Entrevista con el hispanista William Chislett, quien ha donado parte de su colección privada de libros a la UAH
La Biblioteca del Convento de Trinitarios ha acogido la colección donada por el hispanista británico, escritor y periodista William Chislett que está formada por 445 títulos, entre novelas y biografías, ediciones en inglés de 135 autores de la literatura universal, principalmente ingleses e irlandeses, editados entre 1952 y 2017. Él mismo nos cuenta el por qué de este acto tan generoso.
- De los 445 títulos que ha donado, ¿cuál destacaría? ¿por qué?
- Destaco las novelas del australiano Patrick White (1912-90), porque es poco conocido hoy, aunque ganó el Premio Nobel en 1973 y merece ser recuperado. Igualmente, las novelas del británico Angus Wilson (1913-91), amigo mío, por las mismas razones.
- ¿Por qué ha elegido la Universidad de Alcalá para hacer su donación?
- Elegí Alcalá porque sé, por mi mujer Sonia que organizó y dirigió el Servicio de Idioma del British Council en la UAH en los años 90, que tiene un buen departamento de literatura inglesa, bajo la dirección de Fernando Galván.
William Chislett durante el acto de donación |
- ¿Tiene previsto hacer otras donaciones a esta u otra biblioteca?
- Tengo previsto donar más libros a la UAH y a Cantabria. La donación a la UAH es mi tercera donación. La primera fue, el año pasado, de 13 libros de Arturo Barea (1897-1957), conocido principalmente por La forja de un rebelde, a la Biblioteca Nacional en Madrid, después de haber comisariado, en 2018, la exposición sobre Barea en el Instituto Cervantes de Madrid, Badajoz, Manchester y Dublín. La segunda, unos 500 libros a la Biblioteca de la Universidad de Cantabria, configurada en su mayoría por obras sobre Historia Contemporánea de España, con títulos en inglés y en español.
- ¿Echará de menos sus libros?
- Pues sí y no. Mi casa en Madrid parece un poquito vacía sin unos 1.000 libros, pero estoy feliz porque no quiero correr el riesgo de morir y que mis dos hijos, que uno vive en México y el otro en Alemania, decidan tirar los libros a la basura o entregarlos a una librería de segunda mano. Me gustan la bibliotecas públicas y de universidades y estoy orgulloso de haber aportado mi grano de arena para apoyarlas. Como me dijo una amiga en la BNE: “Es muy bueno arreglar las donaciones cuanto antes, porque hemos sido testigos de muchas lamentables pérdidas de nuestro patrimonio por no haber arreglado los asuntos en vida de los propietarios”.
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