Brasil, ante una encrucijada en las vísperas de los JJOO



A pocos meses de la celebración de los XXXI Juegos Olímpicos que se celebrarán en Río de Janeiro, Brasil vive uno de los momentos de mayor conmoción política y económica de los últimos años.

En esta entrevista, la experta en Historia Contemporánea de Brasil, Janete Abrao, del IELAT, el Instituto Universitario de Investigación en Estudios Latinoamericanos de la UAH, habla de la coyuntura que atraviesa este ingente país. Brasil es la novena potencia mundial y eterna promesa de prosperidad para el cono sur, y vive las peores horas de las últimas

Janete Abrao.
décadas debido a la crisis económica (3,8% de recesión en 2014) y las acusaciones de corrupción a los principales mandatarios, incluidos la presidenta, Dilma Rousself, que puede ser destituida de su cargo después de que el Congreso haya aprobado el inicio del proceso para su destitución, y Lula da Silva, ex presidente brasileño y líder del Partido de los Trabajadores.

-¿La posición predominante de Brasil en el mundo en los últimos años ha sido un espejismo, profesora?
-Brasil ha pasado por momentos de euforia y por un proceso de crecimiento económico en los últimos años pero es evidente que se trata de un país de grandes contradicciones y sus mandatarios recientes, Lula da Silva antes y Dilma Rousself después y ahora, no han sabido dar respuestas a las grandes reformas que necesita este ingente país. Lula asumió desde el principio una agenda neoliberal que ya habían mantenido otros mandatarios con anterioridad, desde 1989, y no se ha producido en ningún caso el cambio de modelo que defiende el Partido de los Trabajadores. Lula aceptó los postulados de una política neoliberal en medio de la crisis económica global, pero avanzó y profundizó en políticas sociales: familia, escuela, sanidad…Por tanto, mejoró la educación, se ayudó a las familias, se redujo la pobreza, pero eso no ha acabado con la desigualdad social, que es estructural. El Partido de los Trabajadores no ha conseguido construir mecanismos para acabar con la corrupción, se ha seguido favoreciendo el enriquecimiento de la burguesía, de las grandes multinacionales y las reformas estructurales necesarias a nivel económico no se han llevado a cabo.
En medio de esta situación, los partidos conservadores se han aprovechado de supuestas corrupciones dentro del Partido de los Trabajadores y del gobierno que lo sustenta para tratar de revertir la situación y todo ello está culminando con el inicio del proceso de destitución de Dilma Rousself.

-¿Y por qué ahora se lanzan este tipo de ataques?
-Es la crisis económica la que favorece este tipo de inestabilidad. Los neoconservadores están generando un clima de inestabilidad para derrocar a la presidenta e imposibilitar la ascensión de Lula en 2018 como presidente porque el empresariado y la inversión extranjera quiere mantener su status y para ello están exigiendo medidas de recorte social que en el Partido de los Trabajadores no están dispuestos a asumir, en principio.

-¿Cree que la sangre llegará al río?
-No se sabe. Estamos viviendo un momento de incertidumbre tremendo. Desde mi punto de vista, no existe base legal para acusar a la presidenta de delito de responsabilidad fiscal, pero el Congreso ha votado y ha apoyado el inicio del ‘impeachment’. El futuro es incierto…Una alternativa sería la convocatoria de elecciones anticipadas, o puede que el Partido de los Trabajadores presente un proyecto alternativo a la crisis para resolver esta situación… No lo sé, pero lo cierto es que la población está en contra de cualquier situación que degenere en un cambio de sistema político.

-¿Cómo puede afectar esta situación a la economía de otros países de América del Sur?

-Brasil es la mayor economía del cono sur, por tanto el impacto es evidente en países como Argentina, Uruguay, Paraguay o Bolivia. Si Brasil estornuda, Argentina coge una tuberculosis, ha dicho una dirigente argentina recientemente…Hay una devaluación de la moneda brasileña de entorno al 45% en los últimos 12 meses y eso no se ha replicado en el entorno, lo que supone un descenso de exportaciones, devaluación de monedas por presión en el resto de países del entorno y aumento de la inflación.

-Estamos en un año muy importante para Brasil, con los Juegos Olímpicos a las puertas, ¿cómo puede afectar todo esto a la celebración de las Olimpiadas?
-Yo creo que las Olimpiadas no se verán comprometidas con esta crisis política, económica y social. Tal vez se reduzcan las expectativas en cuanto a la inversión; no serán tal vez tan suntuosas como en ediciones anteriores, pero el 60% de las inversiones que se están llevando a cabo proceden del capital privado, por lo tanto no se van a resentir los proyectos previstos, aunque sea ‘a la Brasileña’, es decir, unas olimpiadas más pobres de lo previsto.
Es más preocupante la expansión del virus de la gripe H1N1, que está afectando a muchos distritos del país, o la propagación del virus del zika, que la situación económica y política que vive el país.