C.M. Gómez:‘es un privilegio para los docentes de la UAH poder formar parte de un college de Oxford'



El profesor titular de Fundamentos del Análisis Económico, experto en economía del agua y miembro del grupo de investigación de Economía Ambiental, Carlos Mario Gómez, habla en esta entrevista de su experiencia en el colegio universitario de Oxford Lady Margaret Hall (LMH)) , dentro del programa que la UAH desarrolla en colaboración con la división Universidades del Banco Santander, como parte del programa de socios preferentes de la UAH.

-Profesor, ¿cómo ha sido su experiencia en el LMH?
- Los profesores de la UAH tenemos un privilegio inmenso porque se nos da la oportunidad de formar parte de la vida de un ‘college’ de la Universidad de Oxford. Oxford es un lugar muy especial; allí se ha construido durante siglos un entorno

Carlos Mario Gómez.
magnífico donde se crea conocimiento, surgen innovaciones y las ideas circulan a un ritmo de vértigo. Oxford es el lugar al que hay que ir en Europa para saber cuáles son los'temas de frontera'. Si hay un tema puntero de investigación en el mundo y sus protagonistas no están en Oxford, puedes estar seguro que en algún momento pasarán por allí.
Cuando vives en Oxford tienes la oportunidad de asomarte a la ciencia y la cultura contemporánea. Es una gran oportunidad para conocer personas e ideas de primera mano. Entre lo que más sorprende a un profesor visitante es la actividad social de Oxford y lo fácil que resulta moverse, conectar con las personas que te interesan y, en definitiva, formar parte de la vida del college y de la Universidad.
En Oxford no solo te asomas a un mundo nuevo. También te haces visible para los demás. Si tienes algo que contar, allí encontrarás personas interesadas en escucharte y en compartir sus opiniones contigo. También, por un tiempo, te conviertes en el punto de referencia para todo el que esté interesado en tus temas y en España en general. Es estupendo descubrir que lo que hacemos en Alcalá suscita interés. Este es el programa ideal para profesores universitarios que están en la mitad de su carrera. El requisito para ir a Oxford es tener algo que contar, querer contarlo y estar abierto a recibir ideas y recomendaciones.
Lo que más me sorprende es cómo una universidad con tantos siglos de historia funciona como la red más moderna de conocimiento que uno pueda imaginar. En Oxford todo el mundo es el mejor en algo, pero nadie sabe solo de su tema. El estar especializado en un tema no está reñido con tener opiniones informadas sobre muchos asuntos. Yo hice mi posdoctorado en Berkeley, en Estados Unidos, y la diferencia con las universidades inglesas es enorme y también maravillosa. Son modelos completamente distintos, pero igual de efectivos para promover la circulación de ideas.

-¿En qué ha estado trabajando en los dos trimestres de estancia, profesor?
-Oxford es al mismo tiempo el mejor sitio para relanzar lo que haces y el mejor lugar para presentar lo que has hecho. Para mí ha sido una parada para coger impulso.
Por una parte, he aprovechado para convertir el trabajo previo en publicaciones y para ello era muy importante presentar y discutir mi trabajo. El LMH me invitó a dar dos conferencias y presenté trabajos en seminarios de la universidad que fueron recibidos con interés. En ese sentido me resultó, por ejemplo, muy llamativo que les interesasen las sequías españolas cuando tenían el país inundado. En los años que llevo dedicado a estudiar temas de economía ambiental he tratado de entender los problemas de escasez de recursos, de imaginar qué puede aportar la economía para resolver problemas prácticos, como el de la escasez de agua en España, y de proponer soluciones de largo plazo. Mi experiencia en Oxford me ha servido para redondear estas ideas y convertirlas en nuevas publicaciones en revistas de cierto prestigio. Sin un sabático en Oxford creo que habría sido imposible redondear trabajos como los que he publicado recientemente en revistas de referencia como ‘Water Policy’, el ‘Journal of Hidrology’, el “Journal of Environmental Economics and Policy” y otros. También allí tuve el tiempo y el empuje para aceptar el encargo de trabajar en la edición de un libro internacional sobre ‘Instrumentos económicos para la gestión del agua’ y de coordinar un número especial de la revista ‘Water Economics and Policy’.
Los trimestres en Oxford son cortos e intensos. Así que estoy muy agradecido con el LMH por haberme renovado la invitación por un segundo trimestre y con la UAH, desde el Rector a mis compañeros de Departamento, por haberme dado su apoyo.

-¿Qué nuevas vías por explorar se le han abierto en sus investigaciones?
Mi estancia en Oxford me ha servido para reorientar el trabajo hacia temas nuevos y algo más ambiciosos, como el impacto económico del cambio climático y las implicaciones que la mayor incertidumbre que éste genera tendrán sobre las políticas energéticas, hídricas, agrícolas y otras en el futuro. En esta nueva etapa queremos conectar el trabajo de nuestro equipo en la exploración de temas económicos importantes como la planificación de las ciudades, los nuevos modelos energéticos en los que las energías renovables tienen que tener un peso más importante, en el desafío de responder a retos como el fin de la era del petróleo barato, alimentar un planeta con más de 7.000 millones de personas con un nivel adquisitivo cada vez mayor, etc.
En ese contexto, también nos interesa mucho estudiar la importancia de restaurar la naturaleza como medio para responder a todos esos retos que acabo de mencionar. Por ejemplo, en España, recuperar las fuentes de agua para prevenir inundaciones, tener una mayor capacidad de adaptación a las sequías y recuperar servicios ambientales valiosos. Siempre nos ha atraído mucho la idea de defender la conservación de la naturaleza como fuente de bienestar económico para la sociedad. Puede que para muchos la economía no sea el principal motivo para defender el medio ambiente, pero sin duda los motivos económicos serán siempre los más efectivos para promover cambios de comportamiento de las personas, las empresas y los gobiernos.

-Profesor, parece que la crisis ha barrido también con la preocupación sobre los problemas del cambio climático y la sostenibilidad

Sin lugar a dudas. La crisis ha reducido la disposición que teníamos como país a hacer esfuerzos en aras de mejorar el medio ambiente. España ya no tiene objetivos tan ambiciosos como antes en energías alternativas, recuperación de espacios naturales, fuentes alternativas de agua, transporte.... No es un problema exclusivamente español, en Europa también se ha dado prioridad al ajuste y la gestión de la crisis sobre el crecimiento y la innovación. Pero todo eso perjudicará a medio plazo la competitividad de la industria española y hará más difícil construir un modelo nuevo y más robusto de crecimiento.
Por el contrario, países emergentes -como China y Brasil ahora y Corea y Singapur desde hace más tiempo-, están dispuestos a explotar las oportunidades de la escasez de recursos y de la adaptación a un futuro más incierto. Mientras unos ven claro que la sostenibilidad puede ser una fuente de riqueza y crecimiento, otros siguen enfocados al corto plazo. Cuanto más tardemos en retomar esos temas, menores serán las oportunidades de liderazgo, innovación y desarrollo que podamos explotar como país.