¿Para qué sirven los hongos?

Antes de responder a la pregunta que da título a este artículo, conviene aclarar brevemente la naturaleza de estos organismos que, envueltos en un halo de misterio, parecen sacados de un mundo de fantasía donde frecuentemente aparecen como morada de pitufos y duendes, o asociados a brujas formando los corros donde éstas, según la tradición, celebraban sus aquelarres. A estas leyendas se une un cierto desconocimiento del público en general que concibe estos organismos con una naturaleza vegetal, como lo prueba el hecho de que si queremos comprar champiñones en el supermercado los encontraremos indefectiblemente en la sección de verduras.

Michel Heykoop Fung-A-You es profesor de Botánica y representante de España en el Consejo Europeo para la Conservación de los Hongos (ECCF). Sus investigaciones en el campo de la biodiversidad de los hongos han resultado en la descripción de una treintena de especies nuevas para la ciencia. Es autor de diversos libros divulgativos sobre estos organismos, así como de numerosos artículos científicos. Pertenece a varias sociedades micológicas nacionales e internacionales.

Antes de responder a la pregunta que da título a este artículo, conviene aclarar brevemente la naturaleza de estos organismos que, envueltos en un halo de misterio, parecen sacados de un mundo de fantasía donde frecuentemente aparecen como morada de pitufos y duendes, o asociados a brujas formando los corros donde éstas, según la tradición, celebraban sus aquelarres. A estas leyendas se une un cierto desconocimiento del público en general que concibe estos organismos con una naturaleza vegetal, como lo prueba el hecho de que si queremos comprar champiñones en el supermercado los encontraremos indefectiblemente en la sección de verduras. Pero los hongos no son plantas. Si acaso tuviéramos que emparentarlos con otro grupo de organismos sus parientes más cercanos serían los animales. Pero no. Los hongos son hongos, tan diferentes de las plantas y animales como lo son éstos entre sí, y desempeñan un papel fundamental para el bienestar de la humanidad.
Resulta evidente que los hongos son conocidos sobre todo por su uso gastronómico. Un uso cada vez más extendido tanto en el ámbito casero como en el sector de la restauración que los considera un auténtico manjar. No en vano estos hongos comestibles mueven grandes sumas de dinero (el comercio global de especies cultivadas se estima en 23.000 millones de dólares anuales). Pero su importancia desde el punto de vista de nuestro bienestar trasciende con mucho el uso gastronómico de los mismos. Las funciones que desempeñan son tan importantes para la sostenibilidad de los ecosistemas que sin ellos no existirían los bosques. Si observamos un bosque cualquiera no detectamos normalmente la presencia de la inmensa cantidad de hongos microscópicos que se desarrollan ocultos en él salvo cuando algunos, los menos, forman fructificaciones macroscópicas, las setas, que sí percibimos a simple vista. Haciendo un símil el bosque sería como una gran ciudad en la que vemos enormes edificios que forman una superestructura visible pero cuyas infraestructuras (alcantarillas, canalizaciones de agua y gas, redes eléctricas, etc.) están ocultas. Pues bien, estos hongos ocultos en el bosque constituyen su infraestructura que, aunque invisible, es imprescindible para el correcto funcionamiento de ese ecosistema. Una de sus misiones fundamentales es la descomposición de los restos vegetales muertos para que los nutrientes que contienen sigan circulando por el ecosistema y puedan ser aprovechados de nuevo por las plantas y, en última instancia, por los animales. Es decir, los hongos son los basureros de los bosques. Pero además muchos de los hongos forestales viven asociados íntimamente con los árboles a través de sus raíces formando lo que denominamos micorrizas, ayudando a la planta a absorber mejor el agua y los nutrientes del suelo. Los hongos también contribuyen a la estructuración del suelo, a la creación de hábitats para otros organismos y son una fuente de alimento muy importante para muchos animales. En suma, desempeñan numerosas funciones absolutamente cruciales para el correcto funcionamiento y supervivencia de los bosques.
Pero los hongos tienen también una vertiente aplicada, además de la gastronómica ya comentada, de la cual a menudo no somos conscientes. Muchos son utilizados industrialmente para la obtención de diversas enzimas que desempeñan un papel importante en la fabricación de detergentes; en el procesamiento de diferentes alimentos; en el sector textil; en el tratamiento del cuero; en la fabricación de pasta de papel; en la conversión de almidón; etc. Otros tienen la capacidad natural de acumular compuestos tóxicos y degradarlos posteriormente, por lo que son utilizados en procesos de descontaminación como, por ejemplo, la degradación de vertidos de petróleo o pesticidas del tipo del DDT. El parasitismo selectivo de plantas y animales por parte de muchos hongos ha determinado su utilización como agentes de control biológico de plagas. Una de las mayores revoluciones en el campo de la medicina, el descubrimiento y uso de los antibióticos para combatir enfermedades infecciosas, es deudora de los hongos. Hoy en día son varios los fármacos importantes obtenidos a partir de estos organismos. Así, en la lista de los veinte fármacos más prescritos y vendidos en el mundo figuran seis de origen fúngico: un antibiótico de tipo penicilina, otro de tipo cefalosporina, la ciclosporina (fármaco utilizado en los transplantes de órganos para evitar los rechazos), y tres compuestos emparentados, la pravastatina, simvastatina y lovastatina, utilizados para reducir el nivel de colesterol en sangre.
Salta a la vista, pues, que los hongos representan mucho más que un manjar, por delicioso que éste pueda ser. Por tanto, en nuestro próximo paseo por el campo, cuando nos encontremos con alguno de ellos recordemos por un momento lo diferente que sería nuestra vida sin estos organismos tan particulares.

Publicado en: Archivo opinión