Proceso de paz con las FARC en Colombia ¿Y ahora qué?



Recientemente los colombianos han votado en referéndum el acuerdo de paz entre el Gobierno y las FARC. El resultado de ese referéndum ha sido ajustado: un 50,2% para el ‘no’ frente al 49,7% del ‘sí’, en un plebiscito que ha tenido un 60% de abstención.

 

¿Y ahora qué? Las negociaciones de paz continúan y el profesor del IELAT, experto en América Latina, Rogelio Núñez, analiza el porqué de estos resultados y habla del futuro.

Rogelio Núñez.



-¿Qué ha ocurrido con el referéndum, porque había una creencia generalizada en la comunidad internacional de que triunfaría el ‘sí’?
-La comunidad internacional no valoró la profundidad de lo que se estaba jugando en Colombia, pero acompañó el proceso y lo hizo muy bien. Ahora su papel debe ser continuar acompañando y el respaldo del Premio Nobel al presidente colombiano, Santos, es un espaldarazo más…
Lo que ocurre con la comunidad internacional es que a veces confunde violencia en Colombia con las FARC y las cosas, en realidad, son mucho más complejas…Aunque en el referéndum hubiera triunfado el sí hay otros grupos violentos. Está el ELN, cuyo proceso de paz es más complejo porque no se trata de un movimiento centralizado, como es el caso de las FARC, es un grupo ‘confederal’, con una enorme autonomía en los diferentes frentes, y la negociación será mucho más difícil…Y también están las Bacrim, bandas criminales emergentes, una mezcla de guerrillas, cártel del narcotráfico y organización del crimen organizado. Las Bacrim son, hoy por hoy, las de mayor potencia armamentística y capacidad para retar al Estado…Por tanto, la firma de la paz futura con las FARC no significará el fin del conflicto ni de la violencia, ni mucho menos, en Colombia.


-El resultado del referéndum ha sido muy ajustado, pero ha triunfado el ‘no’. ¿Cuáles cree usted que son los motivos?
-El ‘no’ es fruto de un cúmulo de cosas: el Gobierno a nivel interno es muy impopular; Santos tiene unos niveles de rechazo muy altos y ha pagado en este referéndum el descontento de la gente… También está la influencia de Uribe que es un auténtico animal político, y muy capaz de vehiculizar los sentimientos de la población contraria al proceso de paz con las FARC. Hay un sector social importante que está contra porque es muy difícil asumir, como indicaba el acuerdo, que personas que han cometido crímenes, si los confiesan, no van a la cárcel. Incluso personas que hubieran cometido delitos de lesa humanidad podrían presentarse a las elecciones y ser diputados… Es más, los delitos de narcotráfico no iban a tener ningún tipo de pena, la reparación a las víctimas todavía no estaba muy clara. En definitiva, hay una gran parte de la población en Colombia que estaba en contra del acuerdo de paz establecido con las FARC.
Hay otro elemento que también ha influido: las iglesias evangélicas que se han movilizado en Colombia lo han hecho a favor del ‘no’ y este tipo de movimientos son muy influyentes . Hasta las condiciones meteorológicas influyeron en el triunfo del ‘no’: el huracán que afectó a la costa caribeña colombiana provocó que muchos partidarios de Santos se quedaran en sus casas y no fueran a votar. Si en esta zona hubiera votado más gente, habría salido el ‘sí’, aunque por muy poco, lo que habría puesto en cuestión igualmente la validez del referéndum…

-Profesor, ¿y ahora qué, cómo cree que va a acabar todo este proceso?
--Yo no creo que haya marcha atrás en el proceso de paz abierto en Colombia con las FARC, aunque algunos sectores pueden transformar su rebeldía contra el aparato central de la organización en una división real y volver a las armas… Realmente pienso que después de cuatro años de negociaciones la guerra con las FARC no va a volver, aunque las negociaciones van a ser más largas de lo que el Gobierno de Santos quisiera… ¿Cuánto de largas? Imagino que las FARC no irán más allá del fin de la presidencia de Santos. Si se endurecen los términos del proceso de paz y las FARC tienen que pagar más de lo ya acordado, es posible que algunos grupos se descuelguen y pasen a engrosar las filas de las Bacrim o entren en alianza con algunos grupos del ELN que tampoco aceptan las negociaciones de paz abiertas con ellos…

-No había plan B…
-El plan B es la renegociación, y en eso están. Las distintas fuerzas del ‘no’ han presentado sus alegatos y el Gobierno las ha trasladado a la Mesa de La Habana, donde las FARC las han recibido. El Gobierno apuesta por una renegociación corta, pero yo no creo que vaya a serlo. Las negociaciones con las FARC empezaron en 2012 y finalizaron en 2016 y las propuestas de Uribe y otros muchos van en contra de algunos de los pilares en los que se han apoyado las FARC. Uribe ha flexibilizado su postura, no propone penas de cárcel, propone internamientos en granjas, pero no creo que las FARC lo acepten a corto plazo… El proceso y la negociación serán largos.

-No obstante, la situación en Colombia continúa siendo muy compleja
-Es verdad, pero a pesar de todo la situación ha cambiado muchísimo. Colombia estaba en 1998 al borde de ser un estado fallido. Ahora mismo es una economía emergente; el gran éxito del Plan Colombia, muy criticado, transformó a las FARC, que pasaron de ser una organización que podía retar al Estado y hasta derrocarlo, a replegarse en la selva. Las Bacrim pueden retar al Estado, pero no lo van a derrotar, y el ELN tampoco. Es decir, Colombia, en 20 años, ha dado un cambio tremendo en materia de seguridad, en materia económica y es, incluso, un país emergente en el ámbito turístico, cosa que no me extraña porque es un país maravilloso.

-El proceso de paz no ha terminado, pero ya se habla de los problemas del postconflicto…
-Como en muchos otros países –ocurre en Guatemala igualmente- el problema será manejar el postconflicto, porque el postconflicto es dinero, ayudas económicas para la reinserción. Y Colombia no está mal a nivel económico, pero tiene un importante agujero fiscal y un grave problema financiero. El precio de las materias primas ha caído sustancialmente en los últimos años, la producción se está ralentizando cuando más recursos se necesitan… El gran reto es el postconflicto y afrontar los problemas que cruzan toda la región: la modernización de las economías latinoamericanas, la mejora de las infraestructuras, la consolidación de la educación y la reforma del estado.

 

Publicado en: Entrevista