Una nueva investigación en la que participa la UAH aporta nuevas características del oso cavernario

Hasta ahora no se sabía que este ejemplar extinguido podía agarrar con un extremo de una mano la comida y romper el otro extremo por flexión.

Manuel Domínguez Rodrígo es el profesor del Departamento de Historia y Filosofía que ha participado en esta investigación en el yacimiento paleolítico de la Cova del Toll, en Moià (Barcelona) sobre el oso de las cavernas (Ursus spelaeous), un animal que vivió fundamentalmente en el Pleistoceno superior, en los últimos 100.000 años y se extinguió en torno a los 25.000 años en el último glacial máximo. Era un animal bastante grande, muy parecido al oso pardo actual, y podía alcanzar los tres metros y medio cuando se alzaba. Su ocupación reiterada de cuevas para hibernar hizo que se le otorgara el nombre de oso de las cavernas. 

Estas investigaciones han demostrado la capacidad de los osos de las cavernas para modificar los esqueletos de sus congéneres mediante el peelin, es decir, 'el pelado' de las costillas producido por agarrar un extremo con la mano y romper por flexión el otro extremo. 'Nuestro estudio muestra que como plantígrado podía usar sus manos para manipular los restos de animales que consumía, de tal modo que podía generar alteraciones sobre los huesos que hasta ahora sólo se habían identificado en humanos prehistóricos. Ahora con este estudio debemos ser más cautos a la hora de interpretar quién la produce' afirma el profesor.

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