Cultivar y restaurar, oportunidades para revertir la crisis de biodiversidad global

La revista Frontiers in Ecology and the Environment acaba de publicar un estudio en el que participa la UAH según el cual reservar al menos el 20 % de la tierra de los paisajes agrícolas para la renaturalización y adoptar prácticas agrícolas respetuosas con la vida silvestre en el resto de las tierras de cultivo podría revertir el declive de la biodiversidad sin comprometer la producción de alimentos y fibras

La intensificación de la agricultura desde la década de 1940 ha sido crucial para aumentar los rendimientos agrícolas y la producción ganadera, pero ha contribuido significativamente al descenso de la biodiversidad, lo que a su vez pone en riesgo la productividad agrícola a largo plazo al reducir la polinización, el control natural de plagas y la capacidad de retención de agua y nutrientes.

Para mitigar y revertir estas consecuencias, un grupo internacional de científicos propone un plan para integrar la recuperación de la naturaleza con la actividad agrícola, tal y como acaba de publicar en un estudio cuyo primer autor es el ecólogo de la Universidad de Alcalá José María Rey Benayas.

“Revertir la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas es esencial tanto para la naturaleza como para la seguridad alimentaria global a largo plazo. Pero no existe una solución única para recuperar la naturaleza y, hasta ahora, no estaba claro cómo integrar la renaturalización en los paisajes agrícolas. Nuestra propuesta va más allá del debate entre separar o compartir el uso del suelo. Creemos que la renaturalización puede integrarse en los paisajes agrícolas y ser clave para mantener la producción de alimentos de forma sostenible a largo plazo, tanto para las personas como para el planeta”, asegura Rey Benayas.

Para ello, sugieren reservar al menos un 20% del total de la tierra agrícola para ser regenerada como 'áreas núcleo de conservación'; conectar estas áreas mediante 'corredores verdes' compuestos por pequeñas islas forestales e implantar medidas respetuosas con la flora y la fauna en al menos un 10% de la superficie agrícola. Junto con las tierras reservadas para la naturaleza, esto permitiría alcanzar el objetivo de restauración del 30% de tierras degradadas acordado por los países en el Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal.

Además, proponen combinar las medidas de renaturalización con técnicas agrícolas menos dañinas en las tierras restantes y aplicar sistemas ganaderos más extensivos —más salvajes— que permitan el pastoreo en libertad, lo que puede favorecer la dispersión de semillas y la perturbación beneficiosa de la vegetación y el suelo, incluida la mitigación del riego de incendios.

Los investigadores señalan que la renaturalización puede aumentar los rendimientos agrícolas en las tierras circundantes gracias a una mayor protección del suelo, control natural de plagas y polinización. Esto compensaría parcialmente la pérdida de producción derivada de reservar una parte de la tierra agrícola para la naturaleza.

Publicado en: Actualidad