- De los 445 títulos que ha donado, ¿cuál destacaría? ¿por qué?
- Destaco las novelas del australiano Patrick White (1912-90), porque es poco conocido hoy, aunque ganó el Premio Nobel en 1973 y merece ser recuperado. Igualmente, las novelas del británico Angus Wilson (1913-91), amigo mío, por las mismas razones.
- ¿Por qué ha elegido la Universidad de Alcalá para hacer su donación?
- Elegí Alcalá porque sé, por mi mujer Sonia que organizó y dirigió el Servicio de Idioma del British Council en la UAH en los años 90, que tiene un buen departamento de literatura inglesa, bajo la dirección de Fernando Galván.
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William Chislett durante el acto de donación |
- ¿Tiene previsto hacer otras donaciones a esta u otra biblioteca?
- Tengo previsto donar más libros a la UAH y a Cantabria. La donación a la UAH es mi tercera donación. La primera fue, el año pasado, de 13 libros de Arturo Barea (1897-1957), conocido principalmente por La forja de un rebelde, a la Biblioteca Nacional en Madrid, después de haber comisariado, en 2018, la exposición sobre Barea en el Instituto Cervantes de Madrid, Badajoz, Manchester y Dublín. La segunda, unos 500 libros a la Biblioteca de la Universidad de Cantabria, configurada en su mayoría por obras sobre Historia Contemporánea de España, con títulos en inglés y en español.
- ¿Echará de menos sus libros?
- Pues sí y no. Mi casa en Madrid parece un poquito vacía sin unos 1.000 libros, pero estoy feliz porque no quiero correr el riesgo de morir y que mis dos hijos, que uno vive en México y el otro en Alemania, decidan tirar los libros a la basura o entregarlos a una librería de segunda mano. Me gustan la bibliotecas públicas y de universidades y estoy orgulloso de haber aportado mi grano de arena para apoyarlas. Como me dijo una amiga en la BNE: “Es muy bueno arreglar las donaciones cuanto antes, porque hemos sido testigos de muchas lamentables pérdidas de nuestro patrimonio por no haber arreglado los asuntos en vida de los propietarios”.