La serie de televisión de la BBC ‘Llama a la comadrona’ ha vuelto a poner de actualidad este oficio milenario. Lola Ruiz, especialista en historia de las matronas y de la obstetricia, habla sobre su profesión, que ejercen enfermeras especializadas

Lola Ruiz Berdún.

en obstetricia ginecológica tras los cuatro años del grado, la superación de la prueba EIR y dos años de especialización.

-Profesora, las mujeres podrían parir a sus hijos solas, pero la función de las matronas es tan antigua como la propia vida…
-Que las mujeres no den a luz a sus hijos solas es una cuestión de evolución y un proceso cultural. Como mamíferos que hemos abandonado la posición cuadrúpeda por la bípeda, hemos tenido que desarrollar estructuras diferentes para evitar que, por ejemplo, nuestras vísceras se caigan por la ley de la gravedad. Eso nos ha obligado a estrechar nuestra pelvis. Al mismo tiempo, nos hemos hecho más inteligentes y nuestro cerebro ha crecido, por lo cual la dificultad en el parto es mayor, ya que las pelvis de las mujeres es más estrecha y la cabeza de los bebés, más grande.
La figura de las matronas se remonta miles de años. Se trataba de mujeres experimentadas, que trasladaban sus conocimientos de madres a hijas y eran un referente para la comunidad. En la Biblia se habla de las parteras y los egipcios y el resto de culturas de la antigüedad también las utilizaban para asistir los partos.

-En la sociedad actual, ¿cuál es el papel de la matrona?
-En España, las competencias de las matronas dentro del sistema sanitario difieren entre unas comunidades y otras. En general, se nos conoce como las profesionales que asisten el parto, pero nuestras competencias son mucho más amplias y recogen la atención integral de las mujeres: salud reproductiva, salud psicológica, sexualidad… desde la pubertad hasta la menopausia y la senectud. Estamos preparadas para hacer un seguimiento integral del embarazo normal y nuestra labor también es de acompañamiento a la mujer en sus distintos procesos, desde la adolescencia hasta la edad adulta.

-Usted también es miembro del Observatorio de Violencia Obstétrica, ¿qué funciones tiene este observatorio?
-En España el parto está muy medicalizado, le hemos dado mucha importancia al control exhaustivo, como si fuera algo muy arriesgado y, a veces se toman decisiones que no deberían ser habituales, como romper la bolsa para monitorizar el corazón fetal (que hace el parto más doloroso), o las episiotomías (incisión quirúrgica en el periné) sistemáticas. El objetivo de este Observatorio, que forma parte de la asociación ‘El parto es nuestro’, es humanizar la asistencia, tratar de evitar que se produzcan situaciones indeseables, y que el parto esté marcado por el respeto a la mujer. No se trata de limitar las competencias de los profesionales, sino de entender que un parto no es una enfermedad, es un momento muy importante y debe desarrollarse de la mejor manera posible. De hecho, ceda vez se reivindica más que el parto se desarrolle en casa amparado por el sistema nacional de salud.

-Profesora, el informe del Consejo General de Enfermería sobre la actividad que ejercen las ‘doulas’ (mujeres que asisten a otras durante el embarazo, parto y posparto), ha levantado un enorme revuelo. Usted, como matrona, ¿qué opina de esta figura?
-Tendríamos que recurrir a la historia para explicar el fenómeno. Las mujeres siempre han parido acompañadas por una matrona y por otras mujeres que tranquilizan a la parturienta, que la ayudan con las tareas domésticas y cuidan de los otros hijos mientras ellas se recuperan, y así lo reflejan cuadros como ‘El parto de la Virgen’. Cuando los partos se trasladan al hospital, esa labor de acompañamiento se ha limitado al marido y durante mucho tiempo, ni siquiera él podía estar presente. Yo creo que la ‘doula’, como acompañante no sanitario que realiza esa función, tiene su razón de ser si la mujer lo desea pero en ningún caso, debe confundirse su función con el de la matrona.
Nosotras estamos preparadas para ejercer un acompañamiento emocional muy importante (forma parte de nuestras funciones), pero la ratio de matronas en España es muy inferior a la de otros países y la crisis ha reducido aún más su presencia en el sistema sanitario. Creo que el fenómeno de las doulas es creciente en España, en parte, por ese déficit de matronas que existe en el sistema.

-Es una profesión que no tiene regulación legal alguna…
-No, no sabemos exactamente qué formación tienen y hasta dónde pueden llegar en su actuación porque no se trata de una formación oficial. Los problemas surgen ejercen funciones para las que no están formadas (o al menos no deberían estarlo) y que se salen de esa labor de acompañamiento. Yo creo que, en general, las ‘doulas’ saben cuál es su papel y no se extralimitan; pero hay que vigilar y regular para evitar situaciones que generen riesgos para la salud de las mujeres y de sus bebés y el intrusismo, que sí está regulado por la ley.

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