Refugiados sirios: los hombres y mujeres que huyen de la guerra



En esta entrevista, el catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la UAH Carlos Jiménez Piernas habla sobre la situación de los refugiados sirios y el reto que su acogida supone para Europa.

La crisis de los refugiados sirios se agudiza a medida que el conflicto se prolonga y la política internacional se muestra ineficaz para dar una respuesta adecuada a un movimiento migratorio sin precedentes en Europa desde finales de la II Guerra Mundial.

Carlos Jiménez Piernas.


-Profesor, se está produciendo un movimiento de refugiados enorme en este momento
-Siempre que hay conflictos armados se producen movimientos migratorios importantes, tanto en el caso de desplazados (traslados dentro del mismo país) como de refugiados (traslados a otros países). La gente trata de preservar su vida en una situaciones en que se ponen en marcha mecanismos de represión contra minorías religiosas, étnicas, lingüísticas o de otra naturaleza. En este caso el movimiento de refugiados sirios y, en menor medida, iraquíes, se produce por conflictos civiles que han acarreado una descomposición del Estado; se trata de Estados fracasados en los que el conflicto armado se prolonga sin resolución posible a corto plazo.

-¿Hay alguna singularidad en este movimiento ingente de personas hacia los países más desarrollados de Europa?
-No lo creo. Movimientos de refugiados siempre hay. En África ha habido muchos, pero no se les presta atención… En este supuesto lo que ha ocurrido, básicamente, es que más de 4 millones de sirios están instalados en los países fronterizos - Turquía, Líbano, Jordania y Egipto- a la espera de la resolución del conflicto interno. Pero el conflicto se prolonga, no hay esperanza de regreso y la situación de los refugiados en los países fronterizos es muy mala. La población siria se ha puesto en marcha hacia los países ricos de Europa y este movimiento es imparable.

-Un movimiento imparable que no se ha atendido bien…
-No. Los países de acogida inicial no han puesto inconveniente a la partida y en la UE las cosas no se han hecho bien desde el principio. El régimen jurídico de la UE establece que el estado fronterizo del espacio Schengen que recibe al inmigrante que demanda asilo debe registrarle y acogerle hasta que se tramite su expediente. Pero ni Grecia ni Italia, aunque estaban obligados, han hecho este trabajo. Se ha roto la solidaridad establecida formalmente en la UE y han dejado pasar libremente a cientos de miles de personas. Otra cosa importante: entre la masa de solicitantes de asilo hay muchos inmigrantes económicos. Y el estatus no es el mismo. Un refugiado es una persona que huye de un conflicto y puede demostrar que su integridad física está en peligro debido a la guerra. El inmigrante económico huye de la miseria, pero las normas internacionales en este caso no son las mismas. Esto es muy grave y ya hay abierta una investigación por parte de la Comisión Europea para ver qué ha ocurrido y por qué se ha actuado de este modo.

-La actuación de Hungría en particular y los países del este en general también está siendo cuestionada, profesor
-Se han ganado a pulso la mala imagen que tienen a nivel internacional por el modo en que han tratado a seres humanos y están cerrando fronteras, porque no se sienten obligados una vez que las fronteras del espacio Schengen no han servido de control. Además, en los países del este, en general, no se acepta muy bien la inmigración de origen musulmán por motivos históricos. Pero el cierre de sus fronteras ha sido una respuesta a la inacción de los países fronterizos que han dejado pasar a los inmigrantes sin ningún tipo de registro.

-También ha quedado en evidencia que la normativa de asilo de la UE tiene que reformarse.
-La normativa de la UE respecto al asilo y refugio está diseñada para crisis pequeñas en las que hay que acoger a pequeños grupos; ahora se han roto las costuras y hablamos de integrar a un millón de personas… La crisis es descomunal y dar una respuesta adecuada es muy difícil.

-¿Cuál es el reto que se le plantea a Europa?

-El reto fundamental es hallar una solución razonable para los millones de personas que están huyendo de la guerra. Europa tiene que poner toda su capacidad diplomática y mucho dinero encima de la mesa para que los refugiados sirios gocen de unas condiciones de vida dignas en los campos de refugiados de los países fronterizos con Siria, donde permanecen porque tienen la esperanza de volver a su tierra, a sus casas, a su vida de siempre. Han pasado 4 años y ni Europa ni el resto de la sociedad internacional han resuelto esta situación, que se ha ido pudriendo con el tiempo. Estamos ante un problema político de grandes dimensiones. Pues bien, que haya millones de personas esperando en las fronteras de Siria para volver a su patria sería una significativa medida de presión porque se lanzaría al llamado Estado Islámico y a El Asad un mensaje muy claro y alto sobre lo que reclama la inmensa mayoría del pueblo sirio: la paz con un régimen político que les respete como ciudadanos. Lo que está sucediendo, la despoblación y sangría humana de Siria a manos de El Asad y el llamado Estado Islámico, supone la desvertebración y práctica aniquilación de Siria como Estado. Una pésima noticia para la paz en Oriente Medio y para la UE.