La UAH aporta algunos consejos para ahorrar en las facturas energéticas



En este reportaje, la profesora titular de la UAH, Cristina Alén Cordero, directora académica del estudio propio de Máster en Eficiencia Energética y Energías Renovables, que se imparte en colaboración con la empresa Master.D S.A, recomienda cómo reducir esa factura, sin que el frío se ‘cuele’ por ninguna rendija.

 

Ahora que parece que el ‘veroño’ ha dado paso al otoño, muchos se echan a temblar, y no solo por el frío. La llegada del mal tiempo llega acompañada de un incremento importante en las

Cristina Alén.
facturas energéticas.

La primera norma del ahorro energético en invierno, según la profesora Alén, es disponer de un buen aislamiento: una vez construida la vivienda resulta complicado intervenir en elementos constructivos, pero se puede actuar sobre elementos como ventanas, puertas, persianas, contraventanas o cortinas.

En el caso de las ventanas, hay que tener en cuenta que no solo se pierde temperatura por el vidrio; por los marcos se pueden producir entre el 25 y el 35 % de las pérdidas. La elección de los marcos, por tanto, resulta fundamental.
‘Una recomendación al alcance de todos es que se bajen las persianas y se cierren las cortinas por las noches para evitar que se vaya el calor y, por el día, se permita que entre la luz y el calor retirando estos’, añade la profesora.

Se recomienda, además, comprobar que no haya fugas ni corrientes de aire en puertas y ventanas, y subsanarlas en caso en que se produzcan, ya que las viviendas que no están selladas correctamente consumen hasta un 15% más de lo necesario. El sellado a base de burletes de goma o de espuma es una buena opción y además no son materiales caros. En cuanto a la ventilación, hay que tener claro que 10 minutos son suficientes para airear las estancias.

La calefacción, la clave

Andar por la casa en camiseta en pleno invierno es un lujo muy costoso. La temperatura ideal para una vivienda es de 20 o 21º C. Por cada grado que se baja la temperatura, se ahorra en torno a un 8% de energía y cada grado por encima supone incrementar la factura de la luz de forma innecesaria.

¿Cuándo encendemos la calefacción? Los expertos en ahorro energético recomiendan encenderla durante la mañana y apagarla por la noche, salvo que la temperatura exterior sea extrema. Bajar el termostato de 20º C a 16º C durante la noche, además, permite un ahorro adicional entre un 10 y un 13% en la factura. Dejar caer las temperaturas levemente para reducir el salto térmico entre vivienda y exterior hace que se escape menos energía al exterior.
Cuando la vivienda está vacía en horario laboral no se recomienda apagar completamente la calefacción, sino bajar el termostato a unos 15º, para que se mantenga a una temperatura estable y que el sistema de calefacción no tire excesivamente ni de gas ni de electricidad y así salvar el salto térmico hasta los 20ºC-21ºC. Solo se recomienda desconectar completamente la calefacción si se está ausente más de un día entero.

Purgar radiadores para que el aire que se haya podido acumular en su interior no dificulte la transmisión de calor, verificar posibles fugas en el circuito o comprobar el funcionamiento correcto del termostato son otras de las recomendaciones útiles para ahorrar calefacción, porque permiten un funcionamiento más eficiente del sistema.
Un correcto mantenimiento de la caldera y el uso adecuado de los radiadores –no son tendederos de ropa- son otras medidas a tener en cuenta a la hora de reducir la factura de la calefacción.

La luz que todo lo ilumina

Los sistemas de iluminación han evolucionado mucho en los últimos años, aumentando su vida útil y su eficiencia y reduciendo el consumo energético, pero no todo vale para todo. Cambiar todos los puntos de luz de una vivienda puede resultar costoso y debe hacerse pensando qué es lo más apropiado para las estancias.

Según Cristina Alén, los tubos fluorescentes, que consumen un 80% menos que las bombillas tradicionales, son óptimos para estancias donde se mantenga la luz encendida durante muchas horas: cocinas, despachos…
Las bombillas de bajo consumo, que gastan igual que los fluorescentes, no se recomiendan para habitaciones donde la luz se encienda o se apague con frecuencia.

Los focos halógenos son muy eficientes y su vida útil es 10 veces superior a las bombillas de bajo consumo, aunque presentan un gasto más elevado y desprenden mucho calor. Se pueden sustituir por las bombillas de LED y son recomendables para estancias donde se encienden y se apagan muchas veces la luz, como un baño, por ejemplo.
Otros consejos que no exigen inversión alguna, sino sentido común son los siguientes: disponer las mesas de trabajo o estudio en zonas cercanas a las ventanas para aprovechar la luz natural; utilizar colores claros en las paredes y techos y no dejar luces innecesarias encendidas.

El agua caliente, otro quebradero de cabeza
Un uso eficiente del agua caliente también es una medida de ahorro. Una ducha rápida mejor que el uso de la bañera, una caldera adecuada –mejor de acumulación que de calentamiento instantáneo, porque las primeras consiguen agua caliente sanitaria en poco tiempo-y una temperatura idónea (55º-60º) en la caldera es lo más aconsejable. Además, para los usuarios de grifos mono mando es importante que éste se encuentre siempre en la posición deseada antes de abrirse, para evitar que la caldera salte sin necesidad.