No es extraño encontrar escarabajos en las profundidades, pero sí lo es localizar una nueva especie de escarabajo en una cavidad que tiene 2.140 metros de desnivel, siendo la sima más grande conocida por el hombre, que está enclavada en el Cáucaso Occidental.

Esta nueva especie se ha dado a conocer en un artículo publicado en la revista especializada Zootaxa firmado por una

Vicente M. Ortuño.

investigadora portuguesa, Ana Sofía Reboleira, y el profesor e investigador de la UAH experto en fauna subterránea, Vicente M. Ortuño, y la han bautizado ‘Duvalius abyssimus ’.

Desde luego, se trata de un escarabajo de los abismos, donde a priori parece que es difícil que se instale la vida, aunque Ortuño señala que la especie está en un proceso intermedio de adaptación a la vida subterránea y, de hecho, aún conserva pequeños ojos, órganos que suelen desaparecer en muchas de las especies exclusivamente cavernícolas.

Este coleóptero es depredador y se alimentaría de otras especies de hábitos detritívoros. Digamos que estos escarabajos ejercen el papel de 'lobos' dentro de la cueva, alimentándose de otros animales que 'pastan' sobre los escasos detritos que se acumulan en diferentes enclaves de la sima.

El descubrimiento del nuevo escarabajo, según Ortuño, aporta un registro más sobre las especies que viven en ecosistemas tan desconocidos como los subterrános o hipogeos, y a los que resulta difícil acceder.

De momento, se han localizado 2 ejemplares, un macho y una hembra, y la extracción de estas muestras biológicas ha sido posible graciasa la participación de un equipo de espeleólogos rusos y españoles que llevan años trabajando en la cueva.

Ortuño no descarta que en esta sima pueda haber invertebrados depredadores de mayor tamaño, como ciempiés, pero de momento la especie más grande localizada en la cueva de Krubera con estos hábitos alimenticios es este escarabajo que, en las últimas semanas, ha despertado un gran interés en los medios de comunicación.

Conocer las profundidades para aprender a adaptarnos
El estudio de la fauna subterránea es una línea de estudio muy interesante de cara a conocer cómo se adaptan muchos seres vivos a los cambios climáticos. Porque, de hecho, la vida bajo tierra responde en muchos casos a las dificultades e imposibilidades que se pueden presentar a diversos grupos de animales para desarrollar su vida en superficie; por tanto, en buena parte puede interpretarse como el resultado de la adaptación de las especies a nuevas condiciones ambientales.

Ortuño lleva más de una década investigando la vida subterránea y ha logrado reunir a un equipo importante de colaboradores que están dando luz, y nunca mejor dicho, a importantes hallazgos y descubrimientos . El investigador de la UAH señala que ‘lo que sucede bajo tierra nos puede ayudar a crear modelos predictivos para conocer lo que puede pasar con la fauna que habita la superficie, en determinadas zonas del planeta, cuando se agudice el proceso de cambio climático’.

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