López Alonso: ‘he tratado toda mi vida de transmitir a mis alumnos ciencia y humanismo’
El profesor López Alonso, catedrático de Traumatología y Ortopedia, ha recibido un cálido homenaje de la comunidad universitaria con motivo de su jubilación. Una jubilación que, como él mismo indica, no será tal, porque colgar el traje de docente es misión imposible cuando uno ama lo que hace.
Llegó a la Universidad de Alcalá en el año 1989 y hasta aquí. En estos años ha sumado labores de docencia, actividad investigadora y profesional y trabajos de gestión –como decano de la facultad de Medicina, entre otros- y ha podido compaginar esa pasión por la enseñanza con otras dos grandes aficiones: la literatura y el teatro. Es autor de 33 obras de ensayo, novela y teatro y ha dirigido durante años el grupo de teatro de su pueblo y el de la facultad de Ciencias de la Salud. El profesor López Alonso repasa en esta entrevista su trayectoria en la Universidad de Alcalá.
-Profesor, ¿qué opina del homenaje que han organizado para despedirle?
-Estoy muy emocionado porque supone cerrar con un broche de oro el amor que siento por mi Universidad.
-Llega el momento de poner freno a la actividad…
-Sí, porque no me gusta hablar de despedida. Yo he tenido la fortuna de ser profesor emérito y eso me ha permitido continuar ejerciendo una de mis grandes pasiones, que es la docencia. No me quiero jubilar, la verdad.
Las bases de mi felicidad, más allá del amor hacia mis hijos y mi mujer, han sido mi vocación profesional como médico y mi vocación docente universitaria. Por fortuna, lo primero no va a parar nunca y con respecto a lo demás, es verdad que me considero una persona con la suerte de haber podido ejercer mi profesión y mi vocación como enseñante. Además, tengo otras pasiones: el teatro y la literatura, y ambas cosas tampoco las voy a abandonar. De hecho, sigo escribiendo y me siento muy orgulloso de haber creado en nuestra facultad el grupo de teatro.
-Con esa ingente y múltiple actividad habrá que preguntarle ¿qué es lo que le ha reportado más satisfacciones?
-Sin ningún género de duda, la docencia. Lo que más me gusta es dar clases y estar en contacto con los alumnos, porque me hace sentir vivo. Incluso cuando he ejercido mi actividad como médico en los 4 hospitales donde he trabajado, siempre me ha encantado tener a mis alumnos al lado. Y el teatro también me ha proporcionado muchas alegrías, porque creo que es una actividad muy positiva para personas que se van a dedicar a la atención al otro y necesitan una formación humanista.
-¿Qué mensaje daría a los estudiantes que ahora aspiran a ser médicos?
-Les diría que estar en la Universidad es mucho más que asistir a clases del grado de Medicina. Son años en los que uno tiene que formarse también como ser humano. Decía Marañón que el médico que solo sabe de medicina no sabe de nada. Yo he tratado toda mi vida de transmitir a mis alumnos la faceta científica y la faceta humanística.
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