Es posible educar para la Paz en Colombia

Vera Grabe es la directora del Observatorio para la Paz en Colombia, un organismo que trabaja por la supresión de la violencia en todos los ámbitos de la sociedad colombiana. Esta ex guerrillera del M19 ha pasado por la UAH para participar en un seminario titulado “Paz como pedagogía” organizado por el CICODE de la Fundación General de la Universidad, que participa con el Observatorio en un proyecto de alfabetización para desplazados en tres ciudades colombianas desde comienzos de este año.

 

 

Ella es Vera Grabe. Durante 16 años participó de forma activa en la guerrilla del M19, en Colombia, y a partir de su disolución, en 1990, su vida cambió. Ha sido parlamentaria, senadora, vivió tres años en España como agregada de Derechos Humanos en la embajada de Colombia y ahora es directora del Observatorio para la Paz en Colombia, una organización que aspira a convertir la paz en uno de los elementos culturales y educativos más importantes de la sociedad de este país.

Vera Grabe es la directora del Observatorio para la Paz en Colombia

-¿Cuáles son los principales objetivos del Observatorio para la Paz en Colombia?
-El Observatorio trabaja la paz como cultura, como cambio cultural, buscando desarticular la violencia en los distintos niveles de la vida y buscando que la paz sea algo constructivo, algo que posibilite la transformación de nuestro entorno y de nosotros mismos. Eso es lo que somos y lo que tratamos de hacer cada día con nuestras actividades.
-¿Qué proyectos estáis desarrollando?
-Por un lado, llevamos a cabo un programa de Secundaria para jóvenes desplazados por la violencia; por otro lado, estamos intentando desarticular la violencia en el ámbito familiar, porque pensamos que hay mucho trabajo que hacer y la familia también es un campo de posibilidades de transformación muy bueno. Pensamos que la violencia no se elimina castigando o protegiendo, abordamos la violencia como algo clínico, que tiene un origen cultural, y es ahí donde hay que hacer una labor más importante. Y también estamos llevando a cabo un programa de alfabetización con personas desplazadas por la violencia y miembros también de comunidades vulnerables; pretendemos que aprendan a leer y a escribir, sí, pero también que se reconstruyan como seres humanos, como sujetos de paz, en armonía con su entorno. Es un proyecto que se está haciendo con voluntarios, formados en el programa de Secundaria que he citado antes, universitarios y líderes comunitarios que se está llevando a cabo en tres ciudades: Cúcuta, Santa Marta y Bogotá y en el que colabora la Universidad de Alcalá.
-Precisamente, el seminario en el que ha participado se refería a este proyecto ¿no?
-Sí, pensamos que sería interesante trasladar a los profesores de la UAH lo que hacemos y cómo lo hacemos, por eso hemos venido a Alcalá, para compartir nuestras experiencias y esperando que puedan ser útiles aquí también, porque la educación para la paz nos afecta a todos de uno u otro modo.
-También han hablado de las fórmulas pedagógicas que están utilizando con los jóvenes y los desplazados en general...
-Sí. Nosotros utilizamos muchas herramientas lúdicas para enseñar. Tratamos de superar la idea clásica de la clase y demostramos que cualquier espacio puede convertirse en una clase, en un lugar de aprendizaje donde la gente se sienta cómoda. En definitiva, tratamos de hacer de la vida cotidiana una posibilidad de aprendizaje y trabajamos desde los intereses de la gente, hablándoles, como señalaba el pedagogo brasileño Freire, de lo que la gente conoce. Nuestras clases no son encuentros entre el profesor que sabe y el alumno ignorante. Las clases son una interacción, un intercambio de saberes.
-¿Qué tal ha ido el seminario?
-Ha resultado bastante bien, ha habido mucha participación de jóvenes interesados por conocer los métodos de enseñanza que utilizamos allá y ha servido también para reflexionar sobre la propia docencia y la propia vivencia y cómo podemos educarnos en la paz.
-¿Cómo está la situación en Colombia ahora?
-Colombia se mantiene en la confrontación, que ha ido mutando a lo largo de los años, pero se mantiene. Hay millones de desplazados porque los actores armados siguen activos. Pero con esta situación, incluso, pensamos que se pueden hacer las cosas bien, generar redes que faciliten que la gente se sustraiga de los conflictos y pueda vivir una vida en la que los principios de la paz sean predominantes.

 

 

 

 

 

 

 

 

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