La Navidad Medieval y el Día de los Inocentes

El Profesor Ayudante Doctor de Filología Románica en el Departamento de Filología, Comunicación y Documentación de la Universidad de Alcalá y experto en la Edad Media, Guillermo Alvar, nos detalla cómo se festejaban estos días en el medievo. 

Durante los siglos medievales se mantuvieron ciertos aspectos de las primitivas Saturnales cristianizadas. Parece ser que los excesos con la comida y la bebida –y, de paso, los juegos y las apuestas– eran también frecuentes. Por ejemplo, aunque el 28 de diciembre se había fijado como el día de conmemoración de la Matanza de los Inocentes, en Francia y Suiza se nombraba obispo por un día a un niño; en España, esa fiesta se conocía como "fiesta del obispillo".

Otra opción consistía en llevar a cabo una Fiesta de los locos, que solía tener lugar en algún momento entre Navidad y la fiesta de los Reyes Magos, quizás en Nochevieja. De modo similar a las Saturnales, se escogía a alguno de los sirvientes pobres de una casa para invertir el orden social y dar órdenes como si fueran ellos los verdaderos señores. Una forma de escoger al “obispillo” o al rey de la Fiesta de los locos consistía en introducir una habichuela o moneda en un pastel de harina o de carne y premiar con el cargo a quien le tocara. He aquí un equivalente antiguo de la sorpresa del Roscón de Reyes.

Por otro lado, durante la Fiesta de los Locos, clérigos y sacerdotes –habitualmente subdiáconos, el rango más bajo del sacerdocio– se vestían de manera carnavalesca, a veces incluso disfrazados de mujeres, y elegían un Obispo o Papa de los locos para que gobernara. Se bailaba en la nave central de la iglesia y se sacrificaba y comía carne en torno al altar; además, se jugaba a los dados e incluso se realizaban impiedades más graves. Desde el punto de vista cristiano, esta fiesta simbolizaba el disparate del rey Herodes al querer asesinar a Jesús. Aunque en el s. XV se intentaron regular o prohibir este tipo de prácticas, pervivieron de alguna manera, pues constituyen el origen de nuestro Día de los Inocentes.

Rey del haba

'El rey del haba': un sirviente hecho señor por un día

Festines navideños en la Edad Media 

Guillermo Alvar, coautor del libro titulado Normas de comportamiento en la mesa de la Edad Media explica que, durante aquella época, había ocasiones, a menudo, para la celebración de grandes festines navideños en las casas de los ricos. Por ejemplo, se cuenta que, en 1377, el rey inglés Ricardo II, que en ese momento tenía diez años, organizó un banquete en el que se sacrificaron en torno a treinta bueyes para agasajar a los comensales y, además, se sirvió la carne de centenares de ovejas. Diez años más tarde, el mismo rey ofreció, en ocasión similar, innumerables aves asadas y pasteles. La nobleza inglesa se daba a festines menos lujosos, pero también suculentos. Podían empezar su banquete navideño con caldo de carne y potaje de verduras. A continuación, se servían viandas que no se consumían en el día a día, como marisco, carnes de carnero, ternera y venado, además de aves como capones, gansos o grullas. Otros manjares particularmente apreciados consistían en cabezas de jabalí servidas en bandejas o cisnes asados en su plumaje. Las bebidas que acompañaban las comidas en el norte eran vino, cerveza y agua.

En Castilla, otro ejemplo de festines lo ofrece la crónica que narra la vida de Miguel Lucas de Iranzo, y dice así respecto a las comidas navideñas que celebró en Jaén en el año de 1471: «El día 24 de diciembre, a primeras horas de la noche, juego de dados en el palacio del condestable, donde éste muestra su generosidad pues juega más “por eccelencia e fin de franquear que por cobdiçia de ganar”. Misa de maitines. Representación por la noche en la catedral de la historia del nacimiento de nuestro señor y salvador Jesucristo y de los pastores. Consumo en las fiestas del 24 de diciembre al 6 de enero de “muchos manjares e vinos e confites e conservas”. A veces, de pescados frescos, empanados y en pipotes. El día 25 estrenas, mercedes e limosnas como aguinaldo a los que acuden al palacio del condestable. Alborada en palacio. Misa. Comida y colación. Cena y colación. Danza y baile después de la comida y la cena. Empleo de trompetas, atabales, chirimías y cantores en los actos principales».

 

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