Todos hablamos con acento, aunque no lo sepamos, y no hay acento malo

Ana María Cestero y Florentino Paredes, profesores del Departamento de Filología, Comunicación y Documentación de la Universidad de Alcalá, han ideado, creado y desarrollado el Proyecto para el estudio de las creencias y actitudes hacia las variedades del español del siglo XXI, conocido como Precaves XXI, que analiza las percepciones de los hispanohablantes hacia los diversos dialectos del español

“¿Crees que un acento es mejor que otro cuando hablamos en español?” Esta pregunta se les hizo a unos estudiantes del máster de español como lengua extranjera y la respuesta fue afirmativa y más concretamente respondieron que el español del centro de España era “el bueno”. La pervivencia de este estereotipo, que puede tener consecuencias muy negativas para la enseñanza del español como segunda lengua, sorprendió a Ana María Cestero y a Florentino Paredes, que decidieron iniciar un proyecto a investigación científica para determinar el alcance de esas creencias y estereotipos.

Hace no mucho tiempo, actores, periodistas y políticos a menudo intentaban enmascarar su acento, porque mantenerlo podía suponer un freno a la carrera profesional. Es un hecho grave, sin duda, aunque en España no ha sido necesaria una legislación como la de nuestro país vecino, Francia, donde se aprobó a finales de 2020 una propuesta de ley para considerar como delito la discriminación por acento. La situación está cambiando desde hace algún tiempo, y el acento ha pasado a ser considerado hoy un signo de identidad. De hecho, una reciente campaña de una conocida marca de cerveza, protagonizado por la desaparecida Lola Flores, se viralizó por la defensa del acento andaluz.

“Desde que se desarrolló la sociolingüística, los lingüistas y filólogos hemos luchado por que se reconozcan todas las variedades y que todas sean consideradas igual de válidas, siempre que no se usen vulgarismos o barbarismos en la propia variedad” explican los dos investigadores. Así comenzó el proyecto Precaves XXI, en el que, siguiendo las propuestas de la dialectología hispana y específicamente la división dialectal del español propuesta por el lingüista Francisco Moreno Fernández, se trabaja sobre ocho variedades del español, tres de España (la del centro-norte, la andaluza y la canaria) y cinco de América (la mexicano-centroamericana, la caribeña, la andina, la chilena y la rioplatense).

Creando la metodología 

Lo primero que hicieron los investigadores fue crear una metodología específica para el estudio de las variedades normativas del español a través de una aplicación informática con la que se realizan las entrevistas y donde se registran los datos de la encuesta.  “Se trata del único macroproyecto sobre actitudes lingüísticas que emplea audiciones reales que los encuestados han de evaluar. Pedimos ayuda a colegas de otras regiones y países que conocíamos de otros proyectos para que grabaran los audios, ocho de discurso libre y ocho de discurso leído, a un hombre y una mujer de cada una de las ocho regiones estudiadas. El tema del discurso libre es el problema del tráfico en hora punta. La segunda grabación es la lectura de un texto sobre la vivienda, porque, siempre que se lee, se utiliza una variedad más formal que cuando se habla de manera espontánea” apunta la profesora Cestero.


Fragmento de audio con una de las grabaciones 

En la realización de la encuesta, tras la toma de datos identificatorios y sociológicos, los colaboradores escuchan una grabación con fragmentos de todos los acentos y se les formula una pregunta inicial sobre dónde creen que se habla mejor español. Después, los informantes van escuchando grabaciones y de cada una se les pide que valoren el acento que están escuchando y, también, a la persona que habla y la región o cultura de la que creen que es. Entre otros aspectos, se pregunta por el tipo de trabajo que cree que tiene la persona que está hablando. “Un gran porcentaje asocia un trabajo con un nivel de ingresos medio o bajo con el andaluz, sin embargo, si escuchan a un madrileño, piensan que gana más” mencionan los investigadores, que explican que “no existen diferencias significativas en cuanto a grupos de edad, pero lo cierto es que claramente las mujeres tienen actitudes más positivas que los hombres hacia cualquier variedad del español. Además, este estudio es interesante porque se puede analizar la política y la identidad lingüística”.

Los resultados

El proyecto Precaves XXI se inició en la UAH, desde donde se sigue coordinando, y actualmente se han sumado a él investigadores de 28 universidades de todo el mundo. Ya se han publicado varios trabajos a partir de sus datos y se está usando también para realizar trabajos en asignaturas de Grado, así como Trabajos de fin de Grado o de fin de Máster e incluso algunas Tesis Doctorales.

El proyecto se ha desarrollado en dos fases, en una primera se preguntó a jóvenes universitarios y profesores de español como lengua extranjera y posteriormente se incluyó a la población general dividiendo la muestra según su perfil sociológico. “En esta segunda fase, cuyos resultados relativos a las creencias sobre la variedad castellana fueron publicados por la Editorial de la Universidad de Alcalá, entrevistamos a hombres y a mujeres de tres grupos de edad: jóvenes de 20 a 34 años, adultos de 35 a 54 y mayores de 55 años o más, según tres niveles de instrucción (sin estudios o con estudios primarios, con estudios medios y con estudios superiores) y los resultados son similares comparados con la primera fase”.Ana M. Cestero y Florentino Paredes (1)

Según los datos generales del proyecto, que cuenta actualmente con casi mil encuestas procedentes de España y América, los acentos más reconocibles e identificables son, por este orden, el rioplatense y el castellano del centro de España, mientras que los acentos menos diferenciados son el chileno y el canario. Algo común, en general, es que los hablantes evalúan mejor la variedad propia, pero si no se tiene en cuenta esta, los acentos mejor valorados son el chileno y el caribeño. Solo destaca el caso de los madrileños, los canarios y los andaluces, que suelen valorar menos su propio acento con respecto a la media.

Los resultados de los estudios de Precaves XXI muestran también que entre los jóvenes universitarios sigue persistiendo el estereotipo de que en algunos lugares se habla mejor español que en otros. Si bien los españoles sitúan esos lugares en España, en concreto en la zona centro de la Península (Madrid y las dos Castillas), los americanos los sitúan en América, específicamente en México y Colombia. Esta creencia de que existe un español mejor que otro es sostenida por la gran mayoría de los sujetos encuestados, pero la opinión de que todas las variedades son equivalentes va ascendiendo a medida que sube la formación especializada, sobre todo porque en el primer grupo se encuentran los estudiantes de filologías o estudios hispánicos que habían cursado alguna asignatura de dialectología, sociolingüística o variedades del español.

Publicado en: Reportaje