo también haber hecho que la gente sepa que nuestra Universidad ha conseguido este logro.
-¿Por qué fases tuvisteis que pasar? ¿Qué habéis tenido que ir haciendo mientras avanzaba la competición?
-Allá por el mes de mayo de 2025, decidimos emprender la preparación de esta competición de juicios simulados bajo el atento asesoramiento de Manuel Jesús Lucas Durán, Profesor Titular de Derecho Financiero y Tributario, sin quien todo esto no hubiera sido posible. Así, llenos de motivación, nos lanzamos a estudiar un caso de Derecho Tributario repleto de cuestiones de gran interés práctico, pero, por aquel entonces, de nuestro total desconocimiento.
La competición comenzó con una fase escrita: hasta la primera semana de septiembre teníamos de plazo para formular dos escritos procesales: un escrito de demanda (en representación del cliente / obligado tributario) y otro de contestación a la demanda (en representación de la Agencia Tributaria, personificando la Abogacía del Estado). Es decir, uno para cada potencial postura en el caso.
En esta primera fase participaban 12 equipos y solo los 8 mejores clasificaban a la fase oral. Nosotros conseguimos quedar los mejores puntuados en la suma de ambos escritos, así que pasamos como primeros a las rondas orales. Además, logramos la mejor puntuación en el escrito de contestación a la demanda, lo que ya nos aseguraba ese premio.
Ya en la fase oral, celebrada del 8 al 10 de octubre, nos esperarían las rondas preliminares, celebradas en las sedes de los despachos Cuatrecasas y Uría Menéndez, y, tras clasificar, la ronda semifinal en la sede de Pérez-Llorca; donde las vistas fueron juzgadas por abogados especialistas de estas firmas. En la ronda preliminar vencimos a la Universidad Carlos III de Madrid y, en la semifinal, a la Universidad Autónoma de Madrid.
Por último, llegados a la gran final, celebrada en la Escuela de Práctica Jurídica de la Universidad Complutense de Madrid, pudimos defender nuestros argumentos en frente a aquellos de la Universidad de Zaragoza. Y lo hicimos ante un tribunal repleto de expertos en materia tributaria, provenientes del mundo del despacho, la academia, la magistratura, la Administración Tributaria y la Asociación Española de Asesores Fiscales.
En definitiva, una singladura trepidante y que acabó de la mejor forma imaginable.
-¿Cómo fue la preparación para la competición?
-Era genial porque sentíamos que estábamos aprendiendo enormemente. Lo único es que fue durante todo el verano, así que muchas tardes tuvimos que sacrificar planes para sacar adelante los escritos. No obstante, sabíamos que no estaba siendo un esfuerzo en vano, pues el mero hecho de estar estudiando a fondo temas tan complejos ya nos enriquecía profundamente.
Concretamente pasamos horas y horas leyendo toda la legislación, jurisprudencia y doctrina aplicables a las múltiples aristas que tenía el caso, el cual era toda una obra de ingeniería jurídica que daba pie a poder discutir todos los aspectos desde ambas partes procesales. Con la guía de Manuel, reflexionamos acerca de cómo podíamos interpretar y aplicar todos esos elementos jurídicos en cada escrito, los cuales eran evidentemente contrapuestos.
Una vez ya en la semana en que se disputaban las rondas orales, la preparación fue distinta. Disputamos una vista cada día y la tarde anterior a cada una de ellas, nos hacían llegar el escrito del equipo contrario de la parte procesal correspondiente. Por lo tanto, era momento de preparar concretamente cada enfrentamiento, adaptando aquellos argumentos que ya teníamos previstos o incluso trabajando a contrarreloj en algunos nuevos si el adversario había sido original en su escrito.
Como anécdota, en todas las rondas orales nos tocó por sorteo defender a la Agencia Tributaria, así que en todo momento desempeñamos las funciones de Abogados del Estado, lo cual también fue para nosotros algo emocionante.
-¿Qué os hizo querer apuntaros?
-Sinceramente, la inquietud por conocer más profundamente una materia que, por falta de tiempo en los planes de estudios, no se estudia en el grado universitario. Este tipo de asuntos suelen ser propios de estudios de máster o incluso de doctorado (de ahí que pudieran participar estudiantes de posgrado de hasta 28 años).
Si bien es cierto que en nuestra Facultad de Derecho se enseña a los alumnos una gran base de Derecho Tributario sustantivo, no habíamos tenido la oportunidad de examinar a fondo la parte adjetiva o procesal de esta rama del Ordenamiento, en especial la de procedimiento y litigación tributarias.
Así que a por ello fuimos. Y, desde luego, cumplimos ese propósito de aprendizaje con creces.
-¿Qué os lleváis de esta experiencia?
-Al hilo de lo anterior, sin duda, lo más valioso de este viaje es la formación práctica que hemos adquirido. Además, tener la posibilidad de defender nuestros argumentos y expresarnos delante de los mayores profesionales del sector fue algo único. Ahora lo pensamos y no damos crédito, pero nos estaban escuchando socios de los mayores despachos del país y Magistrados del Tribunal Supremo.
Por otro lado, también fue una gran oportunidad para mejorar nuestra capacidad de oratoria y persuasión, así como para conocer a estudiantes de todo el país con las mismas inquietudes que nosotros.
-¿Pensabais que ibais a ganar?
-Cuando emprendimos esta aventura, la verdad es que no. De hecho, las primeras semanas bromeábamos con ello. Sí que es cierto que, una vez que conocimos que habíamos quedado los primeros de la fase escrita, empezamos a creer que era posible hacer un gran papel en la fase oral. No obstante, sabíamos que alzarse con la victoria iba a ser algo muy complicado, pues muchos estudiantes realmente bien formados también perseguían el mismo objetivo.
Una vez en la tarde antes de la final, ambos sabíamos que teníamos verdaderas posibilidades de lograrlo, así que nos motivamos, aún más si cabe, y salimos a por todas. El resto es historia.
-¿Cuál es la importancia del Moot Court en el ámbito del Derecho?
-Es una pieza clave para el desarrollo integral de la formación de un estudiante de Derecho, ya que es de las pocas formas que existen de enfrentarte a un juicio de verdad mientras cursas el grado. Para aquellos futuros juristas que quieran convertirse en abogados litigantes, no se nos ocurre mejor forma de comenzar a adquirir esa experiencia.
De hecho, también es una magnífica manera de conocer cómo funcionan por dentro los grandes despachos de abogados, ya que patrocinan estas competiciones y generalmente suelen estar pendientes del desempeño de los participantes para eventualmente ofrecer incorporarte a sus firmas.
-Sobre el futuro, ¿a qué os queréis dedicar una vez finalice vuestra etapa universitaria?
-Ambos sentimos una gran vocación de práctica de la abogacía, aunque también docente. Por tanto, nos gustaría poder combinar ambas facetas en nuestro futuro profesional. De hecho, en el mundo del Derecho, la academia y la práctica profesional son dos caras de la misma moneda y no pueden entenderse una sin la otra.
Así, nos ilusiona pensar que dentro de no mucho tiempo podemos estar defendiendo asuntos como el que ahora nos ha hecho ganar esta competición, pero también el hecho de devolver a las generaciones venideras de estudiantes lo que en estos años nuestros profesores de la UAH están haciendo con nosotros: formarnos en aptitudes técnicas pero también en valores humanos; dos pilares que sin duda caracterizan a nuestra Universidad.
Publicado en: Entrevista
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