Un profesor de la UAH nos acerca la figura de O’Donnell, uno de los grandes personajes del siglo XIX en España
El profesor de Historia Contemporánea, Antonio M. Moral Roncal, acaba de publicar el libro ‘O’Donnell. En busca del centro político’, una revisión de este interesante personaje de la historia contemporánea española.
-Ha publicado este libro justo después de cumplirse el centenario de la muerte de O’Donnell. Háblenos de su contenido.
-Esta biografía trata de acercar al gran público un interesante personaje de la historia contemporánea de España. He intentado seguir el consejo que escuché a Stanley Payne en una de sus conferencias. Este hispanista lamentaba que la mayoría de historiadores españoles escribiéramos para nosotros mismos y nuestros colegas, en vez de dedicarnos a conectar con el gran público. De ahí que esta biografía sobre Leopoldo O´Donnell tenga, como claro destinatario, a personas interesadas en nuestro pasado y en ese ejercicio de libertad que conlleva la lectura de una biografía. Este canario fue un político que logró liderar e impulsar un partido centrista, la Unión Liberal, plataforma desde la cual intentó dar un paso más en la construcción de una España liberal y moderna. Un paso que quiso que fuera más sólido.
-¿Qué fue más y mejor, militar o político?
-Como militar realizó una brillante carrera durante la Primera Guerra Carlista (1833-1840) defendiendo el trono de Isabel II frente a las banderas de su tío, el infante don Carlos. Leopoldo O´Donnell finalizó el conflicto con el empleo de general en jefe del ejército del Centro y capitán general de Aragón y Valencia. Más adelante, fue inspector general de infantería y ministro de la Guerra, cargos desde donde se ocupó de mejorar la administración, organización y sueldos de los militares, que se lo agradecieron reconociéndole un liderazgo indiscutible a partir de 1854. Fue senador, ministro y presidente del gobierno en tres ocasiones. Tuvo sus aciertos y errores, como se analizan en el libro. En su segunda presidencia (1858-1863) se desarrolló lo que se considera la ‘etapa dorada’ del reinado de Isabel II: prosperidad económica, desarrollo administrativo y legislativo, estabilidad social e iniciativa en política exterior. Sin embargo, en aras de la unión interna de su partido, retardó al máximo dos cuestiones importantes: la renovación de las legislaciones electoral y de prensa. Cuando se decidió a llevarlas a cabo, en su tercer gobierno, la oposición consideró que ya era tarde...
-O’Donnell fracasó en su intento de crear un centro político en España. La búsqueda del centro político sigue vigente, profesor, pero parece que no hay manera de que en España prospere un partido de centro, ¿qué nos cuenta la historia al respecto?
-O´Donnell intentó crear una partido central entre los dos grandes de la época: el Moderado y el Progresista. Su aspiración fue unir lo mejor, lo más sano, la excelencia de las élites de cada agrupación para lograr una estabilidad política que abriera un amplio periodo de paz, necesario para el progreso de la nación. Como advirtió el embajador británico Houden en 1858, lo que España necesitaba era un gobierno ‘que durara algo’, ya que se sucedían rápidamente los gabinetes en el poder, con el consiguiente desgaste e inestabilidad del sistema político de Monarquía constitucional. Cabe recordar que tuvo cierto éxito, ya que la Unión Liberal sobrevivió a la muerte de su líder. Sin embargo, ese proyecto centrista tuvo problemas para consolidarse: la negativa de los otros dos grandes partidos a perder influencia y poder; la evidencia final de que había sumado políticos moderados y progresistas pero no los había fusionado... Todo ello se analiza detenidamente en el libro. En la historia política de España, han sido numerosas las ocasiones en que se ha intentado impulsar un partido centrista, aprovechando circunstancias históricas favorables, como el agotamiento o desprestigio de dos grandes fuerzas antagónicas. Sin embargo, han tenido muchas dificultades porque el espacio electoral de centro se ha disputado siempre entre numerosos partidos.
Antonio Moral Roncal. |
-También puso su esfuerzo en mejorar la imagen de la Corona frente a la sociedad. Es que parece que la historia se repite…
-En España, la Corona ha tenido siempre que adaptarse ante las circunstancias tan rápidamente cambiantes de la Historia contemporánea. O´Donnell, profundamente monárquico, apoyó cuantas iniciativas supusieran una mejora en la imagen de la Corona, tal y como el liberalismo y los nuevos tiempos estaban demandando en Europa. La etiqueta, excesivamente rigurosa en muchas ocasiones, distanciaba la relación entre la familia real y la sociedad. Resultaba necesaria una mayor visibilidad de sus miembros, sobre todo de los reyes, y del príncipe de Asturias. O´Donnell siempre defendió con claridad el imaginario monárquico como símbolo nacional. Por ello, entre otras medidas, se organizaron diversos viajes de Isabel II por tierras españolas, los más importantes durante su segundo gobierno. A través de esos viajes, se puso en mayor contacto la familia real con la población, identificándose con la diversidad regional e impulsando una nueva legitimidad popular de la Monarquía.
-¿Qué lecciones tenemos que aprender de este líder político?
-O´Donnell fue presidente del gobierno en tres ocasiones y en una de ellas logró que su gobierno durara 5 años, el máximo record de permanencia y estabilidad de un partido en el poder en el reinado isabelino. Tuvo capacidad de liderazgo, de escucha del adversario, de lograr ciertos acuerdos entre tendencias políticas liberales enfrentadas. Leopoldo O´Donnell evitó declaraciones categóricas y excesivamente comprometedoras en materia de doctrina política, para evitar un encasillamiento ideológico rígido. En su opinión, España había tenido demasiados principios pero muy pocos logros reales desde 1812. Su acción de gobierno lo demostró: más logros que principios ideológicos pero... esto le terminó pasando factura. Y es que toda acción política, en el fondo, necesita claros principios ideológicos.
-¿Cómo se debe valorar su acción de gobierno, entonces?
-O´Donnell y la Unión Liberal fueron la premonición de lo que pudo ser el reinado isabelino y fue el de Alfonso XII: la convicción y la esperanza de que el liberalismo monárquico, pese a todos sus avatares y problemas, constituía una herramienta que valía la pena recorrer en la construcción de la modernidad española.
Publicado en: Entrevista