Es codirector del Laboratorio de Fisiopatología Renal de la UAH y profesor del departamento de Ciencias de la Salud. También es el jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias y ahora, director de la Fundación para la

Diego Rodríguez Puyol.

Investigación Biomédica en este hospital.

-¿Qué son las fundaciones biomédicas, profesor?
-Las fundaciones biomédicas son entidades autónomas promovidas en los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid para impulsar la investigación y la docencia en los centros hospitalarios. Nos dedicamos a gestionar la investigación relacionada con los ensayos clínicos y también otro tipo de estudios vinculados a enfermedades, medicina, observación e, incluso, desarrollamos proyectos de investigación financiados por organismos públicos. Además, colaboramos con la docencia.

-Háblenos de la implicación de la UAH en esta Fundación
-La UAH es uno de los patronos naturales de la Fundación. La vicerrectora de Investigación y Transferencia, María Luisa Marina, representa a la Universidad en esta entidad y colabora con nosotros de forma estrecha. Ya existen convenios de colaboración entre las dos instituciones, pero el objetivo es potenciarlos, establecer más puentes en el ámbito de la docencia y la investigación.

-¿A qué retos se enfrenta usted en la dirección de la Fundación?
-El principal reto es lograr el equilibrio económico, que pasa por mantener los proyectos de investigación y conseguir que las entidades públicas y privadas apuesten por ellos en el ámbito hospitalario. Y otro gran reto es, como ya he señalado, ampliar nuestros lazos con la UAH. Tenemos líneas de investigación prioritarias, como la inmunología, la nefrología, las enfermedades cardiovasculares… y tenemos que conseguir mantenerlas y potenciarlas.

-¿La sociedad es consciente de la labor investigadora que se desarrolla en los hospitales públicos?
-Creo que sí, la sociedad sabe y valora este trabajo. Son los gestores públicos los que hablan mucho de la importancia de la investigación en público, pero al mismo tiempo no la facilitan. Los facultativos tienen una gran carga asistencial y eso impide, en muchos casos, el desarrollo de una actividad investigadora adecuada y necesaria para estos profesionales.

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