‘Lo que más me asusta es la explosión demográfica de los últimos dos siglos', dice Aiello



Leslie Aiello
ha sido la última Doctora Honoris Causa investida en la UAH. Aiello, que ha ejercido como profesora durante más de 30 años en el Departamento de Antropología del University College de Londres y ha recibido premios y distinciones de instituciones tan importantes y prestigiosas como las Universidades de Harvard y George Washington, el Museo Británico, el Royal Anthropological Institute o la American Association for the Advancement of Science, reflexiona en la entrevista sobre sus investigaciones en el ámbito de la antropología evolutiva.

Es conocida en todo el mundo por la denominada ‘The Expensive Tissue Hypothesis’, en la que se relaciona el proceso de crecimiento del cerebro experimentado por el género 'homo' con la reducción del tubo digestivo, la incorporación de la carne a la dieta y el cambio de nicho ecológico experimentado por

Leslie Aiello.

los primeros humanos hace alrededor de 2,5 millones de años. Aiello también está implicada en el desarrollo de la antropología evolutiva en nuestro país, especialmente con las excavaciones e investigaciones en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca.

-Para la UAH es un honor que usted sea Doctora Honoris Causa de esta institución, ¿qué representa para usted este reconocimiento?
-No puedo expresar el honor que supone para mí haber sido reconocida con un Doctorado Honoris Causa de la UAH, que me hace formar parte de una de las instituciones universitarias más antiguas de Europa. Es un honor especial porque mis contribuciones a la evolución humana han sido principalmente teóricas, pero me alegro de que hayan sido importantes para dar impulso a la discusión sobre la adaptación y la evolución humanas. También me complace que la UAH reconozca y valore el apoyo que mis investigaciones han supuesto para otros antropólogos y que éstas se hayan difundido en los medios de comunicación. Creo firmemente que los eruditos hoy no solo deben ser buenos científicos, también deben ser buenos divulgadores . Sobre todo en un momento en el que la educación superior soportada por fondos públicos está amenazada, cobra una gran importancia que la sociedad, la gente, nos apoye.

En el acto de apertura.
-La mente de los científicos siempre está activa…¿Cuál es la cuestión científica que le interesa a usted en este momento?
-Solía decirles a mis estudiantes que no doy la misma clase dos veces. Lo excitante de la investigación sobre la evolución humana es que siempre hay nuevos fósiles, nuevas metodologías, nuevas preguntas y nuevas respuestas. En este momento, una de las preguntas más emocionantes es cuándo y cómo el humano moderno dejó África y llegó al Lejano Oriente. En los últimos años han aparecido nuevos descubrimientos, como los 47 dientes de la cueva de Fuyan de 80.000 años de antigüedad, en el sur de China, o las pruebas sólidas proporcionadas por ADN que demuestran que hubo, al menos, un linaje desconocido en Asia, los Denisovanos… La evolución humana es como un puzzle en el que siguen apareciendo pruebas que se añaden a nuestro conocimiento y nos obligan a reconsiderar ideas e interpretaciones ya existentes.

-Usted es reconocida a nivel global por la teoría de que la ingesta de carne provocó el crecimiento del cerebro en los homínidos y, por tanto, fue crucial en la historia de la evolución. Háblenos de esa teoría
-Al investigar acerca de los aspectos energéticos de la adaptación y la evolución de los primates para una enciclopedia sobre evolución humana, rápidamente me di cuenta de que había una gran pregunta sin respuesta. El cerebro es ‘muy caro’ a nivel energético y los humanos tienen un cerebro tres veces más grande que un mono. Sin embargo, nuestra tasa metabólica basal (el valor mínimo de energía necesaria para que la célula subsista) es exactamente lo que se esperaría de un primate con nuestra talla. El misterio era averiguar de dónde sale la energía para soportar a nuestro cerebro hambriento de energía. La mayoría de los otros órganos considerados grandes consumidores de energía, por ejemplo el corazón, los riñones o el hígado, tienen el tamaño que se espera, pero el sistema digestivo no. Los intestinos son más pequeños de lo que podría esperarse y la menor necesidad de energía del intestino ‘empequeñecido’ se equilibraba casi perfectamente con el aumento de la demanda de energía del gran cerebro humano. Esto planteó la cuestión de cómo los seres humanos podrían tener un sistema digestivo mucho más pequeño de lo esperado y todavía mantener un tamaño de cuerpo relativamente grande. La respuesta estaba en el registro fósil: cuando el cerebro humano comienza a expandirse, hace aproximadamente 2,5 millones de años, también hay evidencia arqueológica de un mayor consumo de alimentos de origen animal, que son enérgicamente ricos y fáciles de digerir. La hipótesis era que el cambio dietético en el Pleistoceno temprano permitió un intestino más pequeño y el crecimiento del cerebro sin requerir a nuestros ancestros un aumento significativo de sus ‘presupuestos’ energéticos.
Esta idea tiene ahora 25 años y, como sucede con la mayoría de las cosas, la historia se ha complicado. Ahora sabemos que el proceso energético en humanos no es una operación que dé como resultado cero, en la que la ganancia o pérdida de energía de un elemento se equilibra exactamente con la pérdida o ganancia de energía de otro. No es importante solo la tasa metabólica basal, la tasa de energía diaria también lo es y nuevos datos han mostrado que ambas tasas en los humanos son más altas de lo que se esperaría en un primate de nuestro tamaño. También sabemos ahora que otras compensaciones son importantes, incluyendo la grasa corporal y una locomoción energéticamente eficiente. Incluso la preparación de los alimentos es importante en la eficiencia digestiva relacionada con el equilibrio energético y el tamaño del intestino humano... Dicho esto, también es muy satisfactorio saber que la hipótesis proporcionó la base para un nuevo y ahora floreciente área de investigación en energética y evolución humana.

-¿Qué significa Atapuerca en la historia de la evolución humana?
-La importancia de Atapuerca para nuestra comprensión de la evolución humana en Europa durante el Pleistoceno temprano y medio no puede ser subestimada. La enorme colección de fósiles de homínidos de la Sima de los Huesos es la mayor del Pleistoceno Medio en cualquier parte del mundo. Pero Atapuerca no es solo la Sima de los Huesos. Otros sitios de la Sierra proporcionan la evidencia más temprana para los homínidos en Europa (Sima del Elefante) y la evidencia de una especie previamente desconocida (Homo antecessor, en la Gran Dolina). Este material nos ha permitido aprender más sobre los estilos de vida de estos homínidos, incluyendo pruebas de canibalismo y violencia interpersonal, así como de las enfermedades que sufrieron. Los análisis arqueológicos y morfológicos han permitido comprender el desarrollo cultural y el cambio morfológico a lo largo de los largos períodos de tiempo representados en Atapuerca. Recientes análisis genéticos del material también han demostrado las afinidades de los homínidos de la Sima con los Neardental, y que también comparten una cantidad considerable de ADN mitocondrial con los Denisovianos, complicando nuestra interpretación del contacto con la población y la hibridación en la Prehistoria… Hay muy pocos sitios arqueológicos que han proporcionado esta riqueza de información sobre un período tan largo de la evolución humana. El equipo de Atapuerca también debe ser felicitado por la calidad de su trabajo, por su extenso historial de publicaciones y por las numerosas contribuciones que han hecho a la evolución humana en Europa.

-Usted que se ha pasado la vida rastreando en la evolución del ser humano ¿qué piensa de nosotros?
-La única cosa que me asusta sobre nuestra especie y su futuro es la explosión de población que se ha producido, especialmente durante los últimos dos siglos. Esto no tiene precedentes en la historia humana y no hay una solución clara. Todos somos conscientes de los efectos ambientales del aumento de la población y esto, junto con los efectos del calentamiento global, la subida del nivel del mar y la extinción esperada de 1 de cada 6 especies en la Tierra, no deja mucho espacio para el optimismo. A lo largo de la evolución humana los homínidos han respondido a los períodos naturales de cambio climático principalmente con la migración a hábitats más favorables. Muchos científicos piensan que el cambio climático estaba detrás de grandes cambios evolutivos humanos, como el cambio dietético correlacionado con la expansión del cerebro en el Pleistoceno Temprano. Las poblaciones ciertamente fueron a la extinción y la genética nos muestra que había cuellos de botella donde pocos sobrevivieron. Pero lo hicieron. El problema actual es que no hay lugares deshabitados en la Tierra para colonizar. A medida que el clima se caliente y suba el nivel del mar podemos esperar grandes desplazamientos de población, un mayor conflicto por los recursos y una mayor aceleración de la desaparición del medio ambiente natural. Esto no es una buena fotografía. Uno de los principales rasgos de la especie humana es nuestra capacidad de adaptación cultural, sin confiar únicamente en la evolución biológica. El reto para nuestra especie en el futuro es utilizar esta capacidad humana única para mejorar la situación -tanto el cambio climático como sus implicaciones sociales- para permitir que nuestra especie sobreviva a otro gran desafío ambiental.

 

Publicado en: Entrevista