Ignacio Ruiz: ‘La historia de Francisca de Pedraza es una isla mínima en un océano de desigualdad’



En la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la UAH entrevista al profesor Ignacio Ruíz, autor del libro ‘Una alcalaína frente a un mundo. El divorcio de Francisca de Pedraza’, que narra la historia de una mujer del siglo XVII, heroína de su tiempo y símbolo de la defensa de la dignidad de las mujeres y que en su hazaña contó con el apoyo del rector de la Universidad de Alcalá, don Álvaro de Ayala.

Cuando el profesor Ignacio Ruiz trabajaba en la UAH en su tesis doctoral sobre la jurisdicción académica en Alcalá de Henares durante el siglo XVII, se topó con un tesoro: el proceso de divorcio de Francisca de Pedraza. El ‘idilio’ con esta mujer del siglo XVII, paradigma de la lucha contra la violencia de género, dura ya más de 20 años.

Ignacio Ruiz ha escrito la historia del divorcio de Francisca de Pedraza.

Ignacio Ruiz ha escrito la historia del divorcio de Francisca de Pedraza, pero es ahora cuando ha salido a la luz en forma de libro. ‘Una alcalaína frente a un mundo. El divorcio de Francisca de Pedraza’ se ha convertido en foco de atención mediática en estos últimos tiempos y desvela no solo una realidad cruenta, que afecta a las mujeres de todos los tiempos y condición, también pone en su lugar a una gran personalidad de la historia de la Universidad, don Álvaro de Ayala, el primer rector jurista del Colegio Mayor de San Ildefonso y el primer colegial de la Universidad de Alcalá que había conseguido una licenciatura en Derecho Civil y Derecho Canónico.

Tuvieron que confluir, pues, la fuerza espiritual de Francisca de Pedraza y el humanismo del entonces rector de la UAH para que en pleno siglo XVII, la corte jurisdiccional de la Universidad de Alcalá –de la mano de don Álvaro de Ayala- firmara una sentencia inédita e, incluso, paradigmática para el siglo XXI, ya que el rector de la UAH no solo ordenó el divorcio de Francisca de Pedraza de su maltratador, Jerónimo de Jaras y le obligó a devolver la dote y la mitad de los bienes gananciales de los años de matrimonio, sino que también le impuso al violento una orden de alejamiento que le afectaba a él y obligaba a sus parientes y a todo aquel que tuviera intención de presionar a la mujer maltratada.

En esta entrevista, el profesor de Historia del Derecho y de las Instituciones en la Universidad Rey Juan Carlos, Ignacio Ruiz, un enamorado de la historia de Alcalá de Henares y de la UAH en la que se formó como docente e investigador, habla de esta historia real hecha mito a través de su libro.

-¿Cómo llega a sus manos la historia de Francisca de Pedraza?
-Durante la elaboración de mi tesis doctoral yo manejé miles de procesos de la jurisdicción académica alcalaína y de pronto apareció uno con el título ‘matrimonial’. Me pareció rarísimo. Pensé inicialmente que alguna de las partes procesales era un aforado de la Universidad de Alcalá, pero descubrí que no, y lo que se revela ante mis ojos es una historia durísima de malos tratos, de humillación, de padecimientos, de violencia contra esta mujer. En ese mismo momento decidí que algún día yo daría a conocer esta historia y, aunque he tardado 20 años, la promesa está cumplida.

-Usted ha cedido los derechos de autor de un libro que está teniendo un notable éxito… El objetivo no ha sido, desde luego, pecuniario
-Escribo este libro en homenaje a las mujeres de todos los tiempos que han sufrido y sufren malos tratos, en homenaje a Francisca de Pedraza, una mujer humilde, huérfana de padre y madre, dulce y tranquila, pero con una fuerza interior inmensa, que la lleva a luchar para cambiar su realidad. Y también lo he escrito para reconocer la figura de don Álvaro de Ayala, el primer jurista de la Universidad de Alcalá formado en derecho canónico y privado. Un hombre con una mente abierta, capaz de superar la sociedad de su tiempo y afrontar un proceso en el que dictamina, hace 400 años, una orden de alejamiento para el monstruo, para el maltratador, pero también para toda aquella persona interpuesta que, actuando en nombre de Jerónimo de Jaras tuviera intención de intervenir en la vida de Francisca de Pedraza. Fue un hito en su tiempo y desde luego lo sigue siendo hoy. De hecho, yo recomendaría que los jueces, en algunos casos, copiaran la sentencia de don Álvaro de Ayala, porque todavía hoy los maltratadores utilizan la coerción del entorno, de la familia, para atacar a las víctimas de violencia de género.

-Desde luego, para la Universidad de Alcalá es un honor haber contado con un rector como don Álvaro de Ayala
-Yo siempre he dicho que en la fachada de la Facultad de Derecho este rector inmenso merece una placa que aún no tiene…En la historia de la Universidad de Alcalá hay personajes enormes, que dejan un marchamo excepcional sobre la historia de la Universidad y también sobre la historia de la monarquía hispánica a lo largo de los siglos. Él es uno más, para mí uno de los mejores, pero hay muchos otros.

-¿Quién es Francisca de Pedraza, profesor?
-No es ninguna noble, no tiene ningún poder. Es una mujer como tantas miles de la España de su tiempo, nacida a finales del siglo XVI y criada por las monjas, después de quedar huérfana. Según cuenta la documentación, no era la típica mujer con carácter…es dulce, sensible. Su objetivo en la vida era, como el de tantas otras, casarse, criar a sus hijos, envejecer con sus nietos... Se casa con Jerónimo de Jaras, el típico hombre que en la calle era muy simpático y tenía muchos amigos, pero en casa era un monstruo. Las palizas eran continuas y tremendas y Francisca saca un día esa fuerza interior y decide luchar contra esta situación. Lo hace en los tribunales ordinarios y en los eclesiásticos sin fortuna y entonces le recomiendan acudir al nuncio del Papa, en tierras de España, para suplicar que le permita llevar el caso a otras instancias. El nuncio, a la vista de los hechos, otorga esa dispensa, una cédula que le permite llevar el proceso a donde ella quiera, y ella lo lleva a la corte de justicia de la Universidad de Alcalá, al frente de la que se encuentra un rector inmenso, don Álvaro de Ayala.
La encrucijada del rector es importantísima, porque admite una demanda de una jurisdicción que no le pertenece, pero es que además vivía y paseaba por Alcalá y era consciente de que su actuación sería muy criticada. Pero admitió la demanda y dictó una sentencia lapidaria. Una sentencia que el maltratador intenta recurrir, pero se topa con otro gran hombre, el hijo de El Justicia de Aragón, Dionisio Pérez de Manrique, que archivó este recurso. Nunca más se supo de este proceso…

-Ahí acaba el proceso emprendido por Francisca de Pedraza. ¿Cómo acabaría la historia, profesor?

-La tristeza es enorme, porque ahí acaba la documentación. Pero a mí me gustaría pensar que ella vivió tranquila, vio crecer a sus dos hijos, fue abuela y murió llena de paz, en el olvido de los años horribles que pasó junto al maltratador.
También siento tristeza porque don Álvaro de Ayala, tras su año de Rectorado en la Universidad de Alcalá, ingresó en la Compañía de Jesús y el mismo día de su ingreso murió, por lo que la historia perdió a un gran jurista, a un hombre íntegro.

-Este proceso es un hito excepcional en aquel tiempo y en los siglos posteriores
-Desde luego, esto es una isla mínima en un inmenso océano de la desigualdad histórica. Solo por eso merece la pena haber escrito el libro, para ejemplo y justicia de todas las Francisca de Pedraza que ha habido a lo largo de la historia.