Investigadores de la UAH descubren restos de pigmentos del IV milenio antes de Cristo en el dolmen de Soto, Huelva

El estudio forma parte del libro ‘Símbolos de la muerte en la Prehistoria reciente en el sur de Europa, el dolmen de Soto’, publicado por la Junta de Andalucía. En la investigación han participado un total de cinco universidades. Además de los datos procedentes de las excavaciones arqueológicas, se incluye el estudio de los pigmentos realizado por el  grupo de investigación de la UAH Grafías Prehistóricas y por el Grupo de investigación de la UNED dirigido por el profesor Antonio Hernán.

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Primitiva Bueno.

Gracias al uso de técnicas de última generación en la detección de pigmentos , especialmente microscopia raman in situ, a la observación de superposiciones entre pinturas y grabados, y a los datos arqueológicos obtenidos,  se ha podido establecer la historia de las imágenes que presidieron los distintos usos de este espacio funerario.  Figuras humanas portando hachas, báculos y puñales, muchos de ellas con vestimentas pintadas en rojo y negro sobre fondo blanco , pueden datarse desde hace 6.000 años. Desde la publicación del dolmen de Soto por Hugo Obermaier hace casi 100 años, no se había emprendido un estudio conjunto de esta naturaleza, ni se había publicado un monográfico sobre este yacimiento.

El dolmen de Soto es una construcción en piedra  recubierta por un gran montículo de unos 60 metros de diámetro, a modo de colina artificial, y rodeado a su vez por un círculo exterior también de piedras de otros 65 metros. En su interior se observa una galería formada por 63 soportes de piedra, una losa frontal y otras 30 que lo recubren. El corredor de 21,50 metros , comienza de manera angosta para superar más de tres metros de anchura y altura en el fondo de la construcción. Todas las piedras de este conjunto megalítico, que según las investigaciones funcionó como panteón colectivo durante más de 2 milenios, están talladas, dibujadas o grabadas y muchas de ellas han sido reutilizadas y vueltas a pintar o a grabar, o ambas cosas a la par. ‘Se trata de un dolmen único, no hay nada igual en toda Europa. No hay ningún megalito que reúna en Europa tantas estelas armadas, con armas identificables’, señala una de las investigadoras de la UAH, Primitiva Bueno, con entusiasmo.

La caracterización de las pinturas más antiguas ha sido posible gracias al uso de técnicas de espectroscopia, logradas mediante un microscopio Raman de altas especificaciones combinado con la de microscopía infrarroja. Por primera vez se ha utilizado en un dolmen sobre el terreno en la Península Ibérica, gracias a la colaboración con el equipo de químicos de la UNED.  Como explica la investigadora: ‘Yo me atrevo a denominar estas técnicas ‘arqueología del arte prehistórico’, porque en el trabajo de campo nosotros tratamos las pinturas, los grabados, las esculturas de la Prehistoria como un elemento material y hacemos cronologías directas, estudios de la composición de los pigmentos…Buscamos un contexto arqueológico, como hemos hecho en Soto, aportando cronologías de carbono 14 que no se conocían hasta ahora y remontando la historia del monumento desde que se construyó hasta que se terminó de utilizar’.

Con estas técnicas los investigadores de la UAH han demostrado la composición de los rojos de hematites, cómo se ha molturado ese pigmento de una manera profesional ‘Hemos podido demostrar que todavía hay huellas de los pinceles, marcadas en la pintura; cómo se ha hecho el negro y hemos comprobado que el monumento está construido  con piezas –todas- reutilizadas, porque todas están adaptadas en forma y tamaño a las dimensiones del monumento hoy visible y prácticamente todas venían ya decoradas’, explica.

La gran pregunta es ¿dónde estaban esas piedras antes de ser introducidas en el dolmen actual, construido a principios del cuarto milenio antes de Cristo? La tesis que baraja esta investigación es que procedían directamente del círculo externo de contención que rodea al monumento megalítico. ‘Estamos ante uno de los centros ceremoniales más antiguos de Europa y era igualmente un círculo, seguramente acompañado de otros dólmenes, porque en el actual centro ceremonial hay piedras muy diferentes’, añade la investigadora de la UAH.

Esta investigación también arroja otra conclusión: durante muchísimo tiempo se ha asumido que los megalitos más antiguos de Europa están localizados en la Bretaña francesa y que desde ese foco se expandieron hacia áreas continentales, hacia el resto del área atlántica y las islas inglesas. Pero la documentación de muchos megalitos en la Península Ibérica con estelas y menhires más antiguos que en la Bretaña francesa

Publicado en: Reportaje