Querido amigo:

Espero que te encuentres bien. Me llamo Daniel, tengo 5 años y voy al colegio. Esta tarde he estado merendando con mis amigos en el parque y el fin de semana voy a ir a casa de mis abuelos. Te deseo que tengas muy buen día. Pronto te volveré a escribir. 

Daniel.

Esta podría ser una de las 500.000 cartas que ha recibido una persona mayor gracias a la ONG Love for our elders que pone en contacto a niños y niñas de más de 70 países con personas que se encuentran en una residencia para que mantengan contacto por carta. Fue creada hace más de 10 años por Jacob Cramer, un joven americano que descubrió la verdadera amistad jugando al bingo en una residencia de ancianos.

UNA AMISTAD MUY ESPECIAL

Cuando tienes 12 años, lo normal es que tus amigos sean los compañeros del colegio o vecinos de la misma edad, pero en el caso de Jacob, cuando él era adolescente sus mejores amigos tenían entre 80 y 90 años. Los conoció en un momento especial de su vida. “Cuando mi abuelo falleció, comencé a ser voluntario en una residencia de mayores de Ohio, Estados Unidos. Por aquella época me sentía muy solo, al igual que ellos, y juntos disfrutábamos de estar en compañía”, cuenta Jacob, que actualmente es profesor de Educación Infantil y estudiante del Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá.

En estos tiempos donde aumenta la esperanza de vida, pero cambian las formas de organizarse familiarmente, la soledad no deseada en las personas mayores se ha convertido en una pandemia, ya que se estima que afecta a cerca de tres millones de personas en España, según datos de la Fundación La Caixa. Así, este tipo de iniciativas ayudan a las personas mayores en situación de soledad acompañándolas, dándoles cariño... Y a su vez, fomenta la implicación de la ciudadanía.

¿CÓMO SE ESCRIBE UNA CARTA A UN ABUELO?

Tras su experiencia como voluntario, Jacob pudo comprobar lo importante que era para los mayores recibir una carta y sentirse un poco más acompañado durante su lectura. Por ello, anima a los más pequeños a escribir y acercarse a los ancianos con la publicación de su primer libro: Grandma's Letter Exchange. “Escribir a mano es un hábito que se está perdiendo y a todos nos gusta encontrar una carta en el buzón. Mi meta es animar a un niño a escribir su primera carta, luego la segunda, la tercera, y que así se convierta en un hábito”, explica.

Inspirada en su propia abuela californiana ,que tiene 100 años, Grandma's Letter Exchange cuenta la bonita relación de una abuela muy moderna con su nieto Jake a través de las ilustraciones de Angelika Scudamore. Juntos viven muchas aventuras como construir un cohete para conocer nuevos amigos extraterrestres. Jake piensa que la costumbre de su abuela de escribir cartas manuscritas es aburrida, pero cuando descubre a quién le ha estado escribiendo, él también aprenderá a escribir cartas gracias a unas sencillas pautas que Jacob detalla al final del libro: tiene que ser informal, no demasiado extensa, la letra debe ser grande, es mucho más divertida si se acompaña de un dibujo o se usan bolígrafos de colores y, sobre todo, tiene que ser amable y aportar un dato personal. Un recurso perfecto para el aprendizaje de escritura tanto en casa como en el aula.

En su ONG participan voluntarios que hacen talleres en escuelas y también personas que leen las cartas a los mayores. La respuesta de los ancianos es maravillosa, les relatan que se sienten felices y que las cartas les aportan energía para seguir viviendo, porque la ilusión no tiene edad. “Hace poco, me contaron que, tras un desastre natural, una familia tuvo que hacer las maletas rápidamente. Tres años después, la hija abrió la maleta de su madre y, entre las cosas importantes que había guardado, encontró todas las cartas que los niños le habían enviado a través de nuestra ONG.

- ¿Y a tu abuela le escribes cartas?

- “A ella le dedico el libro, es mi mejor amiga e intento escribirle todos los días. Le encanta enviarme cartas y tenemos una relación muy especial” explica Jacob.

El amor hacia un abuelo nunca envejece. Y cuando no estoy seguro de qué palabras decir, me alegro de que la abuela nunca esté lejos… es la frase final de su libro.

Publicado en: Reportaje