Sol, playa... y libros

Pedro Sánchez-Prieto Borja, Director de la Editorial Universidad de Alcalá y profesor en el departamento de Filología, Comunicación y Documentación de la Universidad de Alcalá, pregunta a sus colegas por las obras que recomendarían para leer este verano.

Agobiados por el horario de las clases, la elaboración de trabajos, el artículo que teníamos que haber enviado hace tiempo, ese congreso tardío, ya en plena canícula, los papeles que se acumulan en la mesa, los mensajes que llenan la bandeja de entrada del correo, apenas si encontramos tiempo para leer. Por fin llegan las vacaciones de agosto, el único tiempo que nos pertenece casi por entero. Cambiados los zapatos par las sandalias o las playeras, volvemos por breves días a esa isla lejana que fue nuestra niñez, en la que el tiempo no era el acelerado latir de ahora, sino un discurrir pausado de las horas en el podían alojarse experiencias siempre nuevas, como el descubrimiento de ese recodo más profundo del río en que nos bañábamos, al menos quienes pudimos disfrutar de una infancia libre y un poco salvaje. Ahora, la mayor aventura es, seguramente, la que podemos vivir en las páginas de los libros que acaban de aparecer, o para los que nunca tuvimos tiempo.

Si me preguntan qué leer, los entusiastas, por no decir fanáticos, lectores de poesía encontrarán en la Biblioteca de Premios Cervantes de la Editorial Universidad de Alcalá nombres como Joan Margarit, con Joana (2020), un poemario portentoso a la muerte de su hija. Francisco Brines nos descubre en El otoño de las rosas y La última costa (2021) que la poesía puede ser vida y la vida, poesía. Cristina Peri Rossi construye en su Nocturno urbano (2022) un laberinto de palabras en el que desearemos perdernos. Rafael Cadenas enseña a ofrecer “a manos llenas” nuestra “nada” que no es poco (Florecemos en una abismo, 2024). La experiencia puede continuar en la colección de De luz, piedra y espejo. Poesía en la UAH, dirigida por un excelente poeta, el alumni, Francisco Martínez Morán.

Quizá alguien pueda (re)descubrir a los grandes de verdad de la literatura española, Galdós y Emilia Pardo Bazán. Del canario transmutado en madrileño iba a recomendar Aita Tettauen (Episodios Nacionales, serie 4, libro 6), pero nuestra compañera de grupo de investigación, Belén Almeida, va mucho más allá: “Política, aventuras, amores, batallas, saltar las tapias de un convento y una reunión de masones; campos, calles y cafés, fake news, censura, violencia; personajes leales, personajes chaqueteros, religiosos y ateos, esperanza y horror, a lo largo de muchos años (de 1813 a 1832) y diez novelas engarzadas. Si no quieres que se te acabe la lectura estas vacaciones, te propongo la segunda serie de los Episodios nacionales de Galdós: te garantizo que no te aburrirás.” De la gallega, y madrileña “a tiempo parcial”, recomiendo Insolación (¿qué título le hubiera dado Doña Emilia a esta novela si hubiera conocido los veranos de ahora?). Como prueba de actualidad, diré que mis estudiantes eligieron esta obra para un trabajo colectivo.

Dejémonos aconsejar por una experta en literatura actual, la profesora Ana Casas: “Hamnet, de la escritora irlandesa Maggie O’Farrell (2021). De esta estupenda novela se ha dicho que narra la historia de ese gran escritor que fue William Shakespeare desde los márgenes, poniendo el foco en los miembros de su familia (sus padres y hermanos, pero sobre todo su mujer e hijos). Mientras él triunfaba en Londres como autor de comedias y tragedias, ellos permanecían en la casa familiar de Stratford y llevaban vidas sencillas, aparentemente poco interesantes. Sin embargo, el retrato de Agnes, su mujer, y de sus hijos Susanna, Judith y Hamnet revela la grandeza de lo cotidiano, esa que Shakespeare tan bien supo plasmar en su obra: el amor y la empatía, el deseo de conexión con el otro, el dolor por la ausencia y la pérdida de los seres queridos”.

Sigo preguntando a mis colegas y Delfina Vázquez me escribe esto: “mi recomendación elegida es Cuarentena, del escritor griego Petros Márkaris (Tusquets, 2022). Consiste en un conjunto de relatos breves que tienen como punto en común la pandemia de la COVID-19 en Atenas, aunque también se incluyen narraciones con otros temas. Es una lectura entretenida, en la que encontramos situaciones que nos resultarán familiares y donde también tienen cabida la crítica social y el humor”. Y, ya en vena, añade: “Contra el viento del norte, de Daniel Glattauer. Una de las novelas más adictivas que podrás encontrar. A partir de un mensaje de correo electrónico a una dirección errónea, dos desconocidos entablan una conversación por esta vía, hasta llegar a límites difíciles de predecir. El austriaco Daniel Glattauer hizo con esta obra de 2006 una adaptación actual a la antigua novela epistolar, con una intrépida sucesión de mensajes, en los que hay mucho humor, pero también amor, dolor y soledad. Para quienes se enganchen a la historia, hay una segunda parte, Cada siete olas”. Y una más: “Tea Rooms, de Luisa Carnés. En esta breve novela de 1934, la autora, destacada defensora de los derechos de las mujeres, retrata la vida de las dependientas de una pastelería y salón de té del centro de Madrid en los años 30 [...]. Con un estilo muy conciso, Luisa Carnés nos acerca a las duras condiciones de trabajo de su tiempo a través de personajes inolvidables”. Y, por último, El disputado voto del señor Cayo, de Miguel Delibes, y precisa Delfina Vázquez, con toda la razón del mundo: “Este clásico publicado en 1977 parece estar más de actualidad que nunca, ya que trata la hoy llamada “España vaciada” y su choque con la ciudad. La historia narra el viaje de unos militantes políticos, en plena campaña electoral, a una zona despoblada de Burgos, donde conocerán a un solitario vecino con una manera de ver la vida muy diferente a la suya. Una lectura amena, pero con una profunda reflexión sobre el mundo actual y el que hemos dejado atrás”. Y otra más:

Marina Serrano, doctora por la UAH, nos propone “Alessandro Baricco. Seda. Barcelona, Anagrama, 2021, 125 páginas. Al igual que la seda acaricia la piel, Baricco nos roza el alma con los viajes que el protagonista, Hervé Joncour, realiza por su ocupación: la compraventa de gusanos de seda. En ocasiones hay que alejarse del hogar para reparar que las mejores ganancias son aquellas que se cobran con amor y lealtad”.

En forma epistolar, Diego Sánchez Sierra, compañero de fatigas investigadoras, se confiesa: “Te dejo por aquí la recomendación literaria que nos pediste hace varios días, pero que se me pasó mandarte. Se trata de Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena, un clásico del suspense que descubrí hace poco porque varios familiares y amigos me recomendaron la película (estrenada en Netflix en diciembre) y, por supuesto, no quería verla sin haber leído antes la novela. Junto a su protagonista, Alice Gould, nos adentramos en un sanatorio mental en el que es ingresada. En su delirio (o no), cree ser una investigadora privada, inmersa en un caso que debe resolver para no ser tomada por loca. Sin embargo, según una carta de su médico particular, tiene una obsesión paranoica por atentar contra su marido. La novela engancha hasta el final, pues, como lectores, debemos elegir entre creer que padece un grave trastorno psicológico o considerar que sufre una constante persecución [...]. Espero que la recomendación te resulte útil. En los últimos meses es lo único que he podido leer porque casi siempre en cuanto me metía en la cama me quedaba roque [aquí emoticono, pero yo no los distingo bien]”. 

Raquel López se lo toma muy en serio, y no me queda otra que recortar su mensaje: “Lejos de Egipto, de André Aciman (Libros del Asteroide), el libro más querido de su autor y seguramente el más emblemático, es una vívida y melancólica evocación de la infancia como paraíso perdido, y de los perfumes y melodías de un luminoso mundo que el lector tampoco querrá abandonar”. Otra propuesta es Siete casas vacías, de Samanta Schweblin (Páginas de Espuma), novela corta de “una científica cuerda contemplando locos”, pero la cordura es superficial, y con los personajes viviremos nuestros terrores cotidianos. Y añade Raquel La risa caníbal. Humor, pensamiento cínico y poder, de Andrés Barba (Ed. Alpha Decay), donde se afirma que “la risa caníbal reaparece cuando los límites del humor, la incorrección y la ofensa son objeto de uno de los debates más encendidos entre la opinión pública”. Por último, Obra maestra, de Juan Tallón (Ed. Anagrama) cuenta una historia del todo inverosímil y que, sin embargo, sin embargo sucedió”: ¿cómo puede desaparecer una pieza de 38 toneladas encargada por el museo reina Sofía?”.

En fin, nada hay como que tener amigos que te hagan el trabajo, y más con temperaturas que abotargan nuestro cerebro. Y si ustedes devoran estos libros, siempre pueden añadir alguna novela de Haruki Murakami, “todavía no” premio Nobel; por ejemplo, La caza del carnero salvaje. Seguro que, a pesar de la distancia, se reconocen, siquiera un poco, en alguno de los personajes. Además, esta sí que es una lectura refrescante, al menos la de las páginas que transcurren en el glacial invierno de la isla de Hokkaido, y no cuento más.

Felices vacaciones, y ¡felices lecturas!

Publicado en: Actualidad