
María Castellano, de su sosegado paso por la Universidad de Alcalá al reconocimiento de su gran valía
La que, en 1980, se convirtiera en la primera catedrática de Medicina en la historia de España falleció el pasado 2 de mayo a los 77 años. En este 'in memoriam', los profesores Julia Buján, Ángel Asúnsolo y Miguel Ángel Ortega hacen un emotivo recorrido por la trayectoria académica y la peripecia vital de quien fuera su compañera en la Facultad de Medicina de la UAH
La llegada de una catedrática de Medicina Legal y Forense a nuestra Facultad de Medicina fue un acto más de rutina, para cubrir una vacante de profesor. Así, la incorporación de María Castellano (1948-2025) fue tan silenciosa como lo era ella: discreta, humilde y sin molestar. Era el año 2013 y pronto, en 2018, finalizaría su periodo académico, pero siguió acudiendo en tantas ocasiones que su jubilación no fue un hecho consciente para el resto de los compañeros.
Siempre estaba cuando era requerida y siempre estará en nuestra memoria para quienes tuvimos el placer de conocerla y disfrutar de ella. Sus alumnos siempre han destacado su grandeza y humanidad a la hora de transmitir el amor por la medicina, haciendo hincapié en que fue una gran profesora que enseñaba a desarrollar el pensamiento crítico.
María es un ejemplo de vida. De vida real y no de la efímera fama de hoy en día. Una vida que comienza con esfuerzo, trabajo y observación. Así definía ella sus primeros años en una cortijada en Jaén, de lo que supuso estudiar interna en un colegio fuera de casa y de su posterior carrera de Medicina en un tiempo en el que el número de mujeres era muy escaso en ella.
Es decir, ya desde pequeña se fue haciendo a sí misma. Paso a paso, aceptándolo con tal naturalidad que solo los años y la evolución de la vida le han hecho reconsiderar aquel tiempo como los cimientos que le permitieron sobrevivir y construir su vida en los aspectos más importantes: el familiar (madre) y el profesional (médica, maestra y humanista). Esta última faceta, en un entorno difícil, aun dentro de la Medicina, como lo es el campo de la Medicina Legal y Forense.
ÉXITO Y HUMILDAD
En ese desempeño natural de trabajo y dedicación, María fue alcanzando metas tan importantes, pero con tanta humildad que no molestaba. Así, estudió Medicina en Granada (1966-1972), donde se doctoró en 1977; y amplió estudios 1978-79 en el Instituto de Médecine Légale de Liège (Bélgica) con el profesor Armand André. Sus contribuciones sobre Genética Forense en la identificación de indicios y el estudio de marcadores genéticos de paternidad así lo avalan.
Realizó tres especialidades: Medicina Legal y Forense (implicándose en la violencia familiar, especialmente el maltrato a la mujer, la valoración de la peligrosidad del maltratador y un largo etcétera); Medicina del Trabajo, donde destacó por su contribución al desarrollo de la especialidad en España; y Análisis Clínicos, ejerciendo como médico adjunto clínico de análisis especiales en el hospital San Cecilio (Granada,1975-1980).
Accedió al Cuerpo Nacional de Médicos Forenses por oposición en 1978 y lo hizo, no es necesario insistir, como única mujer. En la carrera académica, alcanzó con 32 años la cátedra de Medicina Legal y Forense, convirtiéndose (sin eco social) en la primera mujer en la historia de España en obtener una cátedra en una Facultad de Medicina. Concretamente, en Zaragoza 1980-1996.
Posteriormente se trasladó a la Facultad de Medicina de Granada (1996-2013) y Alcalá, donde permaneció hasta su jubilación (2018). Es decir, un currículo académico y profesional que muestra su tesón, capacidad de trabajo y esfuerzo. Su ejercicio profesional se ha desarrollado en todos los campos. Y no solo los habituales dentro de la Medicina (docencia, investigación y asistencia), sino que también volcó su vida en los aspectos éticos de la profesión.
Fue presidenta de la Comisión de Ética y Deontología Médica de los Colegios Médicos de Zaragoza, vocal en la de Granada y ha sido la primera mujer en la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial (CGCM). En esta última, colaboró en la redacción de los dos últimos códigos de Deontología.
En el ámbito del Derecho Sanitario, formó parte del Comité de expertos que elaboró la Ley 41/2002, reguladora de los derechos y obligaciones de los pacientes, historias y documentación clínica y la elaboración del baremo de daños Sanitarios impulsado por el Ministerio de Sanidad. Siempre manifestó un interés especial por las personas más vulnerables, siendo una pionera en los estudios de violencia intrafamiliar y violencia de género. Es decir, el humanismo médico en toda su realidad.
Pronto fueron siendo reconocidos todos esos años de vida. Recibió desde medallas tan importantes como la de San Raimundo de Peñafort (1982), la Cruz al mérito Policial Distintivo Blanco (1990) o la medalla de oro de la Junta de Andalucía 2020 de las Ciencias Sociales y las Letras, así como el Premio Sanitaria 2020. Doctora honoris causa por la Universidad de Extremadura (2017) y la de Jaén (2021). Académica de las Reales Academias de Medicina de Zaragoza (1997), País Vasco (2005), de Andalucía Oriental (2007) y de la Real Academia Nacional de Medicina de España (2012), donde ocupaba el sillón nº 19 de Medicina Legal. Sin duda, recibió el reconocimiento a su trabajo y a su persona por todos los que la conocieron.
Por último, logró otro tremendo y silencioso éxito (como todos los demás) en favor de la carrera académica de las mujeres médicas. Así, la Junta de Andalucía, a través de la Consejería de Conocimiento Investigación y Universidad, anunció en 2018 la creación de una nueva figura en la ley, un contrato doctor con el nombre de María Castellano para ayudar a formar a personas que hayan terminado su especialidad a acreditarse antes de los 35 años bajo la figura de contratado doctor vinculado. Recibe el nombre de esta profesora en su honor. Creemos que el haber logrado sensibilizar a las autoridades sanitarias en este punto es un hecho de una categoría al alcance de muy pocas personas.
UN TESORO DE MUJER Y MADRE
Como vemos, sus méritos profesionales avalan la figura de María, pero no son más que la cara de una moneda con su quehacer profesional y en cuyo envés acumula un tesoro de mujer y madre tan importante como el primero. Enviudó a edad muy temprana por el fallecimiento en accidente de su marido y crió y cuidó con un cariño y un esmero especial a sus tres hijos. Pero le esperaban unas circunstancias más duras aún, ya que perdió a uno de sus hijos en plena juventud. Es decir, conoció también los reveses de la vida, pero su tesón le permitió seguir adelante para cumplir con creces su ciclo biológico.
En la última década, de nuevo conoció en carne propia y luchó con todas sus fuerzas contra el caballo de batalla que finalmente la acabó venciendo. Fue el 2 de mayo, el mismo día de la conmemoración histórica en Madrid, como en un gesto último de rebeldía. María asumió su destino con una gran paz y entereza gracias a su firme convicción religiosa diciendo “me estoy acercando a la casa del Padre”. Querida María, espero que hayas llegado bien. Los que te queremos, ¡¡¡¡te echamos de menos!!!!
Julia Buján Varela, Profesora Emérita; Angel Asúnsolo del Barco, director del Departamento de Cirugía y Ciencias Medico Sociales; y Miguel Angel Ortega Nuñez, Profesor Titular y ex alumno de María.
Publicado en: Reportaje
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