La revista ‘Science’ publica un artículo en el que participa la UAH que proporciona una nueva visión de la renaturalización (‘rewilding’) de los ecosistemas

El artículo, titulado ‘Rewilding complex ecosystems‘ es obra de un equipo internacional de investigadores coordinado por la Universidad Martin Luther Halle-Wittenberg (MLU) y el Centro Alemán para la Investigación Integrada de la Biodiversidad (iDiv). El catedrático de Ecología la UAH, José María Rey Benayas, participa en esta investigación y habla de las oportunidades que se plantean en España para la renaturalización o reasilvestramiento de los ecosistemas.

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José María Rey Benayas.

Escombreras, carreteras, canteras, minas, presas, zonas degradadas por vertidos tóxicos, agricultura intensiva, zonas urbanizadas, industriales y residenciales … El territorio está plagado de ejemplos de cómo los ecosistemas han sido dañados y transformados por el ser humano hasta reducir o incluso eliminar la biodiversidad original, con efectos graves, como la falta de regulación de inundaciones, muy vigente en los últimos días en España.

Pero no todo está perdido, en ningún caso. Eso es lo que se desprende, al menos, del artículo que publica ‘Science’ y que aporta una nueva visión del concepto de ‘rewilding’. Este concepto nació hace ya varias décadas para definir el paradigma de las tres C (grandes áreas naturales núcleo (‘Core’ en inglés) conectadas por Corredores que permitieran el movimiento de, entre otras especies, los Carnívoros, a veces reintroducidos, que producen cascadas tróficas). Tras este estudio, el concepto establece un nuevo paradigma: ‘énfasis en favorecer la restauración del ecosistema por sí misma, con un nulo o mínimo mantenimiento por parte del ser humano durante su desarrollo, a partir del manejo de las perturbaciones naturales, la conectividad y las redes tróficas. Es decir, más allá de la restauración de procesos críticos que gobiernan las especies que son reintroducidas, debemos considerar al ecosistema como un todo que, con acciones estratégicas de restauración inicial, es ayudado a recuperarse por sí mismo y mantenerse con poco esfuerzo adicional, con consecuencias positivas para los humanos y para los ecosistemas’, señala el profesor Rey Benayas, director del Máster U. en Restauración de Ecosistemas y miembro del grupo de investigación de la Universidad de Alcalá ‘Ecología y restauración forestal’.

Este nuevo concepto de renaturalización no deja fuera al ser humano ni al entorno que rodea al ecosistema recuperado; por el contrario, lo integra en varios sentidos: ‘El paradigma del rewilding, hasta ahora, excluía a las personas y nuestra visión es que, lejos de esta exclusión, las sociedades pueden y deben ser integradas en los proyectos, con beneficios relacionados con las emociones, ya que se produce un nuevo sentido de pertenencia al lugar y de valor estético, entre otros; y con beneficios en forma de oportunidades económicas, como por ejemplo el ecoturismo’. Rey Benayas menciona, en este último aspecto, las oportunidades económicas que está provocando en España la recuperación del oso, el lobo o el lince ibéricos. Las investigaciones también dejan en evidencia que ni las mismas fórmulas valen para todo ni se debe aspirar en todos los casos a la recuperación de un ecosistema ‘ideal’. En este sentido, el profesor de la UAH manifiesta que ‘el objetivo ortodoxo y tradicional de la restauración ecológica era recuperar el ecosistema natural, lo que con frecuencia es simplemente imposible. Debemos huir de esos planteamientos binarios de ‘todo o nada’. La meta en la mayor parte de las ocasiones debe ser mejorar la integridad ecológica hasta donde sea posible y alcanzar un paisaje multi-funcional. La restauración ecológica hoy día debe adoptar enfoques flexibles y pragmáticos sin perder la guía del ecosistema natural de referencia’.

Dónde actuar

En España, aproximadamente el 35% de la superficie está cultivada y otro 35% son pastizales o vegetación semi-natural muy abierta. Además, el 5% del territorio está conformado por pueblos y ciudades, vías de transporte y minas, entre otros usos muy perturbadores. ’Y en todos estos ambientes es posible poner en marcha acciones de restauración que permitan la coexistencia de la producción agrícola y ganadera, o del uso residencial e industrial, con mayores niveles de biodiversidad’.

El experto también indica que amplias zonas de la España interior, afectadas por una gran despoblación del mundo rural, en provincias como Soria, Teruel, Cuenca y Guadal, entre otras, ofrecen actualmente las mejores oportunidades de renaturalización: ‘un ejemplo claro es Alcolea (Guadalajara) que se está despoblando, lo que conduce a la regeneración natural de los bosques y matorrales. Igual ocurre en El Parque Natural del Alto Tajo, en Guadalajara, y en una vasta superficie próxima, con densidades de población humana muy baja, lo que ofrece opciones para la reintroducción de herbívoros silvestres y carnívoros que contribuirían a la renaturalización del territorio gracias a su papel clave en las redes tróficas. Estas reintroducciones necesitan la aceptación social de los distintos grupos humanos afectados’

Además, cita algunos ejemplos que se están produciendo en la actualidad: ‘el principal proyecto formal de restauración ecológica en España es el del río Guadiamar, en Andalucía, motivado por el desastre de la balsa tóxica de una empresa minera en Aznalcóllar. Además, la organización Rewilding Europe (https://rewildingeurope.com/) ha trabajado en un proyecto de renaturalización en las dehesas del suroeste ibérico, a caballo entre Extremadura y Portugal. En los Pirineos, por otra parte, han coincidido proyectos independientes, como son los de la reintroducción del oso pardo y del buitre negro, la llegada del lobo y el abandono de tierras agrícolas marginales y pastizales que están siendo colonizados por los matorrales y los bosques, y todo ello está produciendo la renaturalización de este territorio’.                 

El artículo publicado en ‘Science’ se complementa con otro publicado en la revista ‘Philosophical Transactions of the Royal Society B’ que evalúa cómo medir el progreso de la renaturalización. Ambos estudios están relacionados con la puesta en marcha de un programa de doctorado internacional sobre la renaturalización de ecosistemas en el que la Universidad de Alcalá estará implicada.

 

Publicado en: Reportaje