El investigador Daniel Montoya publica en Science


Tras su reciente publicación en la revista Science, Daniel Montoya, investigador de la Universidad de Alcalá, nos explica cómo los animales cuidan el bosque de la deforestación.

Daniel Montoya es licenciado en Ciencias Ambientales. Decidió hacer una tesis de Ecología en la Universidad de Alcalá y ahora, tras trabajar junto al equipo de investigadores compuesto por Miguel Ángel Rodríguez del Departamento de Ecología de UAH; Miguel Ángel Savala del INIA y el CIFOR y Drew Purves del Instituto de Investigación Microsoft de Cambridge, su estudio ha sido publicado en la revista Science. Un estudio que demuestra que las especies arbóreas cuyas semillas se dispersan por animales son más resistentes a la deforestación. La naturaleza no se defiende de la misma forma de los ataques externos. En concreto, las distintas especies de árboles difieren en su vulnerabilidad frente a la deforestación. La investigación realizada por Daniel Montoya y tutelada por científicos de la UAH, ha demostrado que la pérdida de hábitat afecta de forma distinta a las diferentes especies de árboles que habitan en la España peninsular, y que esta variación se debe, en parte, al tipo de dispersión de sus semillas. Las especies dispersadas por animales son más resistentes a la deforestación que las dispersadas por el viento.

- ¿En qué consiste el artículo publicado recientemente en la revista Science?
Nuestro trabajo consiste en ver cómo interaccionan las especies, cómo se distribuyen en la naturaleza. Le damos un enfoque espacial a estos patrones de diversidad de especies de árboles que habitan en la España peninsular. Es importante ver cómo el espacio afecta a las especies ya que éstas no se distribuyen al azar, por ejemplo, hay más especies en los trópicos que en los polos. La interacción de dos especies se ve afectada si están separadas por pérdida de hábitat o de bosque. En definitiva, hemos visto cómo el espacio puede afectar patrones de diversidad de especies.

El álamo, que tiene una dispersión de semillas por viento, es uno de los árboles más desfavorecidos

- ¿Qué es lo novedoso de tu artículo?
Nosotros vemos la respuesta de las especies a la pérdida de hábitat y vemos que los efectos de la deforestación sobre distintas especies de árboles en la Península, son diferentes en función de la especie y el tipo de dispersión, que es la forma en la que una semilla de un árbol se dispersa. Para este estudio hemos distinguido entre dispersión pasiva-aleatoria por viento, y dispersión animal mediante mamíferos y aves. Llegamos a la conclusión de que las especies cuyas semillas se dispersan por animales son, en general, más resistentes a la deforestación. Esto no implica que la deforestación no les afecte negativamente. Sí lo hace pero en menor grado que a las especies cuyas semillas las dispersa el viento. Aunque hay bastante diversidad de respuestas dentro de cada grupo de dispersión, lo que implica que hay otros factores que no hemos analizado en este trabajo y que también están influyendo en la respuesta.

- ¿Por qué sucede este fenómeno de resistencia de las especies cuyas semillas son dispersadas por animales?
La dispersión animal tiene dos características principales que la distinguen de la dispersión del viento. Una de ellas es que es una dispersión dirigida. Los animales normalmente, en un bosque que está fragmentado, llevan las semillas a zonas de bosque donde la probabilidad que la semilla germine es más alta. El viento, sin embargo, hace una dispersión al azar, aleatoria, y las semillas caen en sitios donde no pueden crecer por lo que la probabilidad de supervivencia disminuye. La otra característica es que la dispersión animal, dispersa las semillas a distancias más largas. En un bosque donde hay partes en las que no hay bosque, si es un animal el que, sobre la piel o en las pezuñas, o en los picos de las aves e incluso dentro del estómago, todos estos fragmentos que están físicamente aislados, demográficamente están conectados. Con el viento no sucede eso porque dispersa a distancias cortas y las semillas no germinan porque caen al azar.

La encina es una de las especies menos afectadas por la deforestacíón ya que dispersa sus semillas gracias a los animales

- ¿Qué conclusiones podemos sacar de este estudio?
Las interacciones mutualistas planta-animal en las que ambos se ven beneficiados son clave para mantener la diversidad en un sistema. Esto ya se sabía, que los mutualismos mantienen la diversidad pero nosotros hemos visto que, además, aumenta la capacidad de resistencia de las especies a determinadas perturbaciones naturales o humanas (que es precisamente la primera causa de pérdida de diversidad global).
Claro que esto se cumple siempre que exista en el bosque animales que dispersen estas semillas porque si no existe su dispersor, ese árbol será más vulnerable que las especies que se dispersan por viento. Recordemos que el viento no se extingue. Por lo tanto el estudio nos lleva a darle una importancia vital a mantener estas interacciones. Los esfuerzos de conservación se deberían centrar, no solamente en algunas especies claves en el bosque, también en mantener las interacciones ya que es realmente lo que puede reducir los ritmos de extinción actuales.

- ¿Podrían ser las conclusiones de este estudio extrapolables a otras partes del Planeta?
Los resultados obtenidos son de la Península Ibérica pero estaría bien ver si es extrapolable a los trópicos, o a otros ecosistemas del planeta, para ver si es un patrón regular. Se necesitan más estudios pero éste es el primero que testa todas estas hipótesis, que se habían planteado en ecología teórica de modelos. Luego habría que ver si los dos patrones que hemos visto aquí son observables en otras zonas. De momento todos los modelos teóricos apuntan que sí. Por ejemplo, hemos visto que en los trópicos, donde hay más riqueza de especies, hay más dispersores y además los estudios realizados hasta ahora, aunque no existen resultados muy claros a nivel planetario-global, apuntan a que hay más interacciones mutualistas en los trópicos, que en las zonas templadas, o en las zonas boreales. A parte de que hay más diversidad y por lo tanto, proporcionalmente, más interacciones y más mutualismos allí que aquí. Nuestros sistemas son muy importantes. Al margen de que son los pulmones de la Tierra crean y mantienen diversidad, son relativamente resistentes a perturbaciones, y se trata de conservarlos por la función que tienen.

- ¿Con qué líneas de investigación te gustaría seguir ahora?
Como estoy viendo interacciones entre especies y patrones de distribución me gustaría seguir indagando en los patrones de distribución de las interacciones. Es decir, dónde hay más interacciones de un tipo, y dónde hay más de otro. Hilaría bastante bien con el estudio publicado recientemente porque las interacciones mutualistas son muy importantes para mantener la diversidad, y aumentar la resistencia de las especies a la pérdida de hábitat. Se reduce así el ritmo de extinción de las especies. Estaría bien ver, proporcionalmente, dónde hay más de este tipo de interacciones porque podríamos llegar a la conclusión de que hay determinadas zonas en el planeta, más resistentes a perturbaciones de pérdida de hábitat y otras, más vulnerables a las que se debería dedicar los esfuerzos para conservarlas.
Otra línea que me gustaría seguir es saber hasta que punto son reversibles todos estos cambios que se producen por la pérdida de habitad. Ver si con la restauración de sistemas se podría volver a la situación original, o si ya hay un punto crítico de no retorno.