Halloween, un fenómeno de globalización y de sacralización de la sociedad
El director del Instituto de Investigación en Estudios Norteamericanos, el Instituto Franklin, Julio Cañero, habla del origen del ‘All Hallows’Eve’ (Hallowen) y del éxito que ha tenido su implantación en España
Julio Cañero. |
Si se pregunta a cualquier niño/joven menor de 20 años sobre lo que se festeja la noche del 31 de octubre es claro que un porcentaje muy abultado dirán se celebra Halloween, aunque en España esté marcado en el calendario como la víspera de Todos los Santos. En Estados Unidos también se conmemora lo mismo, la víspera de Todos los Santos (en inglés All Hallows’ Eve y de ahí la contracción Halloween) y se trata de una festividad con un origen pagano, como en muchos otros casos ocurre en todo el mundo. ‘Su origen está en las celebraciones de fin del verano que los pueblos celtas realizaban en las Islas Británicas. En esta época del año, la noche gana al día en horas, por lo que se identificaba la fecha con la magia, y el triunfo de la oscuridad sobre la luz. Los pueblos celtas pensaban que, en esa noche, la puertas del mundo de los muertos se abrían y que éstos podían caminar libremente de nuevo por el mundo de los vivos. Para evitar ser arrastrados al mundo de los muertos, los pueblos celtas se disfrazaban, engañando así a los difuntos. Los sacerdotes cristianos que evangelizaron las tierras celtas británicas adaptaron la vieja tradición de la noche en la que lo oscuro vencía a lo claro. Esta tradición fue posteriormente llevada a Estados Unidos por los inmigrantes irlandeses, en el siglo XIX, asentándose en el país y convirtiéndose en una de sus celebraciones más reconocidas a nivel mundial’.
En España, la festividad del Día de Todos los Santos, como en Hispanoamérica, y especialmente en México, el Día de los Muertos, también tuvo un origen pagano que luego fue cristianizado. Esta celebración ha ido perdiendo en gran medida su componente religioso, como muchos otros aspectos de la vida en la actualidad, siendo sustituida por tradiciones tan alejadas como el Halloween estadounidense. ‘En las grandes urbes, donde la influencia de lo estadounidense es mayor, sobre todo entre los jóvenes, estas fechas se asocian al disfraz de terror y al miedo, pero en los pueblos siguen manteniendo la costumbre de visitar los cementerios para rendir homenaje a los seres queridos que ya no están entre nosotros. En definitiva, el éxito de Halloween tiene mucho que ver con la pérdida de la religiosidad en favor del divertimiento’, señala el experto en cultura norteamericana.
¿Qué tienen de atractivo las fiestas norteamericanas para que las cojamos tanto gusto? El especialista responde: ‘Estados Unidos es hoy, nos guste o no, el epicentro cultural del mundo, como lo fue Europa en el siglo XIX. La capacidad de influencia cultural de la sociedad estadounidense es infinita. Y, lo más interesante, es que es un fenómeno internacional asociado a la globalización. Hoy en día nuestros jóvenes, y no solo los occidentales, visten, comen, escuchan, leen, ven y aprenden como los estadounidenses. En nuestro país, como en el resto del mundo, no hay día que no haya referencia a lo que ocurre en Estados Unidos… Esta influencia es tal que hemos llegado a suplantar muchas de nuestras propias costumbres por aquellas que más nos atraían de ese país’.
Y es que Halloween es una y la más exitosa, pero no es la única: ‘Adaptar Halloween a nuestra cultura, tan identificada con algo similar como podrían ser los carnavales, no ha sido difícil. Otras tradiciones también han cuajado precisamente porque su cercanía lo ha permitido: Santa Claus (aunque nosotros usamos el término francés) o el huevo de Pascua son dos ejemplos. En estos casos, Hollywood ha servido como medio perfecto para afianzar estas celebraciones en las sociedades contemporáneas. Otras, como el Black Friday, son el resultado del modelo económico predominante y en el que nos sentimos cómodos’, añade Cañero.
De momento, en España no se come el pavo de Acción de Gracias y, según el experto de la UAH, tal vez eso no ocurra nunca. ‘Aunque nosotros, en el Instituto Franklin-UAH, sí lo celebramos con nuestros alumnos estadounidenses, esta celebración no ha calado porque se trata de una festividad con un marcado componente patriótico y, por ende, no se han podido transferir a nuestra cultura. Es cierto que el día de Acción de Gracias sí que fue celebrado por los españoles que marcharon a la conquista de América (¡y lo festejamos antes que los colonos británicos!), pero nunca llegó a la Península. Canadá también tiene su Día de Acción de Gracias y, sin embargo, dada su escasa influencia a nivel mundial, apenas es conocido. Lo mismo pasa con la fiesta nacional de Estados Unidos. Allí es todo un acontecimiento que, además, tiene repercusión internacional, pero con toda lógica cada país tiene su propia fiesta patria. Otros casos como el Día de los Presidentes, o el Día de los Veteranos tampoco han tenido una gran repercusión mundial porque, nuevamente, son celebraciones propias de aquel país. Me gustaría destacar, no obstante, que la influencia de la política estadounidense es tal, que muchos órganos de gobierno a nivel internacional han adoptado el mandato de cuatro años renovable por otros cuatro tal y como le ocurre al presidente de EEUU.
Y también, hasta ahora, nos hemos librado de celebrar el Día de San Patricio, fiesta irlandesa conocida más por su celebración en Boston o Chicago que por las efemérides celebradas en la isla esmeralda. Pero cada vez son más, y en más lugares, los que celebran esta festividad. 'En España, de momento, preferimos el rojo de la Tomatina', concluye Julio Cañero.
Halloween, fenómeno de globalización y de diversión
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Alcalá de Henares, 30 de octubre de 2018. Si se pregunta a cualquier niño/joven menor de 20 años sobre la festividad de mañana, sin hacer encuestas, es claro que un porcentaje muy abultado dirán que el día 31 de octubre se celebra Halloween, aunque en España esté marcado en el calendario como la víspera de Todos los Santos. En Estados Unidos también se conmemora lo mismo, la víspera de Todos los Santos (en inglés All Hallows’ Eve y de ahí la contracción Halloween) y se trata de una festividad con un origen pagano, como en muchos otros casos ocurre en todo el mundo. ‘Su origen está en las celebraciones de fin del verano que los pueblos celtas realizaban en las Islas Británicas. En esta época del año, la noche gana al día en horas, por lo que se identificaba la fecha con la magia, y el triunfo de la oscuridad sobre la luz. Los pueblos celtas pensaban que, en esa noche, la puertas del mundo de los muertos se abrían y que éstos podían caminar libremente de nuevo por el mundo de los vivos. Para evitar ser arrastrados al mundo de los muertos, los pueblos celtas se disfrazaban, engañando así a los difuntos. Los sacerdotes cristianos que evangelizaron las tierras celtas británicas adaptaron la vieja tradición de la noche en la que lo oscuro vencía a lo claro. Esta tradición fue posteriormente llevada a Estados Unidos por los inmigrantes irlandeses, en el siglo XIX, asentándose en el país y convirtiéndose en una de sus celebraciones más reconocidas a nivel mundial’. En España, la festividad del Día de Todos los Santos, como en Hispanoamérica, y especialmente en México, el Día de los Muertos, también tuvo un origen pagano que luego fue cristianizado. Esta celebración ha ido perdiendo en gran medida su componente religioso, como muchos otros aspectos de la vida en la actualidad, siendo sustituida por tradiciones tan alejadas como el Halloween estadounidense. ‘En las grandes urbes, donde la influencia de lo estadounidense es mayor, sobre todo entre los jóvenes, estas fechas se asocian al disfraz de terror y al miedo, pero en los pueblos siguen manteniendo la costumbre de visitar los cementerios para rendir homenaje a los seres queridos que ya no están entre nosotros. En definitiva, el éxito de Halloween tiene mucho que ver con la pérdida de la religiosidad en favor del divertimiento’, señala el experto en cultura norteamericana. ¿Qué tienen de atractivo las fiestas norteamericanas para que las cojamos tanto gusto? El especialista responde: ‘Estados Unidos es hoy, nos guste o no, el epicentro cultural del mundo, como lo fue Europa en el siglo XIX. La capacidad de influencia cultural de la sociedad estadounidense es infinita. Y, lo más interesante, es que es un fenómeno internacional asociado a la globalización. Hoy en día nuestros jóvenes, y no solo los occidentales, visten, comen, escuchan, leen, ven y aprenden como los estadounidenses. En nuestro país, como en el resto del mundo, no hay día que no haya referencia a lo que ocurre en Estados Unidos… Esta influencia es tal que hemos llegado a suplantar muchas de nuestras propias costumbres por aquellas que más nos atraían de ese país’. Y es que Halloween es una y la más exitosa, pero no es la única: ‘Adaptar Halloween a nuestra cultura, tan identificada con algo similar como podrían ser los carnavales, no ha sido difícil. Otras tradiciones también han cuajado precisamente porque su cercanía lo ha permitido: Santa Claus (aunque nosotros usamos el término francés) o el huevo de Pascua son dos ejemplos. En estos casos, Hollywood ha servido como medio perfecto para afianzar estas celebraciones en las sociedades contemporáneas. Otras, como el Black Friday, son el resultado del modelo económico predominante y en el que nos sentimos cómodos’, añade Cañero. De momento, en España no se come el pavo de Acción de Gracias y, según el experto de la UAH, tal vez eso no ocurra nunca. ‘Aunque nosotros, en el Instituto Franklin-UAH, sí lo celebramos con nuestros alumnos estadounidenses, esta celebración no ha calado porque se trata de una festividad con un marcado componente patriótico y que, por ende, no se han podido transferir a nuestra cultura. Es cierto que el día de Acción de Gracias sí que fue celebrado por los españoles que marcharon a la conquista de América (¡y lo festejamos antes que los colonos británicos!), pero nunca llegó a la Península. Canadá también tiene su Día de Acción de Gracias y, sin embargo, dada su escasa influencia a nivel mundial, apenas es conocido. Lo mismo pasa con la fiesta nacional de Estados Unidos. Allí es todo un acontecimiento que, además, tiene repercusión internacional, pero con toda lógica cada país tiene su propia fiesta patria. Otros casos como el Día de los Presidentes, o el Día de los Veteranos tampoco han tenido una gran repercusión mundial porque, nuevamente, son celebraciones propias de aquel país. Me gustaría destacar, no obstante, que la influencia de la política estadounidense es tal, que muchos órganos de gobierno a nivel internacional han adoptado el mandato de cuatro años renovable por otros cuatro tal y como le ocurre al presidente de EEUU. Y también, hasta ahora, nos hemos librado de celebrar el Día de San Patricio, fiesta irlandesa conocida más por su celebración en Boston o Chicago que por las efemérides celebradas en la isla esmeralda. Pero cada vez son más, y en más lugares, los que celebran esta festividad. En España, de momento, preferimos el rojo de la Tomatina.
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Publicado en: Reportaje