La UAH ha estado representada en este encuentro universitario internacional por la profesora de Derecho Constitucional María Díaz Crego y la alumna Nikki Hannah Taylor, una estudiante Erasmus de la Facultad de Derecho procedente de la Universidad de Edimburgo.

La profesora de la UAH ha explicado que esta ponencia se ha trabajado en el seno de la asignatura transversal ‘Diversidad de género e igualdad de derechos’. ‘En esta asignatura participan unos 70 estudiantes a los que invitamos a realizar un proyecto de investigación en el que analizaran alguno de los procesos de construcción de la paz en los que sí había habido participación femenina, cómo consiguieron participar las mujeres en el proceso de negociación y qué impacto tuvo su participación en el contenido del propio acuerdo de paz. Los alumnos elaboraron sus proyectos y después varios profesores que impartimos clase en la asignatura elegimos el proyecto que nos pareció más interesante, que fue el de Nikki’.

Para los estudiantes ha sido ‘una experiencia muy interesante, porque en muchos casos era la primera vez que afrontaban un trabajo de este tipo’. Además, se han enfrentado a una cuestión de interés en el ámbito de la igualdad de género ya que, según la profesora de la UAH, ‘son muy escasos los procesos de paz en los que tienen cabida las mujeres y cuando lo hacen, el porcentaje de participación es mínimo, a pesar de que varios estudios realizados por la ONU reflejan que cuando las mujeres se implican en las negociaciones para la resolución de conflictos bélicos se preocupan de cuestiones asociadas al proceso de paz que no tienen que ver con lo más inmediato, como el abandono de las armas, sino con las medidas que a largo plazo puedan servir para rehabilitar a las víctimas y para que la construcción de la paz sea un proceso duradero’.

En este sentido, es paradigmático el proceso de paz en Irlanda del Norte, donde mujeres católicas y protestantes se unieron para constituir su propio partido político y participar en las negociaciones de paz. Representaban solo al 10 % de los agentes implicados, pero su colaboración fue crucial para establecer un acuerdo de paz duradero y reconciliador. ‘Fue el único partido mixto, formado por integrantes de las dos facciones en conflicto, y se valoró como un elemento esencial para darle estabilidad al acuerdo de paz, proponiendo medidas como el resarcimiento a las víctimas o la promoción de barrios mixtos en los que se fomentara la convivencia entre católicos u protestantes’, agrega Díaz Crego.

El proceso de paz en Guatemala o, más recientemente, el proceso de paz en Colombia, son otros dos ejemplos en los que las mujeres han podido hacer oír su voz en las negociaciones para poner fin a conflictos.

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