¿Puede la ciencia predecir un terremoto?
Tras los últimos terremotos que han arrasado distintas zonas de Turquía y Siria, la geóloga de la Universidad de Alcalá, Teresa Bardají, explica las características sísmicas del terreno y si se pudo haber previsto.
- Geológicamente, ¿qué ha sucedido en este terremoto?
- Los terremotos se producen porque las fallas tectónicas van acumulando energía hasta que se produce la rotura y el desplazamiento, liberándose de golpe toda la energía acumulada en forma de ondas sísmicas.
- ¿Qué falla está implicada en el seísmo?
- Estos terremotos están siendo producidos por movimientos de la falla del Este de Anatolia, que debe su nombre a la península homónima. Esta península está limitada por dos fallas (Anatolia Norte y Anatolia Este) que configuran una pequeña placa tectónica que se desplaza hacia el norte.
- Antes de este terremoto ¿ya se consideraba zona sísmica?
- Sí, es un territorio tectónicamente activo que ha sido muy estudiado. En general, toda la zona del Mediterráneo, incluido el sur de España, se considera una zona sísmicamente activa por ser una zona de límite de placas donde convergen la gran placa Euroasiática y la gran placa Africana.
- ¿Se podría haber previsto?
- Las zonas sísmicamente activas están continuamente monitorizadas, pero no se puede predecir cuándo va a ocurrir un terremoto por lo que la prevención tiene que enfocarse de otra manera. Los terremotos, por si solos, no causan muertes, sino que son los edificios que caen los que producen las catástrofes. Es necesario, por tanto, evitar que se caigan los edificios construyendo edificaciones sismorresistentes. En Japón, por ejemplo, con una actividad sísmica muchísimo mayor, se producen muchas menos muertes ya que se construye para aguantar esa máxima intensidad esperable.
Obviamente, cuanto más cerca se esté del epicentro del terremoto, más fuertes serán los temblores, además, también hay que tener en cuenta las características del sustrato geológico que hace que se amplifiquen las ondas sísmicas en mayor o menor medida.
Por otro lado, es importante conocer cuál es la máxima intensidad o movimiento asociado a una falla. Estos datos se consiguen no por el registro únicamente de los sismógrafos (que solo aportan datos del siglo XX) sino analizando el registro histórico, el arqueológico y el geológico reciente que nos pueden aportar datos de terremotos fuertes que se produjeron en el pasado.
Por ejemplo, en Alcalá de Henares, que no se considera una zona especialmente sísmica, existen registros geológicos y arqueológicos de terremotos importantes de época romana que, si se repitieran, causarían mucho daño en la ciudad.
- Volviendo al terremoto de Turquía, ¿tuvo muchas réplicas?
- Bastantes, de hecho, algunas fueron incluso mayores que las del terremoto principal. Esto es algo habitual, ya que la energía se acumula en distintos puntos desencadenando sucesivas rupturas y, por lo tanto, más movimientos.
- Durante el seísmo, varios habitantes vieron una serie de luces de colores procedentes de unas grietas del suelo. Desde el punto de vista científico, ¿este hecho tiene alguna explicación?
- En muchos casos se han mencionado luces y resplandores tras un terremoto, pero no parece que haya consenso entre la comunidad científica acerca de su origen o su relación con el propio terremoto. Las opiniones varían desde los que niegan rotundamente la relación entre ambos fenómenos, hasta quien propone procesos de ionización producidos tras la rotura de enlaces cristalinos dentro de determinados tipos de rocas. De cualquier forma, no parecen tener una explicación científica clara.
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