El periodista y escritor Martín Caparrós recoge el XIII Premio de Periodismo 'Cátedra Manu Leguineche'

El acto, que tuvo lugar este lunes en la Antigua Real Fábrica de Paños de Brihuega, se convirtió en una defensa del periodismo como baluarte contra el retroceso moral de la sociedad. También como garante de la verdad y la honestidad en un mundo marcado por la IA y las 'fake news'

“Yo leía con mucha envidia a Manu Leguineche hace casi 50 años, cuando yo tenía 20 y él iba a los lugares a los que todos hubiéramos querido ir para contar historias increíbles”. Para Martín Caparrós, escrutar el pasado es una gimnasia habitual, el modus operandi que le ha permitido ser un tótem del periodismo y la literatura. Y por encima de todo, del periodismo y la literatura comprometidos con las historias. No con una ideología u otra, con una preferencia u otra, con un final feliz. Las historias.

Por eso, cuando este lunes pronunció en el Hotel Castilla Termal de Brihuega (la Antigua Real Fábrica de Paños) su discurso de aceptación del XIII Premio de Periodismo ‘Cátedra Manu Leguineche’ Caparrós volvió a hacer lo que siempre ha hecho: buscar en el pasado las soluciones al problema del presente.

Y al buscar, recordó los días aquéllos en que leía con devoción a Leguineche sin imaginar que nunca lo conocería en persona pero que un día, 11 años después de la muerte del periodista y escritor de origen vizcaino, recibiría en Brihuega el premio que lleva su nombre. La búsqueda lo llevó al recuerdo, el recuerdo a la comparación de un país y su versión de hace medio siglo. “El conocimiento del pasado cambia la percepción del presente”, afirmó, citando una columna de opinión en la que ha estado trabajando últimamente. Y a continuación criticó la ingenuidad y la amnesia de las nuevas generaciones de jóvenes.

LA EXITOSA EVOLUCIÓN DE ESPAÑA

“Ellos no vivieron, pero parece que tampoco estudiaron ni les contaron la España de sus abuelos; y por eso no pueden valorar ni disfrutar la enorme fortuna de vivir en un país donde la salud y la educación están garantizadas para todos; donde la violencia está entre las más bajas en el mundo, donde casi todos comen lo que necesitan; donde los servicios públicos en general funcionan, donde pueden decir lo que cuernos se les planta; donde pueden oponerse sin gran riesgo a los que quieren oponerse a todo lo anterior”, argumentó Caparrós en su discurso de aceptación del premio.

Por supuesto, no había en ello una llamada de la docilidad, sino todo lo contrario. “No conozco muchos ejemplos de un cambio tan profundo y exitosos como el que ha experimentado este país en el último medio siglo”, había reconocido unos segundos antes el autor de El hambre o Antes que nada. “No son razones para dejar la crítica de lado, sino lo contrario, excelentes razones para entender que cuando esa crítica se ejerce sin miedo y sin descanso, construye realidades como esta”, planteó, estableciendo un paralelismo con las funciones más sagradas del periodismo.

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Ejercer el periodismo, como se recordó durante las diferentes intervenciones del acto, es no olvidar nunca que la libertad se pierde si se da por hecha, que toda sumisión pasada fue siempre mucho peor; que el poder solo se compromete con la decencia si no se le deja más remedio; que el progreso moral es una trinchera constante que no puede dejarse desguarnecida. Y en esa trinchera, precisamente, es donde se han batido el cobre Manu Leguineche y Martín Caparrós.

LOS 12 GALARDONADOS ANTERIORES

Lo han hecho durante décadas y lo han hecho también el resto de galardonados en las 12 ediciones anteriores de los Premios de Periodismo ‘Cátedra Manu Leguineche’. Esa es la trinchera de Lydia Cacho (2010) y Javier Espinosa (2011); de Roger Jiménez y Fidel Raso (2016); de Mikel Ayestarán, Pilar Bonet, José Antonio Guardiola, Pepa Bueno (2020), Gervasio Sánchez y Ramón Lobo. De Fran Sevilla y Almudena Ariza (2024).

“Hay muchas cosas que unen a Manu y a Martín. Entre ellas, la valentía y el arrojo frente a la enfermedad y la capacidad para mirar las dificultades de frente y sin miedo. Son peleones y batalladores”, había subrayado minutos antes, en su laudatio del premiado, Guillermo Altares, redactor jefe de Cultura de El País en relación tanto al cáncer y la degeneración neurológica que sufrió el primero, como a la ELA a la que está haciendo frente el segundo.

Escuchaba antenta en primera fila Rosa Leguineche, hermana de Manu, que había firmado al principio del acto, junto al alcalde de Brihuega, Luis Viejo, el protocolo para la adquisición de la casa del reportero en el municipio en el que pasó los últimos años de su vida. El objetivo, convertirla en una casa museo que pueda ser visitada y que sirva como recordatorio permanente de la talla y la calidad humana del autor.

En opinión de Altares, “Martín, como Manu, escribe desde una profunda humanidad le importan los seres humanos sobre los que escribe”, “pero no olvida cuál es su misión”, como tampoco la olvidó nunca Manu: “Su trabajo es contar una historia y contarla bien. Puede parecer cínico, pero es lo que hay”, afirmó. 

Pero Altares no fue el único que estableció paralelismos entre ambos autores. El presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, Miguel Ángel Noceda, recurrió también a la comparación para introducir otro de los grandes temas de la noche: la capacidad del periodismo y los periodistas para recomponer los pedazos de la verdad cuando se hace añicos, en estos tiempos de Inteligencia Artificial y plaga de fake news.

“Caparrós pertenece a esa tribu de reporteros que tanto valoraba el maestro viajero, aquel auscultador de la realidad, mensajero de la verdad, testigo responsable referente del periodismo puro que desgraciadamente se echa tanto en falta en estos tiempos”, expuso el que fuera redactor jefe de Economía de El País. “Sí, el periodismo del que va, pregunta y cuenta lo que ha visto sin faltar a la verdad, del que respeta las reglas éticas y deontológicas y tiene claro que su función es trasladar al ciudadano información veraz de lo que ocurre a su alrededor, del que no se deja llevar por los bulos para buscar notoriedad y rechaza el activismo político…”, añadió.

EL PRINCIPIO DE UNA HERMOSA AMISTAD

Por su parte, el rector de la Universidad de Alcalá, José Vicente Saz, manifestó en su discurso la convicción de que este galardón será el principio de una hermosa amistad entre Martín Caparrós y la Universidad de Alcalá. “Su incorporación como profesor honorífico puede ser el principio de búsquedas apasionantes, nuevas experiencias y lecciones compartidas. Nuestra gran familia universitaria da la bienvenida al maestro Cazador de principios”, afirmó, en referencia a la incorporación honorífica del premiado al claustro de la UAH, principal dotación del galardón junto con los 8.000 euros de premio económico.

El propio rector aludió también en su intervención a los periodistas autónomos que cubren los conflictos bélicos y las catástrofes humanitarias, a quienes se hizo una mención especial en el fallo de esta XIII edición de los Premios de Periodismo ‘Cátedra Manu Leguineche’.

El acto, que había arrancado con la intervención de Luis Viejo, concluyó con las intervenciones del presidente de la Diputación de Guadalajara, José Luis Vega; y el presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, Pablo Bellido.

Publicado en: Actualidad