Ventilación eficiente en espacios cerrados durante la pandemia

Actualmente, la Organización Mundial de la Salud sostiene que la transmisión del virus SARS-CoV-2 se produce principalmente por contacto directo con aerosoles expulsados por personas infectadas. Estos aerosoles son unas pequeñas gotas respiratorias o saliva que se producen al hablar, toser o estornudar, y que pueden ser inhaladas por otras personas que se encuentran cerca ya que pueden permanecer en el aire durante un tiempo. Estas transmisiones ocurren normalmente en espacios cerrados donde no existe una ventilación inadecuada, por ello, la ventilación se ha convertido en una principal y necesaria medida de prevención.

Como explica el profesor de la Escuela de Arquitectura de la UAH, Daniel Diedrich, ‘debemos tener claro que cualquier espacio interior sin una adecuada ventilación siempre tendrá una calidad de aire peor que la que tengamos en el espacio exterior. Es por ello por lo que una ventilación eficiente es aquella que permite ventilar con aire exterior, expulsar el aire interior, atemperar el aire que introducimos con la carga energética del aire viciado que expulsamos y de paso filtrar el aire que introducimos. En la actualidad las instalaciones que cumplen estos requisitos de manera simultánea son las de ventilación de doble flujo (con conductos de impulsión y extracción), con máquina de recuperación de calor. Estas máquinas permiten atemperar el aire que introducimos en el edificio y filtrar la entrada de este. Las únicas instalaciones que cumplen estos requisitos y suponen un beneficio energético para el edificio son las de ventilación de doble flujo con aparato de recuperación de calor’.

Pero ¿y si nuestra casa o centro de trabajo no dispone de estos mecanismos? En ese caso es necesario que en una hora se haya renovado el 30% del volumen interior habitable del edificio, para lo que habría que tener las puertas y ventanas abiertas continuamente, a pesar del gasto energético que ello conlleva siempre que estos espacios tengan conexión con el exterior. El problema de este tipo de ventilación es que no se va a poder dar en todos los espacios, dependerá de si la estancia tiene contacto directo con el exterior para que se produzca una ventilación cruzada.

El aporte de aire exterior es esencial para sanear el aire que se respira en un local y diluir los contaminantes que se originan por lo que los ventiladores y campanas extractoras no son eficientes para mejorar la ventilación ya que estos solo moverán el aire. ‘Estos aparatos tienen su posible importancia para evitar estratificaciones caloríficas en un gran espacio, pero no aportan nada a una buena ventilación. Las campanas extractoras ejercerán una depresión interior del aire interior que se compensará mediante la introducción de aire del exterior entre aquellos orificios constructivos que pudiera presentar el edificio. Esta ventilación no es controlada y la introducción del aire no sabemos por dónde se produce y puede llegar a ser el origen de patologías constructivas. Además, este aire no se atempera por lo que significa generar una pérdida energética. Un edificio correctamente ventilado debe ser un edificio hermético, que reduzca huecos no deseados y permita el control del aire que introducimos’ asegura el profesor.

En cuanto a otro elemento del que se ha hablado bastante en los últimos tiempos, el purificador de aire, el profesor afirma que estos filtran el aire, pero no lo renuevan. Así, los niveles de CO2 y de humedad relativa del interior permanecen inalterados por tanto no se pueden considerar como una solución de ventilación. ‘Los purificadores los podríamos considerar como una solución parcial y temporal frente a espacios que necesitan un filtrado del aire interior por problemas sanitarios como el COVID19’ finaliza Daniel Diedrich.

En la siguiente tabla elaborada por María de las Heras, Ángela Martínez, Antonella Morales, Inmaculada Quilón, alumnas de la asignatura Composición Arquitectónica II del último del curso del Grado de Arquitectura de la Universidad de Alcalá, se observa que la ventilación por desplazamiento o de doble flujo es el sistema más idóneo para frenar la propagación aérea del SARS-CoV-2 hasta el momento.

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Publicado en: Reportaje