‘Ciencia ciudadana’, el empoderamiento de los ciudadanos para favorecer el avance científico

Thu Jun 21 09:25:45 CEST 2018

¿Los ciudadanos pueden generar conocimiento y convertirse en otro elemento fundamental para el avance de la ciencia? La respuesta, en boca del profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UAH, Manuel Franco, es sí. Y los proyectos de investigación que él lidera, entre ellos el proyecto ‘Heart Healthy Hoods’, financiado por el Consejo Europeo de Investigación, así lo demuestran.

 

Él aprendió la metodología de la ‘ciencia ciudadana’ en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, donde colabora como profesor adjunto. En este momento, el alumno aventajado se ha convertido en maestro y desarrolla talleres sobre cómo aplicar esta metodología en esa universidad y en otras de todo el mundo, incluidas las españolas. En España, también realiza talleres sobre la metodología de ciencia ciudadana en instituciones públicas, como centros de salud pública de atención primaria o de servicios sociales.
Recientemente Franco también ha participado, como único investigador español invitado, en un evento internacional organizado en el Parlamento Europeo, en el que ha hablado sobre política científica, comunicación y redes globales y ha analizado con otros colegas cómo debe la ciencia comprometerse con la sociedad, cuál debe ser el papel de la sociedad en la investigación para cosechar los mayores beneficios de los avances científicos y cuál es el potencial y la función de la 'ciencia ciudadana’.
Pero, ¿en qué consiste esta metodología de ciencia participativa? Los proyectos que lidera Franco, como el ya mencionado ‘Heart Healthy Hoods’ o el proyecto ‘Photovoice Villaverde’ estudian cómo determinadas características urbanas afectan a la salud y pueden generar enfermedades crónicas. En ese sentido, sus investigaciones son interdisciplinares y abarcan ámbitos que se extienden a la geografía, la sociología, la atención en salud primaria o la epidemiología como marcos teóricos y metodológicos para entender la alimentación, el consumo de alcohol, la dieta y el ejercicio físico.

Para realizar los distintos proyectos, el grupo de investigación cuenta con colectivos ciudadanos: asociaciones vecinales, usuarios de centros de salud pública municipal, usuarios de servicios sociales… Estos ciudadanos son los encargados de realizar diagnósticos sobre su entorno, su alimentación o su grado de sedentarismo, entre otros, analizan por qué las situaciones son como son y, de forma colectiva y participativa, aportan recomendaciones que, después, son presentadas a las administraciones competentes en la toma de decisiones: ‘no es lo mismo hacer una encuesta, entrevistar a un grupo de ciudadanos -que es lo que se suele hacer en determinados estudios de investigación- que invitar a que la ciudadanía se implique en el proceso científico. Los ciudadanos, en el proyecto Photovoice, por ejemplo, nos cuentan durante meses a través de la fotografía y sus discursos las características de su barrio en relación a la alimentación, actividad física o consumo de alcohol. Grabamos sus discusiones y ellos mismos van discutiendo y proponiendo ideas que ayudan a entender los barrios en los distintos ámbitos’, explica Franco.
La ciudadanía se convierte, por tanto, en parte fundamental del equipo de investigación y produce conocimiento nuevo muy valioso.

Un conocimiento que, en opinión del experto de la UAH, ‘se comunica mucho mejor, porque cuando el conocimiento científico está respaldado a nivel académico, pero también social, llega a la población y a los responsables políticos mucho mejor’.