‘Debemos evitar los plásticos en la medida de lo posible’
Ricardo José Bosch Martínez es Catedrático del dpto. de Biología de sistemas en la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la UAH. Ricardo encabeza una reciente investigación sobre el Bisfenol A, que se ha publicado en la revista scientific reports del grupo Nature.
En esta entrevista para uah.esnoticia, el Catedrático de la UAH comenta la metodología usada en esta investigación y algunos consejos para evitar el uso de plásticos.
- En primer lugar, ¿puedes explicar que es el Bisfenol A?
El Bisfenol A (BFA) es un compuesto fenólico que fue desarrollado hace muchos años y que se utiliza en la producción de plásticos utilizados en la fabricación de contenedores de alimentos y otros productos y envases como latas que están recubiertas por dentro de este material. Asimismo, el BFA se utiliza en la producción de numerosísimos productos entre los que cabe citar telefonía, discos incluyendo material biomédico como jeringas, tubuladuras, envases de suero y un largo etc. Lamentablemente no se trata de un producto inerte como el cristal y por tanto existe un fenómeno de “fuga” desde el envase a su contenido, proceso que se agrava con el aumento de la temperatura.
El BFA se ha convertido en un producto muy común en nuestros días y, por ello, la población general está muy expuesta a este compuesto. De hecho, más del 95% de la población presenta BFA tanto en sangre como en orina.
EL BFA se le considera dentro del grupo de los xenoestrógenos, lo que quiere decir que tiene actividad estrógenica. Por eso también se le considera un disruptor endocrino, una sustancia que puede alterar el sistema endocrino dado su actividad hormonal.
- ¿Cuándo ocurren estos problemas que comenta con el Bisfenol A?
Aunque la vía digestiva es la forma de exposición más importante al BFA, también se ha descrito la vía respiratoria y cutánea. Por poner un ejemplo, puede ocurrir con los tickets de papel térmico de cajeros o supermercados. También influye la exposición que tengan los sujetos o si padecen enfermedades, por ejemplo, enfermedades renales ya que el riñón es la principal vía de eliminación.
- A raíz de lo que comentas, en la UE se controla desde hace más de diez años el nivel de bisfenol A en determinados productos. Si existe este control, ¿Por qué las personas tenemos tantos niveles de este compuesto en nuestro organismo?
Si analizamos lo que estamos hablando, estamos analizando un compuesto sintético que ha sido fabricado por el hombre. Siendo puristas desde el punto de vista estricto, no debería estar presente en ningún ser vivo. A partir de ahí, como esto es prácticamente imposible por las características bioquímicas del BFA, se han realizado estudios para saber cuál es la tolerancia mínima en el que este compuesto no produce efectos secundarios. De estos niveles de tolerancia, se ha creado esa lista de niveles de clasificación en la Unión Europea.
En relación a la investigación que han realizado en la Universidad de Alcalá, ¿Nos puedes comentar en que ha consistido el estudio del Bisfenol A en el cultivo de podocitos?
Comenzamos a estudiar esta molécula en 2008, cuando obtuvimos un primer proyecto de investigación nacional para estudiar el BFA. Me motivo a estudiar este compuesto sintético el hecho de que se detectara en la práctica totalidad de la población. Existen trabajos previos, realizados en la Universidad de Granada hace más de veinte años, informando de la contaminación de las napas profundas de agua. Esto ha sido relacionado a la actividad industrial y a la consiguiente contaminación de los ríos.
En estudios previos, estudiamos los efectos del BFA en podocitos de ratón. Se trata de células epiteliales del glomérulo renal que tienen un papel fundamental en el proceso de filtración renal y en la producción de la orina. La alteración de estas células o 'podocitopatias' se caracteriza por pérdida urinaria de proteínas, característico de las enfermedades renales crónicas. Observamos que el BFA producía en el podocito hipertrofia y apoptosis. La administración de BFA al ratón produce una podocitopatía muy similar a la observada en la enfermedad renal diabética. Asimismo, el BFA indujo hipertensión arterial en estos animales. Estos datos los hemos publicado anteriormente en un trabajo en colaboración con el grupo de la profesora Marta Saura de nuestro Departamento, colaboración que se ha extendido al presente trabajo.
Ricardo José Bosch Martínez |
Esto lo estudiamos bien en el modelo animal, tanto en el animal entero como en células de animal. Pero en el presente trabajo quisimos realizar una aproximación experimental y estudiarlo en células humanas. Existen antecedentes humanos, como en la enfermedad de la diabetes, donde el sujeto va perdiendo podocitos en la orina. Esto es importante, ya que el podocito es una célula muy diferenciada, muy desarrollada, que ha perdido la capacidad de replicación de forma que podocito que pierde un adulto, podocito que no se recupera, lo que puede llevar a la fibrosis y a la enfermedad renal crónica.
Sabiendo que el podocito se puede perder por la orina, hipotetizamos que el bisfenol podría alterar la adhesión del podocito a la membrana basal del glomérulo renal. Primeramente, realizamos un ensayo de adhesión celular con podocitos humanos. Observamos que en presencia de BFA más de la mitad de las células se despegaban. Desde el punto de vista biológico, implicaría que el BFA favorecería la pérdida de podocitos en la orina.
Dado que el bisfenol es un reconocido disruptor endocríno capaz de activar receptores estrogenicos quisimos investigar si este mecanismo participa en el trastorno de adhesión celular. Comprobamos que el uso de antagonistas de receptores estrogénicos es capaz de prevenir la podocitopatía. Es decir, el bisfenol en el riñón actúa como disruptor endocrino. Para investigar el mecanismo implicado en la podocitopatía inducida por el BFA realizamos dos estudios en podocitos humanos cultivados en presencia de BFA. Primeramente, se realizó un estudio genómico para identificar genes afectados por el BFA. Posteriormente, se hizo un análisis proteomico que nos permitió identificar las proteínas afectadas por el BFA.
Estos estudios nos permitieron identificar una treintena de proteínas involucradas funcionalmente como proteínas estructurales (F-actina, vimentina, tubulina, cofilina-1, vinculina, etc.) del citoesqueleto del podocito y proteínas de adhesión (E-cadherina, nephrina, and VCAM-1, etc.) que por una parte une podocitos entre si y por otra los une a la membrana basal del glomérulo renal.
Posteriormente, confirmamos estos resultados identificando y cuantificando estas proteínas en forma específica mediante inmunocitoquimica e inmunoblot o Western blot (María Isabel Arenas Jiménez, Departamento de Biomedicina y Biotecnología de la UAH).
Pudimos demostrar que tanto proteínas del citoesqueleto como proteínas que facilitan la adhesión celular se encuentran reducidas en presencia de BFA. Asimismo, el uso de antagonistas de receptores estrogénicos fue capaz de prevenir los cambios de expresión (síntesis) de proteínas inducidos por el BFA. Además, identificamos otras proteínas típicas del podocito como la podocina o la nefrina, que también son alteradas por el BFA.
Finalmente, también estudiamos otra molécula, el óxido nítrico (ON). Observamos que el BFA disminuye la producción de ON en el podocito y promueve la producción de radicales libres del oxígeno sustancias lesivas tanto para células como tejidos.
En conjunto, estos datos sugieren que el BFA produce un trastorno de adhesión celular en el podocito que promoviera su pérdida por la orina. Aunque serán necesarios futuros estudios 'in vivo' para confirmar el papel del BFA en la patogénesis de la enfermedad renal, estos hallazgos aportan nuevos mecanismos de lesión renal.
- Para concluir, nos puedes comentar con estas conclusiones algunos consejos que nos permitan evitar o reducir la cantidad de bisfenol a que consumimos de manera inconsciente.
En los últimos años, se ha estado investigando con otros materiales libres de bisfenol. En cualquier caso, habría que realizar más estudios en toxicología dado la gran cantidad de nuevos compuestos a los que está expuesta la población.
Para el ciudadano habitual, es conveniente evitar los plásticos en la medida de lo posible, utilizar envases de cristal o acero. Es importante evitar calentar los tápers de plástico, dado que esto aumenta la fuga del BFA a los alimentos como ya se ha mencionado.
Por último, debemos señalar que por normativa europea los envases se identifican mediante un icono en forma de trébol en la parte inferior: los identificados con los números 1 y 7, son los de mayor contenido de BFA. En cualquier caso, eso no significa que otros materiales plásticos sean inocuos.
Publicado en: Entrevista