Un doctorando de la UAH demuestra que en los barrios más humildes se realiza menos ejercicio en los parques

Mario Fontán, especializado en Medicina Preventiva y Salud Pública por la UAH, pone de relieve las diferencias socioecónomicas en el uso de estos espacios públicos comparando tres zonas de Madrid según sus rentas.

Salir a pasear, que jueguen los más pequeños, hacer deporte, organizar un picnic, ver conciertos al aire libre, perder entre las copas de los árboles la fachada de los edificios y el gris del asfalto, esas son algunas de las imágenes que vienen a la mente cuando pronunciamos la frase "vamos al parque". Un lugar indispensable en la ordenación urbanística de los núcleos urbanos que, también, se ve afectado por la desigualdad. Así lo demuestra el artículo Active use and perceptions of Parks as urban assets for physical activity: a mixed-methods study, del doctorando de la Universidad de Alcalá Mario Fontán-Vela. La investigación, enmarcada dentro de su tesis doctoral, seleccionó tres zonas verdes de Madrid según el nivel socioeconómico (NSE) del barrio, demostrando que la población de zonas con menor poder adquisitivo realiza menos actividad física. Una publicación que ha tenido bastante repercusión, tanto en el entorno de las redes sociales como en distintos medios de comunicación.

El método mixto que empleó el estudio consistió, primero, en clasificar tres barrios con niveles socioeconómicos alto, medio y bajo (Nueva España, El Pilar y San Diego) y, después, registrar la actividad física que ocurría en ellos en varios momentos del día y la semana; información que iba en paralelo a la realización de varias entrevistas que tuvieron lugar entre 2016 y 2019. Las principales conclusiones que se extraen son que los parques ubicados en barrios con un nivel socioeconómico más alto fueron más usados comparados con otras áreas; además, los vecinos de estos NSE altos muestran una mayor actividad física, en contra de lo que sucede con los habitantes de los NSE bajos, a quienes las condiciones de sus trabajos les impide usarlos a menudo. Otra línea que destaca el texto es la inseguridad que generan por las condiciones del entorno, lo que repercute más en las mujeres. Esta investigación del departamento de Cirugía, Ciencias Médicas y Sociales de la UAH pone de relieve la necesidad de una reestructuración de las políticas públicas y sanitarias en la materia, tal y como concibe Mario Fontán.

- ¿Por qué decidieron escoger los parques como zona clave?

- Los parques son espacios urbanos que pueden promocionar estilos de vida saludable, como la realización de actividad física, o fomentar las relaciones sociales e incrementar el capital social, pero también pueden tener un efecto negativo no deseado como facilitadores de procesos urbanos como la gentrificación [proceso por el cual la población original de un núcleo habitacional es desplazado por otro de nivel adquisitivo superior, del inglés, gentrification] cuyo impacto en la salud puede ser perjudicial, sobre todo en las clases sociales más desfavorecidas. Por todos estos motivos, los parques son un activo urbano clave en términos de salud pública.

- Durante el estudio han comprobado que el NSE sí afecta al uso de los parques, ¿cuáles son las razones dadas por sus habitantes?

- Buscamos parques cuyas características físicas fueran similares –en cuanto al tamaño, las instalaciones, entre otros– para intentar capturar la posible influencia del NSE del barrio o de otros factores contextuales que se pusieron de relieve en la parte cualitativa del estudio. En este sentido, lo que recogimos fue que en los barrios de NSE medio y alto las personas hacen referencia a la organización de clases o a la aparición de manera espontánea de grupos de personas para realizar actividades en el parque como un elemento que hace atractivos estos espacios. Por el contrario, las personas de barrios de NSE bajo comentaban que algunas barreras para visitar los parques son la inseguridad o la realización de trabajos con horarios prolongados o de mucho desgaste físico, además de contar con unos parques en peores condiciones en términos de limpieza. En cuanto al estudio de las posibles diferencias en cuanto a su calidad entre los parques en función del NSE forma parte de otro apartado de la tesis doctoral en el que estoy trabajando en estos momentos.

- ¿En qué beneficiaría a los vecinos transitar más por los parques?

- Los parques mejoran los niveles de salud de las personas a través de tres mecanismos: primero, fomentando la realización de actividad física; segundo, fomentando las interacciones sociales, el capital social y el bienestar mental; y, en tercer lugar, mitigando los efectos negativos asociados a la contaminación ambiental, la contaminación del ruido o las olas de calor. Teniendo esto en mente, los parques y cualquier espacio verde aportan una serie de beneficios en términos colectivos e individuales como para que las administraciones diseñen planes para aumentar su presencia, especialmente en zonas con peores resultados en cuanto a los factores comentados previamente, y cuya implementación tenga en cuenta las diferencias de percepción y de uso que hemos comentado, y aquellos factores que van más allá de los propios parques y que también necesitan ser abordados. Al final, cuando hablamos de uso de parques hablamos de tiempo libre, lo que está más influido por lo que ocurre fuera del parque que dentro.

- ¿Cuáles son las principales dificultades que se han encontrado?

- Una de las principales dificultades ha sido, por un lado, la recogida de datos de actividad física en los parques, al tratarse de una metodología poco habitual y que suponía visitar cada parque del estudio en dos días diferentes y durante todo el día, siempre buscando días con un clima que fuera similar y favorable a la visita de los parques. No obstante, esta recogida de datos luego nos ha permitido tener unos datos cuantitativos que tenían su correlato en los discursos de las personas participantes de la parte cualitativa del estudio, lo que permite dibujar algunos de los mecanismos que pueden explicar los usos diferenciales de estos espacios en función de los determinantes sociales de la salud.

- Otros estudios en la UAH han determinado que también las zonas con NSE alto se benefician de instalaciones deportivas mejores. ¿Es, en cierto sentido, aporofobia institucionalizada?

- Más que 'aporofobia institucionalizada', creo que debemos hablar de un sesgo clasista a la hora de diseñar e implementar políticas públicas, pues creo que enmarcarlo en una cuestión moral convierte el problema en una cuestión de personas y comportamientos, individualizando el problema, y dificulta ver las profundas raíces políticas y sociales de la cuestión. En salud pública hay dos conceptos que pueden ayudarnos a entender esta cuestión: la ley de cuidados inversa, que postula que a la hora de implementar medidas poblacionales quienes más se benefician son las clases más favorecidas, y por otro lado la 'amplificación de la deprivación', que hace referencia al efecto multiplicador que tiene la desigualdad en distintos niveles en las inequidades en salud. En este sentido, las personas de clase social más alta suelen tener mejores condiciones materiales para disponer de su tiempo y hacer uso de estos espacios y, por tanto, beneficiándose más en términos de salud individual. Y, también, son capaces de moverse por los canales institucionales para conseguir mejoras en sus entornos, además de que en este sistema suelen existir más incentivos para favorecer a las clases medias y altas que a las clases bajas.

- Hay varias corrientes que abogan por el urbanismo feminista para entender los espacios como un modo de sociabilización total. ¿Qué soluciones se podrían aplicar en estos casos?

- El enfoque feminista dentro de los estudios de salud urbana es fundamental para entender que el espacio en las ciudades no es neutro, sino que se ha creado fundamentalmente para que los entornos urbanos sean funcionales a la actividad económica (esencialmente participada por hombres históricamente). En este sentido, uno de los discursos que más presencia tuvieron en la parte cualitativa del estudio fue la cuestión de la inseguridad, y estos fueron reportados sobre todo por mujeres. Algunos estudios que analizan la accesibilidad de los parques se centran exclusivamente en medirlo de una manera cuantitativa, pero hay otros que observan que la percepción de la misma está atravesada por numerosos condicionantes sociales como el género o la clase social. Siguiendo las enseñanzas de Jane Jacobs, el diseño urbano en torno a los parques debería fomentar la actividad social y la integración de estos espacios con su entorno más próximo para aumentar la sensación de seguridad en las calles. Y, por supuesto, el enfoque de la inseguridad no puede hacerse desde planteamientos punitivistas, sino atajar algunas de sus causas estructurales como la desigualdad.

- Como doctorando de la UAH, ¿cómo está siendo la experiencia de elaborar la tesis?

- Por un lado, está siendo muy positiva ya que me está permitiendo profundizar en cuestiones de salud pública y salud urbana que me llevan interesando un tiempo, además de adquirir conocimientos en cuanto a metodología de la investigación que me están sirviendo para mejorar mi formación. Sin embargo, como compagino la tesis con un trabajo en el ámbito sanitario, la pandemia y el día a día han hecho que durante un tiempo haya sido más complicado avanzar en ella. Por suerte, ahora mismo estoy en un momento donde puedo dedicarle más tiempo y ya estoy viendo los resultados del trabajo. Ahora toca centrarme en finalizar los dos artículos que me quedan de la tesis doctoral: en uno vamos a analizar las diferencias en la cantidad y calidad de parques en función del nivel socioeconómico en la ciudad de Madrid, y en el otro vamos a estudiar qué relación hay entre disponer de más parques (o que la calidad sea mayor) y la probabilidad de desarrollar algún tipo de enfermedad cardiovascular.

Publicado en: Entrevista