Cómo influye en los niños el lenguaje ofensivo

Silvia Gumiel, profesora y decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAH, habla sobre cómo el contexto y la sociabilización son métodos por los que una lengua se adquiere, de ahí la importancia de hablar lo más adecuadamente posible delante de los menores.

La profesora y decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAH, Silvia Gumiel, publicó recientemente un artículo en The Conversation titulado ¡Vaya par de maricas!: la importancia de no usar frases ofensivas delante de los niños, donde analiza cómo aprenden los niños las palabras, también las negativas, en contextos oracionales y situacionales. En esta entrevista nos habla de ello.

- ¿El lenguaje español es más ofensivo que otros idiomas?

- El español se puede utilizar, como todos los idiomas, con cualquier propósito, aunque se tiende a decir que somos menos corteses porque en otros idiomas, como en inglés, se usan fórmulas de cortesía más elaboradas que las nuestras. Esto tiene, sin embargo, una explicación desde la pragmática: hay lenguas llamadas de cortesía positiva, orientadas a la imagen positiva de nuestro interlocutor, y lenguas de cortesía negativa, en las que el hablante procura no imponer al interlocutor y no invadir su territorio; en estas segundas es necesario introducir estas fórmulas, pero eso no significa que quienes hablamos una u otra lengua seamos menos amables o educados.

- ¿Cómo el uso de un lenguaje ofensivo puede afectar a los niños?

Cuando un niño incorpora a su vocabulario una nueva palabra, no solo asimila el significado denotativo, sino que aprende las palabras dentro de un contexto de uso. Por ejemplo, si lee una palabra y su definición en un diccionario, es posible que la memorice, pero no sabrá cómo utilizarla, ya que el uso de las palabras se aprende en un contexto. Con el lenguaje ofensivo sucede lo mismo, en el artículo publicado en The Conversation uso como ejemplo la expresión '¡vaya par de maricas!' pero con la palabra 'mujer' es aún más claro. Si una mujer hace una maniobra incorrecta con el coche y delante de los menores se escucha: ‘¡mujer tenías que ser!’ el niño aprende que ser mujer es algo malo, por lo que es evidente que el lenguaje ofensivo puede repercutir en los menores si se normalizan estas conductas.

- ¿Es lo mismo que lo escuchen de personas de su entorno o de los medios de comunicación?

Probablemente, no. Las teorías de adquisición de la lengua afirman que las personas nacen con una capacidad innata de hablar potencialmente cualquier lengua, pero solo las que oyen alrededor son las que desarrollan. Por ejemplo, en entornos multilingües los niños son capaces de hablar muchas lenguas. Ningún estudio de adquisición de lenguas afirma que un idioma se pueda aprender solo por ver la televisión, ya que el input recibido tiene que ser necesariamente natural. Un niño puede pasar a diario dos horas delante de la televisión viendo dibujos en japonés, pero no va a aprender ni una palabra a no ser que tenga un entramiento en ese idioma en un entorno natural y la televisión sirva para reforzar, por ejemplo, la pronunciación o la comprensión oral.

- Entonces, el lenguaje ofensivo de la televisión, ¿no sería tan influyente como el que escuchen de sus allegados?

Claramente, no, además, no es comparable por la frecuencia de uso. ¿Cuántas veces pueden escuchar en los medios un lenguaje ofensivo y cuántas veces lo escucharán en casa si los padres lo usan? A veces, los padres hacen bromas o chistes delante de los niños y se da por hecho que ellos no están escuchando o que no lo van a entender, pero el niño está aprendiendo, aunque luego sus padres les expliquen que se trata de una broma. No creo que los padres lo hagan con la intención de ofender, pero están mostrando lo que para ellos significa esa palabra.

- ¿De qué manera se puede corregir?

Únicamente, no usando este tipo de lenguaje. La lengua se adquiere, no se aprende, dado que es un proceso inconsciente y que no requiere esfuerzo; por este motivo, no podemos decidir lo que queramos que adquieran y lo que no. En su momento de explosión léxica, entre los dos y los tres años, los niños son capaces de incorporar hasta 15 palabras por semana; imagina lo que pasará si el niño está escuchando este tipo de comentarios despectivos todo el rato.

- ¿Los niños con esa edad podrían utilizar un lenguaje ofensivo siendo conscientes?

- Los niños no son capaces de diferenciar, para ellos no es ofensivo ni lo contrario. La adquisición de la lengua es como un bolso abierto y no puedes decidir lo que entra y lo que no. Pero si durante toda su infancia va a escuchar en su casa que a una palabra se le da un significado concreto, para él o ella tendrá ese significado. Eso no quiere decir que el niño vaya a ser homófobo o machista, lo que quiere decir es que el niño va a aprender esa acepción.

- Y, actualmente, ¿en qué investigaciones está trabajando?

- En algo que nada tiene que ver con el uso del lenguaje ofensivo. Ahora mismo, estamos trabajando en averiguar los usos de los verbos copulativos, en concreto el verbo estar, en algunas zonas de América donde dicen, por ejemplo: 'cuando yo estaba joven…', que en nuestro dialecto son imposibles.

Publicado en: Entrevista