La Ciencia del Clima y la Universidad

Antonio Ruiz de Elvira es Catedrático de Física Aplicaca de la Universidad de Alcalá. Es presidente del Comite Científico del European Climate Forum, y ha sido Presidente de Científicos por el Medio Ambiente. Uno de sus placeres es comunicar la ciencia al público más general y heterogéneo, mediante conferencias, blogs y artículos de divulgación.

ANTONIO RUIZ DE ELVIRA
 
El ser humano descubrió el paraíso allá por los primeros años del XIX. Encontró energía. La vida se define como la búsqueda constante de energía. Sólo con energía sobreviven las crías hasta la edad de reproducción. Sólo con la energía de la fotosíntesis había 700 millones de personas en el planeta. Cuando aprendimos a utilizar la energía fotosintética almacenada en las entrañas de la Tierra, hemos pasado a ser 7.000 millones. Sólo porque disponemos de energía.
Pero esta energía la capturamos quemando carbono, en sus tres formas de carbón, petróleo y gas natural. Y al quemar carbono depositamos en la atmósfera una capa invisible de CO2, un gas maravilloso, que alimenta a las plantas, que sale sin molestarnos de nuestros pulmones. Pero que captura la radiación infrarroja que sale del suelo y de los mares hacia el espacio y la retiene un tiempo entre ese espacio y la superficie del planeta. Al quedarse aquí un pequeño intervalo de tiempo más que si no hubiese CO2, hace que se eleve la temperatura de la superficie, que cambien las trayectorias de los vientos y que deje de llover donde debería hacerlo.
Los científicos nos hemos dado cuenta de esto. El primero fue Tyndall, en la Royal Institution de Londres en 1860. El segundo, Arrhenius, profesor de Física y Química en la Escuela Superior de Estocolmo. Tras ellos, y a partir de los años 60 del siglo XX, una plétora de científicos y profesores en las universidades del Mundo. EL CO2 absorbe la radiación infrarroja, lo mismo que hace el vapor de agua. Una vez absorbida, reemite parte de esa radiación de nuevo hacia la superficie de la Tierra, recalentando ésta y haciendo subir su temperatura. El estudio del problema del cambio climático es una labor esencialmente universitaria: El clima es un sistema complejo que exige para su comprensión conocimientos esencialmente de física, de la física de la radiación y de los fluidos, pero también del clima del pasado, de química, de botánica, exige un conocimiento profundo de oceanogafía física y de la reología del hielo. Y empieza a exigir un conocimiento a fondo de los sistemas de generación de energía y de la economía que permite construirlos.
Todo esto sólo se puede hacer en el seno de la universidad. La universidad es el sistema natural de conocimientos universales. Si se establecieran institutos universitarios cooperativos, la esencia del conocimiento “universal” de la universidad, la ciencia del clima, y la propuesta de soluciones sería casi perfecta. Pero aun sin ellos, la forma de trabajar de los universitarios nos hace avanzar en la predicción del fenómeno y en la propuesta de soluciones.
Hoy los estudios universitarios y de otros institutos científicos nos permiten saber que si seguimos emitiendo CO2 al ritmo actual, y al ritmo creciente que implica una economía basada en el carbono de China y de la India, en el año 2050 habremos alcanzado una concentración de 560 partes por millón de CO2 en la atmósfera, el doble que la que teníamos en 1880, y una concentración desconocida en el planeta desde hace 18 millones de años. Tal concentración generará, entonces, una subida de la temperatura media de la Tierra de 2ºC, y, puesto que es imposible que la temperatura de los trópicos suba más de 2 ºC, y que hay más superficie tropical que polar, una subida de la temperatura de los polos de unos 10ºC. Pero el CO2 de la atmósfera se mantiene en ella durante 100 años, y allí en la atmósfera, sigue funcionando como una buena manta de lana para el planeta, que se seguirá calentando hasta llegar a una subida de 4ºC. Esta subida implicará la fusión de los hielos de Groenlandia, y el aumento del nivel del mar de 6 metros. Esto quiere decir que el agua del mar subirá tres metros por encima del altar mayor de la Catedral de Sevilla, arrasará Huelva, Cádiz y Valencia, y partes de Málaga, Almería y Barcelona, destrozando la inversión de millones de personas en casas de playa.
Esto es si seguimos sacando energía de los combustibles fósiles, desperdiciando energía en casas mal aisladas, en atascos producidos por unas ciudades esencialmente medievales, y depreciando la fuente de energía que nos viene del Sol. Pero los universitarios sabemos cómo parar esto. Tenemos soluciones. Solo necesitamos que nos dejen ponerlas en marcha

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