La alumni de la UAH Graciela Ranz, primera sordociega española en litigar en los tribunales

El éxito de esta joven abogada, que cursó Derecho entre 2017 y 2021, es también el éxito de la apuesta de la Universidad de Alcalá por la diversidad

Cuando Graciela Ranz llegó a la Universidad de Alcalá en septiembre de 2017, completar el Grado de Derecho se presentaba ante sus ojos como una carrera de obstáculos. Para empezar, porque padece una discapacidad que le ha ido reduciendo el campo visual con los años hasta que dejarla con una visión de efecto túnel. Muchas de las cosas que suelen pasar en un aula y que son decisivas en el aprendizaje podían escapar a su control.

Pero ese no era el único problema. A esa discapacidad visual se sumaba otra auditiva. Una vez más, gracias a sus audífonos y a su capacidad para leer los labios, Graciela es capaz de seguir conversaciones más o menos nítidas en entornos tranquilos. Otro gallo canta cuando tiene que descifrar intervenciones en lugares ruidosos y mal iluminados, en los que incluso llega a tener problemas para entender la lengua de signos si no es mediante el tacto.

Tantos eran los desafíos, en definitiva, que Graciela decidió acudir a la Unidad de Atención a la Diversidad de la UAH en busca de soluciones. Y las encontró. La primera de ellas, que le adjudicaran a Isabel Cano, profesora de Derecho Eclesiástico del Estado, como su tutordis. “Me ayudó mucho durante toda la carrera, porque de vez en cuando yo tenía problemas con las adaptaciones que necesitaba e Isabel se ocupaba de hablar con el profesor en cuestión y resolverlo”, explica esta joven abogada. Y algo similar ocurrió cuando llegó el confinamiento y tenía problemas para entender por videoconferencia a profesores que no vocalizaban bien sus lecciones.

LA PRIMERA LITIGANTE SORDOCIEGA DE ESPAÑA

“Es la primera alumna sordociega en España que ha llegado a litigar en los tribunales”, argumenta Cano, que sigue en contacto con la que fuera su pupila durante cuatro años. “Pero lo de menos es que sea sordociega; lo importante es que es una profesional que ha roto sus propias barreras”, añade esta profesora, orgullosa de que el éxito académico de Graciela esté teniendo continuidad también en el plano profesional. Tras realizar a través de la UOC el máster habilitante para el ejercicio de la profesión de abogado y procurador, y una vez colegiada, esta alumni de la UAH ha obtenido un puesto de trabajo en la Asesoría Jurídica de Ilunion.

Imagínenla ejerciendo su profesión en una sala de juicios de lo social: argumentando en contra de un despido improcedente, rebatiendo los argumentos de la otra parte, citando leyes y reglamentos que remen a favor de su causa… Como cualquier otro profesional de la abogacía, pero con limitaciones de visión y de audición a las que se sobrepone con la ayuda de Almudena.

GRACIELAGraciela, a la derecha, junto a Carmen, la alumna sorda con quien compartió toda la carrera (a la izquierda). En la foto principal, Graciela junto a Almudena en una visita al Tribunal Constitucional

 

Podríamos decir que Almudena es su intérprete, pero sería poco decir, porque Almudena es para Graciela mucho más. La conoció también en 2017 y gracias, una vez más, a la ayuda que recibió de la Unidad de Atención a la Diversidad de la UAH, que le financió el servicio de intérprete durante toda la carrera.

Ahora imagínenlas a las dos juntas durante cuatro años de clases. “Ella se tenía que sentar frente a mí para ir signándome lo que explicaba el profesor, pero eso no era posible, porque las mesas eran alargadas y estaban dispuestas en filas muy juntas”, recuerda la alumni de la UAH. “Así que me tenía que sentar en la punta de la segunda o la tercera fila y Almudena se situaba en una silla frente a mí, pero de costado”, completa.

LA IMPORTANCIA DE LOS COMPAÑEROS

Y aun así, el sueño de Graciela Arranz (como el de su compañera Carmen, también sorda, alumna de la Facultad de Derecho y tutorizada por Isabel Cano) no habría sido posible sin la solidaridad y la estupenda disposición de sus compañeros de clase. “La experiencia en la Universidad de Alcalá ha sido muy buena, más que nada, por la gente”, confiesa, tras reconocer que tuvo “mucha suerte” de coincidir con compañeros excelentes que se acercaban a ella para ofrecerle sus apuntes o cualquier cosa que pudiera necesitar.

Por lo tanto, el éxito de Graciela es también el éxito de Isabel y de todos aquellos alumnos que arrimaron el hombro cuando hacía falta. También de la firme apuesta por la diversidad de la UAH, desde el convencimiento de que cualquiera que desee cursar estudios superiores debe poder hacerlo, cueste lo que cueste. “La Universidad de Alcalá que lo hace bastante bien”, reconoce Ranz.

Publicado en: Reportaje