Los animales cuidan del bosque

Investigadores del departamento de Ecología de la Universidad de Alcalá demuestran que las especies arbóreas dispersadas por animales son más resistentes a la deforestación. El estudio aparece publicado en el número del 13 de junio de la revista Science.

La naturaleza no se defiende de la misma forma de los ataques externos. En concreto, las distintas especies de árboles difieren en su vulnerabilidad frente a la deforestación. La investigación realizada por los científicos de la UAH, Daniel Montoya y Miguel Ángel Rodríguez, ha demostrado que la pérdida de hábitat afecta de forma distinta a las diferentes especies de árboles que habitan en la España peninsular, y que esta variación se debe en parte al tipo de dispersión de sus semillas. Las especies dispersadas por animales son más resistentes a la deforestación que las dispersadas por el viento.
“Aunque la pérdida de bosque afecta de manera negativa a la mayoría de las especies, no todas se ven afectadas con la misma intensidad”, afirma Daniel Montoya. De las 34 especies objeto de estudio, 24 tuvieron una respuesta muy negativa a la pérdida de masa forestal. El álamo, que tiene una dispersión de semillas por viento, es uno de los árboles más desfavorecidos. Dentro del grupo de los menos afectados se encuentra la encina. Este árbol dispersa sus semillas gracias a los animales. “Hemos comprobado que la dispersión de semillas por animales reduce la vulnerabilidad a la deforestación”, explica Montoya.
El transporte de semillas realizado por los animales es muy eficaz. Éstas pueden viajar sobre la piel o en las pezuñas, o ser transportadas en los picos de las aves, e incluso dentro del estómago de los animales. De esta forma se dispersan a distancias más largas que por la acción aleatoria del viento. “Los animales de hábitos forestales conectan fragmentos aislados de bosque”, destaca el investigador de la UAH. Pero esto puede convertirse en el talón de Aquiles del bosque, ya que “si los animales que dispersan las semillas sufren los efectos perniciosos de nuestras acciones sobre el entorno, entonces deja de existir esa protección en los árboles. A medida que ascendemos en el nivel trófico, aumenta la sensibilidad a nuestros impactos y muchos animales son más sensibles que las plantas” destaca Miguel Ángel Rodríguez, director del departamento de Ecología de la UAH. Los científicos destacan en su estudio la importancia de las interacciones entre la planta dispersada y el animal dispersor de semillas, que mantienen y estabilizan los ecosistemas. Detrás de este problema, se encuentra la huella del ser humano. “La primera causa de pérdida de biodiversidad en la actualidad es la destrucción de hábitats que provocan las acciones humanas. A lo largo de la historia de la vida han ocurrido cinco grandes extinciones, siendo la de los dinosaurios la más conocida. Si seguimos con este modelo de vida insostenible los humanos podemos convertirnos en el nuevo “meteorito” que amenaza a la biodiversidad del planeta. El cambio climático es preocupante, pero la pérdida de hábitat no es una cuestión menor. Es posible que estemos provocando la sexta gran extinción”, afirma Rodríguez.
Los expertos de la UAH ponen el dedo en la llaga, pero también ayudan a sanar la herida. Los resultados de sus investigaciones dejan lugar a la esperanza, no todo está perdido. “Nuestro trabajo contiene implicaciones prácticas para la conservación de nuestro planeta. Documentar que ciertas especies de árboles son más vulnerables a la deforestación que otras puede guiar los esfuerzos más importantes de conservación hacia dichas especies. La conservación no debe dirigirse sólo a la protección de especies individuales, sino también hacia la red de interacciones biológicas que se establecen dentro de los ecosistemas. Mantener esas interacciones ayudaría a reducir los ritmos de extinción actuales”, explica Daniel Montoya.
El estudio publicado en Science, realizado en colaboración con el INIA y el Instituto de Investigación Microsoft de Cambridge, cobra una gran relevancia debido a que es el primero que se realiza a gran escala, tomando los datos del Inventario Forestal Nacional de España. La mayoría de los estudios hasta la fecha se habían desarrollado a escalas espaciales pequeñas y empleando pocas especies.
El departamento de Ecología de la Universidad de Alcalá ya está trabajando en nuevas líneas de investigación que completan este trabajo. “Ahora queremos analizar hasta qué punto son vulnerables los animales que dispersan la semillas. Nos interesa también conocer cómo se ve afectada la polinización de las flores y la depredación”, comenta Montoya. Un estudio a escala europea sobre los efectos de la pérdida de hábitat en la comunidad de aves forestales también emprende el vuelo.

 

Publicado en: Archivo UAH investiga