La rehabilitación de la fachada de San Ildefonso, galardonada también en los Premios de Arquitectura Técnica a actuaciones en ciudades Patrimonio de la Humanidad

Los arquitectos técnicos de la Oficina de Gestión de Infraestructuras y Mantenimiento (OGIM) Juan Manuel Vega, Miguel Ángel Sánchez y Jorge Carlos Delgado han recibido el 3º Premio de Arquitectura Técnica a actuaciones en ciudades Patrimonio de la Humanidad en la I convocatoria de los premios promovidos por el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España. El premio se entrega en Cáceres, dentro de una Jornada sobre Actuación de Arquitectos Técnicos en Ciudades Patrimonio.

premiofachadatedenEl jurado que ha otorgado el galardón reconoce ‘en primer lugar, el deseo de conservación y mantenimiento de los edificios históricos, como una de las piezas fundamentales para poner en valor a la ciudad de Alcalá de Henares y todo su enclave universitario’. Además, subraya ‘el trabajo de difusión de la actuación mediante visitas al público como solución al impacto que supone una obra en un edificio de estas características’.

El Premio llega en el año en el que se conmemora el XX aniversario de la declaración Patrimonio de la Humanidad de la Universidad y el recinto histórico de la ciudad de Alcalá de Henares y en el que ha sido declarado Bien de Interés Cultural toda la Manzana Fundacional Cisneriana, aunque la fachada ya tenía esta consideración por su declaración de Monumento Nacional desde el año 1914. Además, se une a otros reconocimientos recientes que la UAH ha recibido por la rehabilitación de la fachada del Colegio de San Ildefonso, como el Premio Unión Europea de Patrimonio Cultural/Europa Nostra a la Conservación del Patrimonio o el Premio Especial de la Fundación de Casas Históricas y Singulares. En esta entrevista hablan del galardón y de la obra realizada en la fachada renacentista desde otra perspectiva.

-¿Qué propuesta presentasteis a estos premios, que se convocan por primera vez?
-Presentamos una propuesta adaptada a las particularidades de este premio, más enfocada en los procesos de ejecución de la obra, como el montaje del complejo sistema de andamios, dada la imposibilidad de realizar fijaciones a la fachada; los cuidadosos métodos de limpieza en seco y en húmedo con los que se debía eliminar la suciedad, a la vez que se preservaba la conservación de las pátinas históricas, la eliminación de biocolonias existentes (fundamentalmente líquenes); los minuciosos trabajos de consolidación, restauración y reintegración del material pétreo; la instalación de las protecciones de chapa de cinc que se colocaron sin realizar una sola perforación en la piedras de cornisa o la restauración de las carpinterías de madera y toda la rejería existente en la fachada.
También se pusieron de manifiesto algunos aspectos que adquieren especial relevancia durante la fase de ejecución, muy relacionados con el trabajo del arquitecto técnico, como el control de calidad de materiales, productos y tratamientos; la realización de pruebas in situ, la prescripción de los análisis y ensayos de laboratorio que se deben realizar en este tipo de actuaciones o la importancia del seguimiento y documentación de la obra. Otros aspectos importantes para compaginar los trabajos de restauración con el normal funcionamiento del edificio son los relativos a la organización de la obra. No olvidemos que los locales que se encuentran en el interior de la fachada, como la Conserjería, el Registro General, la tienda, el Museo Luis González Robles, la OGIM o varias dependencias del INAP, entre otros, debían permanecer operativos, además de garantizar las condiciones de seguridad y funcionalidad necesarias para permitir el continuo tránsito de personas que a diario acceden por la puerta principal del Rectorado, que se mantuvo abierta en todo momento. La planificación de los trabajos con suficiente antelación, el control de plazos y la revisión continua de la programación de obra, identificando y marcando los hitos que condicionaban la realización de algunos trabajos por motivos externos (como las condiciones climatológicas) o internos (actos de la Institución, interferencia con los locales en funcionamiento que dan a la fachada…), fueron claves para minimizar las interferencias con el uso habitual del edificio. Otro aspecto no menos fundamental, más aún si tenemos en cuenta los limitados recursos con los que contábamos, fue el control económico de la obra. El coste total fue de 203.508,88 €, una cifra muy ajustada teniendo en cuenta que está incluido el IVA y el coste de los medios auxiliares (el doble andamiaje) de la obra, lo que pone de manifiesto que las limitaciones económicas no deben ser un pretexto para no realizar intervenciones adecuadas, respetuosas y duraderas.


-Imaginamos que os sentís muy contentos con este reconocimiento
-La candidatura fue presentada por el coordinador de la Oficina de Gestión de Infraestructuras y Mantenimiento (OGIM) y Delegado del Rector para el Patrimonio Histórico, D. Javier Rivera Blanco. En este caso las bases del premio exigían que los candidatos fueran profesionales de la Arquitectura Técnica pero, exceptuando las cuestiones formales, el premio es de toda la OGIM, ya que todos, directa o indirectamente, participamos del trabajo que se realiza en este servicio día a día.
Para nosotros el mejor premio es haber podido participar y contribuir en esta actuación tan emblemática y delicada, y haberla concluido con éxito a pesar de las dificultades y lo limitado de los recursos económicos

-No es el primer reconocimiento que recibe la restauración de la fachada. Eso dice mucho de la calidad del trabajo desarrollado…
-Efectivamente, este Premio se une a otros reconocimientos recientes que la UAH ha recibido por la rehabilitación de la fachada, como el Premio Unión Europea de Patrimonio Cultural/Europa Nostra a la Conservación del Patrimonio, o el Premio Especial de la Fundación de Casas Históricas y Singulares. La calidad del trabajo desarrollado es el resultado de un trabajo en equipo, realizado con rigurosidad y aplicando una metodología y unos criterios adecuados a este tipo de intervenciones. Cabe destacar el carácter interdisciplinar de este proyecto, redactado a partir de los resultados de la investigación documental y analítica llevada a cabo durante los últimos años, así como la importancia del respeto por la obra histórica y sus materiales. Pero lo verdaderamente importante y el mayor éxito de esta actuación es que la fachada ha recuperado no sólo su esplendor, sino su seguridad, y se ha garantizado su pervivencia en buenas condiciones de conservación para el futuro.

-¿Qué tiene de peculiar el proyecto de restauración y su ejecución para que todas las miradas se centren en él?
-Un aspecto importante y diferenciador de este proyecto ha sido la gestión integral llevada a cabo desde el momento de la concepción del proyecto y hasta la finalización de las obras, cobrando especial relevancia el programa ‘Abierto por obras’ que puso en marcha la Universidad. La necesaria disposición de un andamio cubriendo la totalidad de la superficie de la fachada generaba una problemática con potenciales repercusiones de gran calado, más aún si tenemos en cuenta que los trabajos comenzaron en pleno IV Centenario de la muerte de Cervantes (año 2016), con la imposibilidad de retrasar la actuación por la oportunidad de la financiación disponible. Pero la disposición de un segundo andamio, necesario para dotar de estabilidad al conjunto ante la imposibilidad de realizar fijaciones a la fachada ni al suelo, se configuró como la oportunidad para poder realizar visitas guiadas a las obras. De este modo, el andamio principal era el andamio de trabajo propiamente dicho y el secundario, paralelo a este y con acceso independiente, sirvió para las visitas públicas. Ambos se encontraban unidos pero sin posibilidad de comunicarse entre ellos.
Y todo este conjunto permanecía oculto y protegido bajo la gran lona decorativa que reproducía la imagen de la fachada a escala real, recreada con la presencia de varios personajes y figuras representativas de la historia de la ciudad, como Cervantes, Quevedo, Don Quijote y Sancho Panza entre otros, lo que tuvo gran repercusión en la sociedad alcalaína, despertando gran interés entre ciudadanos y visitantes, y aumentando su interés por la intervención y por el Patrimonio Histórico.
Así se consiguió uno de los objetivos fundamentales, que era dar continuidad visual al monumento durante las obras, de modo que incluso el programa de visitas guiadas de la Universidad de Alcalá pudo seguir explicando de forma directa la geometría y configuración arquitectónica e iconográfica de la fachada dentro de su itinerario, e incorporar la visita sobre el andamio, lo que permitía la explicación de partes concretas de la fachada en cada uno de los niveles y una contemplación de la misma desde una perspectiva totalmente diferente.
Gracias al ‘Abierto por obras’ la difusión ha sido el objetivo más social de la intervención ya que permite hacer llegar a la sociedad, ciudadanos y visitantes, parte del conocimiento adquirido de modo que se pueda producir un mayor nivel de comprensión y acercamiento del monumento, fomentando el sentimiento de pertenencia e identidad, y con ello el aumento de la consideración, respeto e interés por el mismo. Esta iniciativa constituye sin duda uno de los mayores éxitos de la intervención, transformando lo que inicialmente sería un problema en una oportunidad.

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