Humanidades, Historia y Estudios Hispánicos, tres apuestas seguras para una buena formación integral



La Facultad de Filosofía y Letras de la UAH es una de las mejores de España. No lo dice la institución, lo establece así el U-Ranking Fundación BBVA+IVIE 2013, que analiza la calidad docente de las titulaciones de las universidades españolas. Ana Llorente, antigua alumna de esta Facultad, lo cuenta en primera persona.

Ana Llorente es responsable del Departamento de Audiovisuales del Centro de Documentación Teatral del INAEM. También colabora con Acción Educativa, una entidad encargada de fomentar e impulsar la renovación pedagógica y es miembro de la Fundación Ángel Llorca, que se ocupa de recuperar la memoria histórica de los maestros, entre otras funciones.

Ana Llorente.


-¿Por qué te decidiste por Estudios Hispánicos?, este tipo de estudios suele asociarse con la falta de salidas profesionales, aunque la realidad sea bien distinta…
-Creo que a los 18 años no fui lo suficientemente valiente y por eso comencé a estudiar Derecho e hice 3 años de licenciatura. Pero yo tenía claro que mi vida era la Literatura y me pasaba el día leyendo cosas que no tenían que ver con las leyes. Así que un día me paré y con calma reflexioné sobre mi vida y mi futuro y me matriculé en Filosofía y Letras. No fue fácil, ni radical. Pedí la simultaneidad de estudios, pero ni siquiera terminé la carrera de Derecho, porque fue entrar en Estudios Hispánicos y saber que era ahí donde quería estar. Por eso yo animo a los estudiantes que ahora estén dudando a que se atrevan, a que apuesten por lo que realmente les guste, porque haciendo lo que a uno le gusta le motiva es como uno crece en conocimiento personal y se hace un buen profesional.

-Un mensaje para los estudiantes que dudan sobre optar por este tipo de estudios

-Es muy difícil… Elegir una cosa siempre implica sacrificar otras, y eso es un vértigo. Pero uno siempre sabe cuándo se está equivocando, y arriesgar, lanzarse y elegir lo que a uno verdaderamente le apasiona te hace madurar, te hace cambiar la mirada. Y, desde luego, hacer lo que a uno le gusta siempre facilita el camino a la hora de encontrar un empleo. Ese empleo que, ahora, por desgracia, se resiste en cualquier ámbito.

-¿Qué valoras de la formación que recibiste?

-Creo que Estudios Hispánicos, Humanidades, Historia...son grados que te preparan para la vida, como ser humano; te dan amplitud de conocimientos, porque se tocan muchas disciplinas, y no es cierto que se trate de asignaturas ‘poco útiles’. A mí la sintaxis me ha ayudado a aprender a razonar, la fonética me ha servido para saber expresarme con propiedad, la oralidad, ahora tan descuidada, es una fuente de enriquecimiento y comunicación… Creo que esta formación no la cambiaría por nada. De hecho, si tengo que poner algún ‘pero’ es que muchas asignaturas, con la incorporación de los grados, son cuatrimestrales, en vez de anuales, y esto simplifica en exceso la magnitud de las asignaturas.

-¿Por qué recomendarías la UAH?

-Soy de Guadalajara, en ese momento ya vivía en Alcalá, estaba en un grupo de teatro llamado Miosotis, ya estaba estudiando Derecho en la UAH, y fue una elección natural, pero muy acertada. La UAH tiene profesores excelentes. Para mí fueron cruciales María Cruz García de Enterría, Fernando Gómez Redondo o Antonio Fernández Ferrer… Y el hecho de que esté ubicada en el campus de la ciudad, en pleno centro, en unos edificios históricos bellísimos, es todo un privilegio.
Y también aconsejaría la UAH por las facilidades que dan a los estudiantes. Yo obtuve una beca como coordinadora del Aula de Teatro de la UAH al terminar la licenciatura y después realicé los cursos de Doctorado, ya trabajando. Es verdad que nunca me decidí a realizar la tesis, pero nunca es tarde…

-¿Y cómo llegas al Centro de Documentación Teatral del INAEM?

-Pues fue también gracias a mi vinculación con la UAH y, de forma más concreta, con una profesora que nunca me dio clases pero abrió grandes horizontes en mi vida profesional: Cristina Santolaria. Yo trabajaba en el Aula de Teatro y en ese momento a ella le hicieron directora del Centro de Documentación Teatral. Ella necesitaba un apoyo puntual aquí y, aunque era arriesgado dejar lo que tenía –en aquel entonces yo era profesora de español para extranjeros en la Escuela Internacional- me aventuré de nuevo y aquí estoy desde hace 15 años, ayudando a conservar la memoria de nuestro Teatro.