María del Rosario Fernández Ruiz, investigadora del UAH, consigue una Starting Grant del Consejo Europeo de Investigación

Su proyecto se centra en el uso de la fibra óptica para la transmisión de datos y sensado de cosas como la temperatura para obtener información sobre movimientos sísmicos o cambios de temperaturas en los océanos

Es un día normal, como cualquier otro. La temperatura es la habitual para el mes de julio. Hacer las actividades rutinarias se ha convertido en un proceso automatizado. Pero hay algo diferente. Hay unos nervios que llevan estando ahí desde que empezó el mes. Hay una incertidumbre presente que va aumentando conforme pasan los días. Hasta que todo se para. Hasta que llega ese correo tan esperado diciendo que te han concedido la Starting Grant que habías solicitado. Y así, con ese mensaje, es cómo María del Rosario Fernández Ruiz, investigadora de la UAH, vio que el esfuerzo y sacrificio llevados a cabo durante meses habían dado sus frutos. “Las Starting Grant tienen un proceso de evaluación de dos etapas. En la primera se presenta un proyecto y luego hay una entrevista. Ya me había presentado en 2021, trabajé muy duro y fue muy costoso, pero no me la dieron. Así que, esta vez, era consciente de lo difícil que es pasar una convocatoria muy competitiva. No esperaba mucho. Hice el trabajo como la primera vez, intentando aprender de los errores, pero sin esperar nada. Me acuerdo de que cuando recibí el correo diciendo que había superado la primera etapa no pude hacer nada más ese día. Quería celebrar. Y luego fue cuando empezó la parte de la preparación de la entrevista. Durante la segunda semana de junio ya se había comentado que si el resultado era positivo, te avisaban en julio. Y si no, había que esperar a la resolución en septiembre. Claro, cuando llegó julio y vo veía que iban pasando los días, estaba cada vez más nerviosa. Decía ‘bueno, no me dicen nada. Supongo que no ha sido posible superar la segunda fase’. Pero luego recibí el correo que tanto esperaba. Fue una alegría tremenda poder llevar a cabo el trabajo que había propuesto”.

Estas dos fases en las que se divide el proyecto requieren sacrificio y dedicación. Trabajo constante durante varios meses. En palabras de la investigadora, “la preparación del proyecto fue una etapa bastante dura. La fecha de entrega era octubre de 2024 y recuerdo empezar en mayo a prepararlo. Me pasé todo el verano trabajando en él. En cuanto a la segunda parte, la entrevista, recuerdo que también fue muy dura. No solo era preparar la entrevista, sino que todo estaba unido a los nervios que tenía por hacerlo bien. Recuerdo pasarlo un poco mal, pero ahora estoy muy contenta porque veo que mi esfuerzo ha dado sus frutos”.

Una Starting Grant es una ayuda otorgada por el Consejo Europeo de Investigación (ERC) para apoyar al personal investigador que se encuentra en las primeras etapas de su carrera profesional. Las Starting Grants pueden concederse por un máximo de 1,5 millones de euros para un periodo de 5 años. En la convocatoria de 2025, un total de 478 científicos de 25 países europeos recibieron financiación por un valor de 761 millones de euros. 28 de ellos se desarrollarán en España, convirtiendo al país en la octava región con más subvenciones. Esta es la cuarta starting grant en la historia de la Universidad de Alcalá.

EL PROYECTO PREMIADO

La investigación llevada a cabo por María del Rosario Fernández se centra en la fibra óptica, un campo dentro de su área de conocimiento. “Desde el 2020 hay mucho interés por la transmisión de datos por fibra óptica, que ya está instalada alrededor del mundo. Si la aprovechamos para hacer un sensado de cosas como la temperatura, podemos extraer muchísima información de procesos naturales que ocurren en el mundo, incluyendo terremotos, cambios de temperatura en el océano… Y repito, son un tipo de cosas que se pueden detectar de manera eficiente con instrumentos que ya están instalados. El problema es que, hasta la fecha, no se ha conseguido que la misma fibra transmita datos y sea capaz de utilizarse como sensor distribuido. Es incompatible por culpa de los niveles de energía que se requieren en las distintas aplicaciones. El sistema de procesador que yo propongo permite esa compatibilidad requiriendo menos energía”, apunta la investigadora.

El proyecto se va a dividir en varias tareas. En primer lugar, las acciones se centrarán en el desarrollo de la base matemática necesaria para la creación de un amplificador. Seguidamente, se harán pruebas en laboratorio para ver cómo mejora el rango de los sensores distribuidos. Y, por último. se realizarán dos pruebas de campo diferentes: una para hacer medidas en fibras transoceánicas y otra en medidas para fibras a nivel metropolitano, en ciudad.
Las aplicaciones de este proyecto son muchas. “Esto nos permitiría hacer análisis de manera distribuida por toda la superficie del agua y no solo en determinados puntos. Es algo muy interesante con el cambio climático presente hoy en día, porque, además, se pueden medir terremotos, movimientos sísmicos o prevenir tsunamis. Y ahí estoy hablando de la fibra transoceánica. Si nos vamos a la fibra que está en continentes, en las ciudades se puede
utilizar para detectar problemas en gasoductos, oleoductos, o prevenir roturas en la propia fibra, solucionando el problema antes de que se produzca.

SU TRAYECTORIA

Durante su carrera, María del Rosario Fernández ha pasado por numerosas ciudades que han contribuido a su formación. En las primeras etapas profesionales, trabajó en una consultora. Era un trabajo que no le llenaba. Sentía que su tiempo en la universidad había sido mucho más gratificante, así que decidió seguir una carrera más académica y de investigación. Años después se fue a Canadá para seguir investigando. Allí tuvo la oportunidad de trabajar con un grupo multicultural que le aportó un gran crecimiento a nivel profesional y personal. De vuelta en España, se puso en contacto con varios grupos de investigación hasta acabar en uno en la Universidad de Alcalá.

La historia de María del Rosario Fernández Ruiz es una historia de constancia y de compromiso. De no tomarse un no como respuesta. En 2021 solicitó una Starting Grant que no se le acabó concediendo, pero no dejó que le desanimara. “Hay que ser consciente de que no siempre te van a dar lo que quieres. No significa que el trabajo que estás haciendo es necesariamente malo. Se trata de seguir trabajando, de no perder la esperanza y de hacer un buen trabajo. Al final, el crecimiento que vas teniendo día a día hace que seas consciente de algunas cosas que otros años pasabas por alto. Creo firmemente que las cosas se consiguen si uno pone empeño en ello”, apunta la investigadora. Estas palabras sirven para motivar a los más jóvenes, para hacerles ver que es normal que se encuentren baches en su carrera, pero no hay que dejar que destruyan todo lo que han conseguido.

Publicado en: Reportaje