Paisaje y energías renovables, una difícil combinación



La proliferación de parques eólicos y plantas solares provoca polémicas por su impacto visual en el patrimonio, el territorio y el paisaje. Cada vez son más las normativas y las voces que exigen que la implantación de las instalaciones de energía renovable no perjudiquen el entorno.

Jesús Carlos Diego Rodríguez, miembro del grupo de investigación Intervención en el Patrimonio y Arquitectura Sostenible de la UAH, que coordina la profesora Pilar Chías, valora este asunto, que se ha tratado durante la Semana de la Ciencia.

-¿Es posible compatibilizar paisaje y energías renovables?

-Creo que es posible integrar las energías renovables con la actual concepción de paisaje; el error de las empresas suele ser la elección del lugar de implantación. Las tecnologías que hoy día causan más controversia en España son las tecnologías eólicas ‘on-shore’ –instalaciones en tierra- y las solares, tanto las térmicas como las fotovoltaicas.

-Lo cierto es que el impacto visual de placas solares y aerogeneradores suele ser grande…
-Las instalaciones eólicas suelen situarse en grandes llanuras o en la cresta de líneas montañosas, dada la gran velocidad que el viento alcanza en esos puntos. El problema es que no se tiene demasiado en cuenta el enorme impacto visual de estos emplazamientos (y más con el considerable tamaño de los aerogeneradores de gran potencia actuales) que, además, suelen estar en el entorno de poblaciones y vías de gran afluencia. Algún ejemplo de ello, que hemos estudiado en nuestro equipo de investigación, son los parques eólicos de Muela I, Las Lomillas, Cuesta Colorada y Cerro del Palo, que suman un total de 132 aerogeneradores de 1,5 kW en la llanura al borde de la A3 entre las poblaciones de Tébar y Atalaya del Cañavete, en la provincia de Cuenca. Y el paradigma de lo que decimos es el parque eólico de Carrascosa, que se construyó en 2006 en el entorno del Conjunto Histórico de Uclés, declarado Bien de Interés Cultural en 1931. Este parque cuenta con un total de 19 aerogeneradores en la cresta de la Sierra de Carrascosa, y se sitúa como fondo visual del monasterio. Aunque con posterioridad se quisieron construir varios parques más, el Ayuntamiento y la movilización ciudadana lograron paralizarlos.

Jesús Carlos Diego.
Por otra parte, las placas solares causan gran impacto visual por la gran superficie que ocupan y el contraste cromático con los lugares en que están ubicadas. El problema, al igual que en el caso de los aerogeneradores, es el emplazamiento que se elige, al paso de vías de gran afluencia o en el entorno de paisajes de gran calidad. Un ejemplo claro es la planta solar fotovoltaica Saelices, a 500 metros del Parque Arqueológico de Segóbriga, considerada la ciudad romana mejor conservada de la península y Bien de Interés Cultural desde 1931, que además, está protegida visual y paisajísticamente desde 1988. A pesar de ello, la planta solar se ve desde prácticamente todo el parque.

-¿Podemos hablar de contaminación visual cuando nos referimos a este tipo de instalaciones?
-Todo depende del emplazamiento que tengan y el número de personas que pueden verlas. Si la ubicación está bien escogida no podemos hablar de contaminación visual, dado que la ‘accesibilidad’ de la instalación será mínima, es decir, que el número de personas que están expuestas a verlas es pequeño. Sin embargo, en el caso de Uclés y Segóbriga sí podríamos hablar de contaminación visual.

-Se supone que este tipo de instalaciones promueven un desarrollo más sostenible, pero la contradicción es que a la vez, están provocando impacto negativo…
- Tenemos que tener en cuenta que en Europa, y más concretamente en España, empezamos a concienciarnos sobre el impacto visual sobre el paisaje y el patrimonio hace poco más de 15 años, con la entrada en vigor del Convenio Europeo del Paisaje y de la Carta de Cracovia, ambos en el año 2000. Está claro que años atrás se tomaron malas decisiones respecto a la elección del emplazamiento de algunas de estas instalaciones, pero esperemos que con el trabajo de todos y una mayor concienciación de las empresas y la ciudadanía, se deje de hablar poco a poco del impacto visual de las energías renovables.

-¿Hay soluciones posibles?
-Creo que sí. Hay que tener en cuenta muchos factores a la hora de elegir los emplazamientos. Muchos investigadores han analizado aspectos como la distancia a la que se perciben los aerogeneradores, la influencia de la dispersión atmosférica y la meteorología media del lugar o el contraste con el fondo escénico... Una de las soluciones es evitar situarlas en paisajes de cierta importancia o en el entorno de espacios con valor patrimonial. Nuestro grupo de investigación y yo en mi tesis doctoral estamos investigando sobre ello. En cierta manera, si se consigue que la sociedad y las empresas desarrollen una sensibilidad hacia el paisaje, el patrimonio y su entorno, y que los ingenieros y arquitectos implementemos una metodología adaptada a estas necesidades que sea eficaz para las empresas, se conseguirá avanzar y reducir o evitar posibles impactos.