Beatriz Jurado, experta en micromotores catalíticos, Premio Jóvenes Investigadores de la UAH



Beatriz Jurado
, del departamento de Química Analítica, Química Física e Ingeniería Química
ha sido elegida Premio Jóvenes Investigadores de la UAH 2016 en el área de Ciencias Experimentales. Su ámbito de investigación, los micromotores catalíticos, abre nuevos caminos en distintos sectores con resultados espectaculares.

Cuando Beatriz Jurado comenzó su relación con la UAH, allá por 2013, convirtiéndose en la primera beca Marie Curie IOF que elegía un grupo de investigación de la UAH (Minynanotech) para desarrollar su carrera como investigadora decía

Beatriz Jurado.

que ‘su sueño ya se había cumplido, porque iba a trabajar con los mejores’ –se refería al investigador Joseph Wang en la Universidad de California-San Diego y a su discípulo en la UAH, Alberto Escarpa-. Pero los sueños a veces hasta se cumplen y esa beca Marie Curie solo fue el comienzo de una nueva etapa en su trayectoria. Tres años después Beatriz Jurado acaba de recibir el Premio Jóvenes Investigadores en la UAH y está a punto de firmar un contrato Ramón y Cajal en esta Universidad.

El director del departamento y coordinador principal del grupo de investigación Minynanotech, Alberto Escarpa, señala que la investigación de la doctora Jurado ‘tendrá un impacto importante en el grupo, dado que presenta una buena trayectoria científica adquirida con el equipo de investigación del profesor J. Wang de EEUU, doctor honoris causa de la UAH, con el que mantenemos unas excelentes relaciones desde que yo realizara allí el posdoc en 2001. No en vano, numerosos estudiantes de doctorado de la UAH han realizado estancias cortas de investigación en el seno del grupo de investigación que lidera Wang y tenemos en nuestro haber un elenco de publicaciones científicas en coautoría. Para mí es una satisfacción el logro conseguido por Beatriz Jurado. Ahora el grupo recoge los frutos y lo celebra, porque uno en ciencia, por bueno que sea, no es nadie. Es la excelencia de la suma total y la sinergia diseñada y bien conducida del colectivismo científico lo que nos hace avanzar’.

En esta entrevista Beatriz Jurado habla de su trayectoria investigadora y el impacto que tiene su trabajo en distintos sectores.
-¿Cómo ha recibido este Premio Jóvenes Investigadores?
-Estoy muy contenta. Mi carrera inicial no la hice aquí. Estudié química en la Universidad de Jaén y realicé la tesis en la Universidad de Córdoba. En la Universidad de Alcalá, dentro del grupo Minynanotech, llevo solo 3 años. Llegué con una beca Marie Curie IOF, que preveía una estancia internacional de dos años, y el profesor Alberto Escarpa me ayudó a incorporarme al grupo de Joseph Wang en la Universidad de California-San Diego, y ahora estoy aquí y me siento muy bien recibida y acogida en esta Universidad. Desde luego, en este momento de mi vida sé que este camino no habría sido posible sin que determinadas personas, como mis directores de tesis, Mercedes Gallego y Evaristo Ballesteros, el profesor Escarpa y el profesor Wang me hayan apoyado y levantado en los momentos de desánimo.

-¿Qué son los micromotores catalíticos?
- Empecé a trabajar en esta línea de investigación en el equipo del profesor Joseph Wang. Utilizamos micromotores catalíticos como componentes activos en el interior del chip para el diagnóstico clínico. Los micromotores catalíticos son máquinas moleculares autopropulsadas. Se trata de estructuras muy pequeñas, de unas 8 micras de longitud, con una capa polimérica externa y otra catalítica en el interior. Cuando se introduce en esta capa catalítica peróxido de hidrógeno, se descompone en oxígeno y se autopropulsa con una gran rapidez. En el exterior del polímero se puede incorporar un receptor, lo que denominamos un elemento de reconocimiento, de tal manera que puede interaccionar de forma selectiva con una célula, por ejemplo una célula tumoral cancerígena. En nuestro caso, los micromotores que hemos diseñado son capaces, con una muestra celular muy pequeña y de forma muy rápida, de diagnosticar si en esas células si existe cáncer u otro tipo de enfermedades. En definitiva, estamos hablando de un método de diagnóstico inmediato y poco invasivo, frente a determinadas pruebas de diagnóstico, como la biopsia, que a veces requieren intervenciones agresivas y cuyos resultados se demoran en el tiempo. Además, estos micromotores catalíticos son capaces de detectar de forma muy rápida las células ‘enfermas’; con métodos tradicionales, a veces, incluso con una muestra más grande, puede resultar infructuoso detectar si existen moléculas tumorales.

-Las investigaciones con motores catalíticos han recibido el premio Nobel de química este año. No ha sido una casualidad…
-En efecto, han sido galardonados por ‘el diseño y la síntesis de las máquinas moleculares’, también llamadas ‘las máquinas más pequeñas del mundo’. Se trata de moléculas con movimientos controlables, que pueden realizar una tarea cuando se añade energía. Las repercusiones futuras de estos descubrimientos serán muy relevantes en una gran variedad de sectores industriales, en la economía mundial y la sociedad en general. Por ejemplo, en el campo de la salud permitirá una mejora en el diagnóstico de una gran cantidad de enfermedades. Por otro lado, nuevas investigaciones en el envío controlado de fármacos utilizando estas máquinas moleculares se traducirá en un cambio en terapias agresivas como la quimioterapia, mejorando la calidad de vida de los pacientes. En el campo medioambiental, se desarrollarán nuevas vías para la eliminación y control de contaminantes, resultando en procesos más eficientes a los actuales. Finalmente, estas máquinas moleculares con movimiento autónomo pueden emplearse en procesos de generación de energía más eficiente y limpia, lo que repercutirá notablemente en la economía y en la conservación del medioambiente.

-Usted ha trabajado con otro tipo de micromotores, los denominados Janus, como el dios romano Jano de las dos caras
-Sí, precisamente se denominan así porque son partículas que tienen dos caras. Durante mi estancia en EE.UU. hicimos motores de este tipo, que propulsan y absorben. Primero hicimos uno con una partícula de carbón activado, a la que incorporamos platino para propulsión autónoma mediante descomposición de peróxido de hidrógeno. La aplicación que buscábamos era la depuración de aguas, donde se utiliza carbón activado para la depuración, pero es un proceso muy lento. Nos dimos cuenta que esta partícula era capaz de descontaminar el agua de residuos industriales, explosivos, plaguicidas, materiales pesados… en cinco minutos. ¿Qué problema tiene este motor? Que el peróxido no es biocompatible, es también contaminante. Entonces diseñamos también otro motor que es una partícula de magnesio, que en el medio salino se va disolviendo de forma natural, generando burbujas de hidrógeno que autopropulsan la partícula, y en este caso sí que es efectivo.
La verdad es que es apasionante porque, como he dicho anteriormente, da luz para el desarrollo de aplicaciones muy útiles en nuestra vida cotidiana. En este caso, es evidente que los motores Janus se pueden utilizar en el control ambiental.

-Habla con mucha pasión de su trabajo, ¿qué dice a esos jóvenes doctorandos que sueñan con dedicarse a la investigación?
-Que no se rindan nunca. Es muy sacrificado, y muy duro. Lo es ver cómo se cierran puertas y lo es estar lejos de tu casa, de los tuyos. Pero merece muchísimo la pena, sobre todo cuando a tu alrededor hay gente que te levanta cuando estás al borde del desánimo, como ha sido mi caso.

 

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