El taller de vidrio de la UAH, un centro de apoyo a la investigación casi único
Hablar de taller de vidrio en una Universidad es hablar de la capacidad que tiene la institución para poder prestar a sus investigadores un servicio esencial que asesora, diseña, fabrica y puede modificar o reparar piezas estándar y piezas de nuevo diseño con fines docentes e investigadores. Este taller es hoy día un privilegio que pocas universidades españolas disfruta. Por fortuna, la UAH es una de ellas. El taller de vidrio está gestionado por el Centro de Apoyo a la Investigación en Química (CAI de Química) de la UAH.
En Alemania, según algunas estadísticas, la asociación de sopladores de vidrio científico reúne a unos 2.000 profesionales. En España el número de profesionales no llega a la veintena. Pero la UAH tiene la suerte de disponer de uno de los talleres de vidrio con fines científicos más importantes de todo el país. Este taller presta fundamentalmente servicio a los laboratorios e investigadores de la UAH pero, debido a la escasez de profesionales en este sector, también ofrece sus servicios a otras universidades e instituciones y empresas privadas.
En el taller de vidrio el trabajo es artesanal casi por completo. El vidrio que utilizan es especial, de Borosilicato, un componente que proporciona una gran dureza y previene roturas en situaciones con contrastes bruscos de temperatura, algo muy habitual en un laboratorio de investigación. ‘Partimos de tubos estándar de diferente diámetro y nuestra labor consiste en soplar el vidrio con ayuda de un soplete y darle la forma requerida’, señala uno de los responsables, José E. Mateu. Las llamas, provocadas por una mezcla de propano y oxígeno, alcanzan temperaturas muy altas y dan forma a matraces, esmerilados, líneas de vacío, traps, schlenks, placas porosas… Pero también a aparatos muy sofisticados, de difícil reparación, y a trabajos a medida para los investigadores que necesitan para sus experimentos ‘herramientas’ únicas.
En el taller de vidrio de la UAH se fabrican y reparan piezas catalogadas, se recupera y recicla vidrio procedente de sistemas, aparatos y piezas no reparables y, como ya hemos indicado, se crean piezas únicas: ‘de tanto en tanto, alguno de nuestros investigadores trae un dibujo o nos explica qué tipo de pieza necesita para realizar un experimento nuevo, y nosotros lo hacemos. Es muy satisfactorio saber que nuestro trabajo resulta útil para la investigación’. Y sí, trabajan sobre todo para los departamentos de la UAH, pero reciben encargos de fuera. Incluso desde Japón han solicitado algún pedido.
El taller también hace una labor muy importante de ahorro, ya que se reparan piezas rudimentarias, fáciles de sustituir, pero también otras piezas complejas que en el mercado tendrían un coste muy superior si hubiera que adquirirlas por rotura o deterioro.
Además, se hace una labor de divulgación, porque reciben visitas de estudiantes de distintos grados con el objetivo, a veces, de dar a conocer el trabajo que se desarrolla en el taller y otras para concienciar sobre la importancia de respetar el material de laboratorio y evitar, en la medida de lo posible, su deterioro o rotura.
José E. Mateu confiesa que no es un trabajo fácil, ni siquiera un trabajo al alcance de todo el mundo: ‘se requiere cierto gusto por la estética, mucha paciencia y también templanza, porque no hay que olvidar que trabajamos con el fuego, pero el vidrio te atrapa y esto se convierte en mucho más que un oficio’.
Un oficio que, en su caso, surgió por casualidad hace 23 años, fruto de una beca de formación ofertada por la Comunidad de Madrid, que le permitió conocer y vivir de ‘un trabajo completamente inédito para mí, que era diseñador gráfico’. Entonces no había formación reglada específica para los sopladores de vidrio científico y a día de hoy continúa sin haberla, con la particularidad de que ‘cada vez vamos quedando menos en el oficio y, como esto siga así, sin repuesto generacional, desapareceremos por completo’, opina.
En este centro trabajan en estos momentos dos técnicos, José Enrique Mateu y Javier Lueches, mientras que otro trabajador, Javier Lueches del Álamo, se encuentra en situación de prejubilación.
Publicado en: Reportaje