La naturaleza inspira el nuevo modelo de ciudad
María Rosa Cervera, Profesora de la Escuela de Arquitectura y Geodesia de la Universidad de Alcalá (UAH), está intentando transformar el concepto de urbanismo al introducir elementos de la biónica en la construcción de nuevos edificios. Esta labor ha sido premiada con el Golden Global Award de Arquitectura honorífico.
Un hueso de un ave, un bello nenúfar, una pata de una mosca...Bien podrían ser los objetos de estudio de un biólogo, pero en este caso, es la Arquitectura la que aprende. María Rosa Cervera, profesora de Composición Arquitectónica de la Universidad de Alcalá, lleva toda su carrera profesional trasladando las sabias estructuras que la naturaleza ha empleado al diseñar nuestro planeta, a los edificios que proyecta.
La biónica es una disciplina, surgida a finales de los años 50 en Rusia y Estados Unidos, cuyo objetivo es aglutinar diversas Ciencias a través de la cibernética y comparar los resultados de las distintas Ciencias. El diseño industrial es una de las ramas más beneficiadas por la biónica. María Rosa Cervera comenzó, a mediados de la década de los ochenta, a realizar diseños paramétricos. “Durante una estancia en la Universidad de Columbia, empecé a tomar contacto con el diseño arquitectónico con ordenadores, algo impensable en los años ochenta en España. Se trataba de diseñar por leyes y de ir cambiando los parámetros, para así conseguir formas en movimiento y crear una arquitectura más dinámica, que se alejaba del clásico cubo” explica la profesora de la UAH. “Al volver a España empecé a proyectar con una forma distinta, más inspirada en la naturaleza. Siempre había coleccionado fósiles, caracolas...y se convirtieron para mí en un referente. La naturaleza nos envía mensajes y comencé a escucharlos.”, añade Cervera.
“Al estudiar las estructuras de las plantas, de los árboles y de los animales me he ido dando cuenta de que podemos construir mucho más con mucho menos. La naturaleza siempre tiende a la cooperación de elementos pequeños, no construye objetos masivos y evita gastos excesivos al trabajar en red”, aclara Cervera. “Un claro ejemplo es la construcción de una viga basándonos en la estructura de la vena de un árbol. Si la viga se hace con láminas estrechas y huecas con estructuras plegadas, simulando la estructura de hojaldre del árbol en la que el 60% es aire, conseguimos más resistencia que con el hormigón. La naturaleza siempre lo hizo primero y mejor”, apunta la arquitecta.
Con diversos proyectos en la década de los noventa, tales como el rascacielos TEREBRA –que emulaba la silueta de una caracola- y un rascacielos en la ciudad de Naburabi, María Rosa Cervera se fue acercando a la idea de ciudad vertical, en el que partiendo del concepto de rascacielos, se busca un ahorro de territorio, recursos y energía. “Debido al gran crecimiento de la población mundial, no podemos continuar con la antigua idea de ciudad en extensión. Debemos volver a la ciudades compactas del pasado y la alternativa que proponemos es ocupar capas verticales, transcendiendo el concepto de rascacielos”, explica Cervera. “En el sudeste asiático ya existen este tipo de edificios, simplemente sería aumentar su altura. El ser humano se adapta a todas las condiciones y resulta fascinante observar el mundo desde más de 600 metros de altitud, como en la torre Burj que estamos proyectando en Dubai”, comenta la profesora de la UAH.
Esta trayectoria profesional, así como su compromiso con la investigación han sido premiados con el Golden Global Award de Arquitectura honorífico, uno de los premios más relevantes en el campo de la arquitectura en el Sudeste Asiático, galardón compartido con el arquitecto Javier G. Pioz.
María Rosa Cervera, miembro del European Climate Forum, advierte de que “dado que no vamos a renunciar al grado de confort al que hemos llegado, hay que buscar nuevas vías para conseguirlo con menos consumo de recursos naturales. Los arquitectos debemos conseguir el grado de bienestar sin esquilmar el planeta”.
Publicado en: Archivo UAH investiga